Acusa que sufrió maltrato en Washington; usó uniforme de reo y fue esposada, dice
Inés Lucía Pinochet, detenida por la justicia al retornar a Chile tras ser expulsada de EU
Santiago, 28 de enero. Inés Lucía Pinochet Hiriart volvió hoy a Chile tras ser expulsada de Estados Unidos, en donde dijo haber sufrido "maltrato" luego de su frustrado intento por obtener asilo político, y de inmediato fue recibida por la justicia local para ponerla bajo arresto en cumplimiento de una orden emitida por el juez Carlos Cerda.
La hija mayor de Augusto Pinochet llegó al aeropuerto de Santiago a las 12:25 de hoy procedente de Washington, después de una breve escala de media hora en Buenos Aires, pues su expulsión fue hacia Argentina ya que desde allí había partido el miércoles último hacia el país del norte. Así terminó su periplo de una semana.
En el puerto aéreo de Santiago la recibió el juez Cerda, quien la tiene bajo proceso por evasión tributaria por el equivalente a 860 mil dólares y falsificación de pasaporte. "Bienvenida, la espero afuera", le dijo secamente en el pasillo del avión.
La mujer fue llevada a las oficinas de la Interpol, donde se le notificó del proceso, de los delitos de que se le acusa, sus derechos y que alcanza libertad bajo fianza por casi 6 mil dólares, previamente de la consulta respectiva a la quinta sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, que prorrogó el análisis del caso hasta el lunes.
Esto significa que Inés Lucía, de 64 años, permanecerá bajo detención por lo menos este fin de semana y podría salir el lunes. Quedó confinada en la Escuela de Gendarmería, donde también se encuentra recluido el ex presidente peruano Alberto Fujimori desde el 7 de noviembre en espera de su eventual extradición a Lima.
En el aeropuerto bonaerense de Ezeiza estuvo media hora, donde autoridades argentinas le hicieron firmar un papel en que declara que viajó voluntariamente a Santiago. El embajador chileno Luis Maira estuvo en el lugar sin intervenir.
En el vuelo de regreso declaró a periodistas que en Estados Unidos sufrió "maltrato" después que se le impidió el ingreso formal al país y se le retiró la visa. Lo peor, dijo, es que la trataron "bastante mal" durante su reclusión en un centro de migración, donde debió usar uniforme de reo y concurrir a la corte esposada.
Antes de ser ingresada a la Escuela de Gendarmería, donde un grupo de mujeres acudió lanzando gritos en su apoyo, también negó los cargos que se le imputan.
Afirmó que nunca tuvo el dinero que se le atribuye para cometer evasión fiscal, y que en cuanto al pasaporte sólo fue una "abreviación del nombre" al omitir el apellido Pinochet. Además, su defensa alega que ese supuesto delito ya prescribió.
"Es tanto lo que se dice que preferí dar la cara", dijo, y sostuvo que "la justicia aquí para uno es para un lado y para otros diferente". Su problema surgió al no haberse presentado a la justicia cuando la requirió el martes, a diferencia del resto de su familia que sí se presentó y salió bajo fianza de inmediato.
"Tuvimos una situación distinta por el tema del asilo, pero ha vuelto a su cauce normal, que es lo natural, que es lo correcto y está en manos de la justicia", declaró el ministro del Interior, Francisco Vidal. Insistió además en que en Chile hay debido proceso, un estado democrático y que no hay persecución política.