Usted está aquí: viernes 27 de enero de 2006 Mundo Hamas derrota a Fatah y obtiene mayoría en el Parlamento palestino

El grupo radical anuncia que llamará de inmediato a un gobierno de coalición

Hamas derrota a Fatah y obtiene mayoría en el Parlamento palestino

El movimiento fundado por Arafat permanecerá como oposición y sin alianzas: Saeb Erekat

DONALD MACINTYRE THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, en una rueda de prensa, ayer Foto: Reuters

Ampliar la imagen Simpatizantes de Hamas y Fatah se encontraron ayer en la sede del Parlamento palestino, en Ramallah, donde tuvieron algunos jaloneos sin mayores consecuencias, tras conocer los resultados de los comicios legislativos Foto: Reuters

Ciudad de Gaza, 26 de enero. La facción militante islámica Hamas provocó este jueves una fuerte sacudida que pasó por Israel, las capitales occidentales y sus propias filas al obtener la mayoría absoluta en el Parlamento, convirtiéndose en la principal fuerza política palestina.

El movimiento obtuvo 76 de las 132 bancas del Parlamento a cuya existencia se opuso durante casi una década. Así, la inesperada y aplastante victoria de Hamas desafió lo que cualquiera hubiera podido suponer sobre Medio Oriente y arrojó al conflicto israelí-palestino a un nuevo periodo, casi totalmente impredecible.

Esta victoria arrasadora puso fin abruptamente al aparentemente invicto dominio de Fatah sobre la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el movimiento nacionalista fundado hace más de 35 años por el fallecido líder Yasser Arafat, que obtuvo sólo 43 bancas parlamentarias en las primeras elecciones legislativas palestinas celebradas en una década.

Hamas, responsable de más de 400 muertes de civiles israelíes en unos 58 atentados suicidas durante los últimos cinco años, anunció de inmediato que tratará de formar una coalición con el derrotado Fatah, mismo que vio afectados sus resultados electorales por divisiones internas y la reputación de ser corrupto e ineficiente en su desempeño al frente de la ANP.

Al tiempo que gobiernos occidentales se preguntaban cautelosamente si el triunfo de Hamas implicaría una nueva amenaza a la estabilidad de la región, o bien, podría ser el comienzo de una posible conversión de la militancia armada a la vía política, la nueva ministra israelí del Exterior, Tzipi Livni, urgió a la Unión Europea, bloque que es el principal donante de la ANP, a que adopte una postura firme hacia la nueva ANP dominada por Hamas, a menos que el grupo renuncie a la violencia.

La señora Livni declaró: "Después de que Hamas tome a la Autoridad Palestina, será fundamental que la Unión Europea hable de manera clara e inequívoca en el sentido de que Europa no tendrá entendimiento en un proceso que significará el establecimiento de un gobierno terrorista".

Ismail Haniyeh, el principal candidato de Hamas, declaró a la BBC: "No teman. Hamas es un movimiento palestino; un movimiento consciente y maduro que está políticamente abierto tanto a la arena palestina como al trasfondo árabe e islámico. De la misma forma, está abierto a la arena internacional".

Hamas pidió que se inicien de inmediato negociaciones de coalición convocadas por el presidente palestino, Mahmoud Abbas.

Mahmoud Zahar, el líder de esta facción en Gaza, aseguró que este llamado no se debe "a que seamos débiles, sino a que somos fuertes. Si no hay disposición a negociar, gobernaremos solos y lograremos numerosos éxitos".

El principal negociador palestino y miembro del Consejo para la Liberacón de Palestina, Saeb Erekat externó serias dudas de que se logre una coalición: "Nosotros, Fatah, no nos uniremos a ellos. Permaneceremos como una oposición leal y reconstruiremos nuestro partido".

Pero Ziad Abu Amr, miembro independiente del Consejo para la Liberación de Palestina cercano a Abbas, pero que recibió apoyo de Hamas durante la elección dijo: "Es una decisión muy seria la de Hamas de declararse favorables a compartir el poder. Es la única solución lógica. Los miembros de Fatah pueden mostrarse reticentes ahora porque están heridos y enojados, pero es posible que recapaciten".

Al tiempo en que se anunció la renuncia del primer ministro Ahmed Qureia, y dimitió el gabinete palestino en reacción a la derrota electoral, podían escucharse disparos y se reportaron refriegas entre simpatizantes de Fatah y activistas de Hamas.

Fue claro desde la noche del miércoles que la enorme votación en favor de Hamas no reflejaba simpatía hacia a su aspiración de eliminar a Israel, y mucho menos un deseo de que regresen los tiempos del conflicto armado y los atentados suicidas. Elector tras elector dijo el miércoles en Gaza que su razón principal para votar por Hamas era la ineficiencia, y en muchos casos, lo que se percibe como corrupción al interior de Fatah y de la ANP, y que ambas cosas han privado durante los últimos diez años.

