CIUDAD PERDIDA
Botones de muestra de la debacle de Bejarano
Grupos de choque, su única fuerza
Corrupción, su enseñanza
POR MAS brincos y rebuznos que la tribu de René Bejarano ha dado para tratar de confundir a la gente respecto de sus escasos triunfos en las elecciones internas del PRD para elegir candidatos a la Asamblea Legislativa y las delegaciones políticas, su fracaso es contundente y obvio.
LA FUERZA que tanto ha pregonado y vendido al PRD, y los ilusos que le han creído, no existe. La prueba que no deja duda de esa debacle es la derrota del más sumiso seguidor de Bejarano, Agustín Guerrero, en el distrito supuestamente más fuerte de la CID, a manos de una líder de ambulantes aspirante a diputada local. Mantiene, eso sí, algunos grupos de choque, pero esa fuerza política de la que tanto se habló casi ha desaparecido, está en franca decadencia.
AL IGUAL que con su pretensión, desajustada de la realidad, de ser una corriente con presencia en todo el país, Bejarano trata ahora de manipular los nombres de quienes alguna vez estuvieron con él, para hacerlos pasar como militantes de su corriente. Cuestión que dentro y fuera del PRD, se sabe, es mentira.
EL PROCESO de descomposición de la tribu bejaranista no es nuevo, aunque es ahora cuando se manifiesta con toda su contundencia. Hace ya varios años, Armando Quintero, líder de UNyR, rechazó los métodos de control de El Profesor, como llaman a Bejarano, y rompió con la Corriente de Izquierda Democrática (CID).
EN FECHAS recientes, Martí Batres confirmó lo que ya estaba claro: su desprendimiento y el de varios otros militantes del grupo de Bejarano, para crear una nueva tribu -como si eso hiciera falta al perredismo-, e hizo otro hueco al bejaranismo.
COMO ESOS dos desprendimientos significativos hay otros de menor tamaño que mermaron al grupo, hoy apoyado únicamente por fuerzas de choque como los taxistas piratas del grupo Panteras y los Panchos Villa, de tan amarga memoria.
LA ZAGA de esa corriente mantiene, como dijimos, varias posiciones dentro de la estructura de gobierno de la ciudad, tanto en las delegaciones como en la ALDF e incluso en la Cámara de Diputados, en donde, con todo seguridad, alcanzarán alguna posición, pero eso es nada si se compara con las expectativas que había levantado Bejarano, que soñó ser la fuerza única e invencible en la capital.
DONDE MUY difícilmente tendrá cabida será en el gobierno central. Allí, como en casi todo el PRD, como en todo el país, el bejaranismo es sinónimo de corrupción, de manipulación y de corporativismo; por lo tanto, mal haría, muy mal, el gobierno de Marcelo Ebrard, en caso de llegar a la jefatura de Gobierno, en conceder puestos de decisión a las huestes de la CID (hoy Izquierda Democrática Nacional).
POR ESO los brincos, por eso el sonar del rebuzno. El bejaranismo está en franca picada, para bien del PRD, o mejor: para bien de la política en la ciudad. Desgraciadamente el fin de esa tribu no significa la erradicación de los males de corrupción que padece el PRD.
EN TODO el proceso para elegir candidatos a los diferentes puestos de elección popular que realizó ese partido el cambalache de despensas por votos fue una constante que marcó el transcurso del tiempo electoral. Una despensa, un voto, parecía ser la consigna en esta carrera por las diferentes posiciones.
LA LECCION de lo sucedido a Bejarano parece no haber dejado huella en los perredistas. Las malas mañas, impuestas por la poca credibilidad de la gente hacia los representantes políticos, han creado alternativas dañinas para la población y el partido mismo, y se prefiere la dádiva al trabajo de convencimiento, como si el episodio de Bejarano fuera sólo una anécdota más.
REPENSAR EL PRD es una tarea que urge en el organismo que puede convertirse en la fuerza política gobernante en el país, así que si no es ahora, ¿cuándo?