Hubo mil 500 rondas durante poco más de 28 años por los casi 30 mil desaparecidos
Madres de Plaza de Mayo dan por terminadas en Buenos Aires las marchas de la resistencia
Buenos Aires, 26 de enero. Con actividades culturales y la inauguración de un mural, que pintaron desde ayer en la tarde varios artistas plásticos y estudiantes de artes, en emotivo acto la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que preside Hebe de Bonafini, dio por terminadas este jueves las marchas de la resistencia, que coincidió con las mil 500 rondas que estas valientes mujeres comenzaron en 1977, en plena dictadura.
El miércoles, al atardecer, las madres comenzaron la última marcha que se realiza durante 24 horas, y pasaron la larga vigilia acompañadas por decenas de artistas, funcionarios, jóvenes y trabajadores.
Hebe de Bonafini dejó en claro que la ronda de los jueves continuará como siempre. Pero también habrá más marchas de la resistencia porque las Madres Fundadoras y Abuelas de Plaza de Mayo, así como otros organismos humanitarios que discrepan con De Bonafini, seguirán haciéndolo como símbolo hasta que se haga realidad la justicia que esperan desde hace casi 30 años, además de conocer la verdad y el destino de casi 30 mil desaparecidos.
Aunque mucho se avanzó y las perspectivas para 2006 son importantes por la reapertura de causas gracias a la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, son aún lejanas la verdad y la justicia.
Ambas leyes que databan de 1986-1987 y habían convalidado la impunidad para los responsables de delitos de lesa humanidad, durante la pasada dictadura (1976-1983), fueron anuladas por la Corte Suprema después de haber sido consideradas inconstitucionales por el Congreso.
"Las madres nunca retrocedieron, las madres van a estar siempre", dijo De Bonafini en su arenga de todos los jueves.
La institución que preside tiene ahora una radioemisora de alta potencia y desde hace tiempo creó un espacio de aprendizaje cultural y político, la Universidad de las Madres. También tiene un periódico.
"Lucha y resistencia contra el hambre" fue la consigna de esta última marcha, en la que además participaron grupos de trabajadores de empresas recuperadas.
Para Hebe de Bonafini este final -muy criticado por otros sectores-, además de considerar la edad de las madres, que en su mayoría rondan los 80 años, está ligado con la actitud del presidente Néstor Kirchner, quien en un discurso ante Naciones Unidas dijo que los de su generación se sienten hijos de las madres de Plaza de Mayo.
"En poco tiempo el (presidente) hizo lo que nadie había hecho y aunque falta mucho no reconocer esto es miserable", sostiene.
"Ya no tenemos un enemigo en la casa de gobierno y por eso no reconocer el momento político que se está viviendo es un error. Necesitamos muchas energías para que todo esto avance, para estar preparados contra los miles de peligros y maniobras que intentarán detener lo que se ha creado no sólo en Argentina sino en la región", dijo De Bonafini a La Jornada.
Cruzada por simbolismos varios, la marcha se inició el miércoles con música de fondo muy especial. La Internacional resonó en la Plaza de Mayo, cuando las madres comenzaron a caminar, alrededor de una pirámide que desaparecía detrás de las fotos de los casi 30 mil desaparecidos.
Prometían continuar resistiendo como siempre, ante el aplauso de quienes llegaron a solidarizarse. Habían pasado poco más de 28 años desde que empezaron un 8 de diciembre en homenaje a las madres fundadoras Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María de Ponce, plagiadas ese día (en 1977) por grupos de tareas de la marina.
Hebe de Bonafini, quien tiene tres hijos desaparecidos por la dictadura -Jorge, Raúl y María Elena-, recordó a Azucena Villaflor, a quien todas consideran la fundadora de Madres de Plaza de Mayo.
Los cadáveres de estas madres secuestradas con otro grupo de familiares de desaparecidos y dos monjas francesas, fueron identificados en 2005, después de estar 28 años sepultadas como desconocidas.
"El agua devolvió sus cuerpos como una acusación para los asesinos, que las llevaron, las torturaron y arrojaron al mar", recordó De Bonafini. "Los que secuestraron a esas madres sabían lo que estaban haciendo. Alfredo Astiz (ex capitán de la armada) no las besó una por una porque sí, al entregarlas de esa manera, sino porque cada una de ellas era un ejemplo".
Astiz, procesado actualmente, se infiltró entre las madres haciéndose pasar por hijo de desaparecidos y las entregó en aquella noche, símbolo del horror de la dictadura.
Los restos de Villaflor fueron "sembrados" en la Plaza de Mayo el pasado 8 de diciembre por Madres Fundadoras, durante una ceremonia conmovedora a la que asistieron miles de personas.
Pero aquel grupo inicial se dividió. Fuerte y polémica, De Bonafini dice que no acepta indemnizaciones -aunque éstas fueron votadas por el Congreso como mínima reparación para las familias afectadas-, tampoco busca cadáveres y está en contra de recibir los restos de las víctimas, y mantuvo otras posiciones que ahondaron la división y las diferencias.
Pero estaban juntas cuando en 1981 decidieron incrementar la lucha para llamar la atención y que no decayera el espíritu de las rondas de los jueves, con que desafiaron a la dictadura militar.
"Recuerdo la primera marcha: estábamos solas, descalzas, porque ya no podíamos soportar los zapatos después de tanto tiempo dando vueltas. La dictadura estaba allí, pero decidimos que debíamos dar ese paso. Ahora creo que debemos dar otro. Es la posición nuestra", dice, porque "los cambios son visibles. En ese momento fuimos la única resistencia visible. Estábamos allí y el mundo comenzó a apoyarnos".
Le preguntamos por qué mantiene la actitud de no reclamar los restos de víctimas que van apareciendo y responde que intenta marcar que no se trata de una lucha individual, sino de "socializar la maternidad. Yo no pienso en mis hijos como cadáveres".
Entiende que en estos momentos "falta cultura política", y dice haber aprendido mucho en estos últimos años ante la avanzada del imperio: "Aprendí de (el presidente venezolano Hugo) Chávez, de Fidel Castro, de la historia de nuestros patriotas. Hace falta saber mucho".
Ahora, polémica como siempre, acaba de dar otro paso, pero señala que en esta etapa la lucha antimperialista es decisiva y "debemos juntarnos los que podamos en este país para sembrar juntos y discutir la unidad y las formas de lucha contra ese brutal avance del imperio. Siento que eso hubieran querido mis hijos que yo hiciera ahora".