Moderación sin precedente

Khalil Shikaki, el más reconocido encuestador palestino, quien ha documentado la fenomenal alza en la popularidad de Hamas, escribió esta semana que esto no puede ser interpretado como un apoyo a las "visiones extremistas" del movimiento. Por el contrario, añadió: "Todos los estudios que he realizado durante los últimos 13 años demuestran que los palestinos nunca han sido tan moderados como lo son en este momento".

Hamas, que en su mayor parte ha observado la tregua que negoció con Abbas, enfocó su campaña en asuntos internos palestinos, y fue sumamente exitoso al convencer a los electores en concentrarse también en dichos temas. El movimiento también se vio engrandecido ante el electorado gracias a su reputación de ser muy equitativo al repartir fondos caritativos entre los pobres. Por el contrario, muchos palestinos sostienen que la ANP malversa los donativos internacionales que percibe, y que están destinados a Gaza y Cisjordania.

También hubo factores externos que influyeron, desde luego. Las encuestas también demuestran que lo que perjudicó a Fatah fueron, por un lado, las profundas divisiones dentro del movimiento, así como el hecho de que cada vez hay menos esperanzas de que se concrete un proceso de paz creíble.

Funcionarios palestinos argumentan que Abbas fue defraudado no sólo por Israel sino también por la comunidad internacional. Incluso el mínimo acuerdo, impulsado por Condoleezza Rice, para facilitar la circulación de bienes y personas de Gaza a Cisjordania tras el repliegue israelí del primer territorio está lejos de estar plenamente implementado.

El que Estados Unidos y la Unión Europea dejaran que esto sucediera sin pronunciar la menor crítica no fue nada útil para Abbas o Fatah.

En la década de los 90, el entonces jefe (anónimo) del Shin Bet, supuestamente advirtió a los ministros israelíes que "quien no quiera a Arafat tendrá que quedarse con Hamas". Basta sustituir el nombre de Arafat con el de Abbas para darnos cuenta que tanto Occidente como Israel hubieran hecho bien en recordar esta advertencia.

El dilema para Hamas ahora es cómo aceptará una responsabilidad política de la que no podrá escapar debido a la magnitud de una victoria que ni siquiera el mismo movimiento podía anticipar. Por ejemplo ¿cómo vivirán ahora 100 mil servidores públicos, en su mayoría leales a Fatah, con menos sueldo?

El dilema para Occidente, que si cumple sus repetidas amenazas de cortar los donativos si la ANP es dominada por Hamas, sería la posibilidad de desestabilizar aún más la región.

El escenario más pesadillesco posible ocurrirá en caso de que Hamas se vea obligado a pedir este tipo de ayuda a Irán, cuyo presidente paria, Mahmoud Ahmadinejad, se encontró con el líder de Hamas en el exilio, Khaled Mashaal, en Damasco, la semana pasada.

La sabiduría convencional señala que en las capitales occidentales la victoria de Hamas -que los observadores han calificado, con toda razón, de limpia- es un desastre sin atenuantes. Esto puede precipitar un giro a la derecha en la política israelí que podría llevar a la victoria a Benjamin Netanyahu, si bien el apoyo de los israelíes a los repliegues unilaterales de Cisjordania propuesto por los políticos centristas podría sobrevivir a este momento de estupor.

Netanyahu ya anunció este jueves la creación de un "Hamastán" y culpó del triunfo de Hamas al retiro israelí de Gaza.

Otros escenarios son posibles. La urgencia que tiene Hamas de formar coalición con Fatah sugiere que no será inmune a posibles negociaciones.

Entre las voces de israelíes serias que se preguntaron si no habría un lado positivo al sorprendente triunfo electoral de Hamas se encuentra la del eminente profesor de ciencias políticas, Yaron Ezrahi, quien sugirió un escenario en el que Hamas moderará su plataforma -de la misma forma en que eventualmente lo hizo la Organización para la Liberación de Palestina- como precio de adoptar la política.

Señaló también que un acuerdo logrado con Hamas tendría más credibilidad por "el poder del movimiento en las calles (palestinas)". Ezrahi agregó: "Porque tiene la oportunidad de asegurar un Estado árabe musulmán, puede ser que Hamas sea la punta de lanza en el giro de la violencia a la moderación y la política, porque puede demostrarse que cambiar el curso rinde ganancias".

Es improbable que un político israelí sugiera un escenario tan benigno como este a tan poco tiempo de la elección, o que se refiera, además, a implicaciones tanto globales como regionales. Pero el hecho de que hasta en Israel se pueda hablar de la victoria de Hamas, es un indicio al mismo tiempo esperanzador y catastrófico de cuán impredecible puede ser el movimiento tectónico catalizado por el millón de palestinos que fueron a las urnas el miércoles.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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