El sindicato acabará como la CTM, y su líder como Fidel Velázquez, advierten críticos
Corrupción y despolitización marcan los 28 años del STUNAM
Agustín Rodríguez dice que "si Dios quiere" en 2008 cumplirá 14 años al frente y buscará relegirse
Ampliar la imagen Integrantes del STUNAM, en una movilización en el Distrito Federal, el 28 de octubre de 2003 Foto: Cristina Rodríguez
Nació a principios de los años 70 como organización que necesitaba ser independiente para lograr una contratación colectiva y el reconocimiento sindical; con este proyecto, la discusión ideológica y el debate constante de México y del mundo, eran parte de su vida interna. Hoy, a 28 años de su fundación, el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) no tiene más rumbo que el del "gremialismo", la "gestión administrativa", "la renuncia al sindicalismo combativo", todo ello en medio de una "serie de vicios", no exentos de "corrupción", afirman especialistas en la materia.
La organización "olvidó el proyecto de sindicalismo universitario" para convertirse en gremio "despolitizado, desmovilizado, en el que opera el clientelismo, el cochupo y el contubernio de los delegados sindicales con las autoridades administrativas", afirma René Rivas Ontiveros, doctor en ciencia política e investigador de la máxima casa de estudios.
La debacle de la organización es tal que todo se perfila para que acabe como "mero agrupamiento al estilo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Regional Obrera Mexicana o la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos", advierte este especialista en sindicatos y movimientos estudiantiles. A ello, Adrián Pedrozo, uno de los dirigentes de la llamada "oposición", añade que hoy "todo está listo" para que el líder, Agustín Rodríguez Fuentes, se convierta en "otro Fidel Velázquez".
Sin embargo, el deterioro en que, según se afirma, se hunde el STUNAM, no es una visión compartida por Rodríguez, quien sostiene que "si el sindicato estuviera en decadencia no tendríamos una universidad con más de 31 mil 500 agremiados". El secretario general confiesa que no sabe qué podría decir en un balance autocrítico, pero "si Dios quiere" cumplirá 14 años de líder en 2008 y adelanta que "no hay quinto malo", es decir, que competirá por un quinto periodo para conducir el gremio hasta 2011.
El STUNAM nació cuando el sindicalismo estaba condenado a ser "correa de transmisión" del Partido Revolucionario Institucional y el gobierno. Estas condiciones propiciaron que, a principios de los 70, surgiera un "nuevo tipo" de organización sindical, "independiente del Estado y de su partido", apunta Rivas Ontiveros.
En 1976, recuerda, el rector Guillermo Soberón impulsó "el famoso apartado C, proyecto mediante el que no se admitía ni el derecho de huelga ni la contratación colectiva". En este contexto, el Sindicato de Trabajadores y Empleados y el Sindicato del Personal Académico de la universidad "se ven en la necesidad de unificarse", con lo que surgió el STUNAM, constituido oficialmente el 27 de marzo de 1977.
En la organización, agregó, "quedaron integradas dos vertientes: la Corriente Roja del Partido Comunista Mexicano -encabezada por Evaristo Pérez Arreola y Nicolás Olivos Cuéllar-, y el Consejo Sindical, corriente galvanista del nacionalismo revolucionario, en la que estaba Eliezer Morales Aragón".
El Consejo Sindical, "integrado por profesores del bachillerato, escuelas, facultades e institutos de investigación, intelectuales y jóvenes académicos, como Arnaldo Córdova, Pablo Pascual Moncayo, Rolando Cordera, Alejandro y Rafael Pérez Pascual, José Blanco y José Woldenberg, sembraron ideas y dieron prestigio" al sindicato, pues su proyecto "iba más allá de las prestaciones economicistas" al impulsar entre los trabajadores administrativos y académicos que debían participar "en la transformación de la universidad y del país con una cultura política de izquierda".
Fueron años, rememora Columba Quintero, ex integrante del Bloque de Trabajadores Democráticos (BTD), de formación de cuadros, de lucha ideológica: "El STUNAM fue punta de lanza de los sindicatos independientes". Pero en los 80, comenzó su declive -apunta-, al grado de que la organización fue "perdiendo credibilidad y reconocimiento" hacia fuera.
Síntoma de lo anterior fue la huelga de 1988, último paro sindical que ha tenido la UNAM. Con el tiempo, dijo, "nos preguntamos si esa huelga fue más bien para desmovilizar la universidad" con la finalidad de evitar problemas en la toma de posesión de Carlos Salinas de Gortari. El hecho es que para enero de 1989, precisa, Evaristo Pérez Arreola, quien se mantuvo 18 años como dirigente del sindicato, ya era asesor del mandatario.
En sus 28 años, en los que sólo ha tenido tres secretarios generales -Pérez Arreola (1977-89), Olivos Cuéllar (1989-94) y Rodríguez Fuentes, desde 1994- sólo dos veces planillas distintas a la Corriente Roja hegemónica han estado a punto de ganar la dirigencia.
Primero fue en 1989, cuando el candidato por el opositor BTD, Armando Quintero, obtuvo 6 mil 551 votos frente los 8 mil 799 del candidato de Olivos Cuéllar. Este último, afirmó Luis Bravo, ex integrante del Comité Ejecutivo del STUNAM, triunfó porque tenía "todo el apoyo de Salinas y la rectoría".
La otra oportunidad fue en 1994. De acuerdo con el libro El sindicalismo en la UNAM, cifras, hechos y datos, de Alberto Pulido, Adrián Pedrozo, de Alianza Democrática, contó con 9 mil 799 votos frente a 10 mil 260 de Agustín Rodríguez. Fue la primera elección del actual secretario general.
El porvenir
Hoy, acusó Adrián Pedrozo, quien se dice "fenómeno único", porque lleva casi "15 años en la oposición" y estuvo otros 15 en la Corriente Roja, el STUNAM vive "la peor de sus crisis", atrapado por una serie de vicios donde se comercia hasta con "la muerte".
Afirmó que hay una "cadena de corrupción", que si bien comenzó en la época de Pérez Arreola y Olivos Cuéllar, en la gestión de Agustín Rodríguez "ha tenido auge". Asegura que los llamados "préstamos rojos" del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado se "venden entre 3 mil y 5 mil pesos"; que las plazas se ofrecen en "40 mil"; que durante 10 años se hizo "negocio" con los seguros de vida de los trabajadores, pues de un "total de 10 millones 464 mil 314 pesos que manejaron los que firmaban y administraban esto, se llevaban más de un millón de comisión. ¿Y quiénes firmaban? El secretario de previsión social en turno con el secretario general", se responde.
"Con el consentimiento de la universidad, añade, se está vendiendo un paquete de gastos mortuorios en 100 pesos, cuando las autoridades y el sindicato tienen pactada una cláusula para ayuda de gastos de defunción. Sin embargo, en este tipo de negociaciones también hay una comisión."
Rodríguez Fuentes rechazó estos señalamientos, y retó a Pedrozo a que actúe "legalmente". Aseguró que él no "auspicia" las corruptelas, e invitó a los trabajadores a que si encuentran motivo, hagan las denuncias correspondientes. En cuanto a su gestión, expresa que, con base en el Programa de Recuperación Salarial, se ha logrado que los trabajadores "tengan ingresos adicionales de 40 por ciento" y se recuperan créditos; participan "en grandes movimientos", y los afiliados afianzan mejoras mediante el impulso de la carrera administrativa. Hoy, consideró, los retos son conquistar el contrato colectivo académico y recuperar "plenamente" el salario.
Sin embargo, para otros, las metas del STUNAM tendrían que ser radicalmente distintas para cambiar el rumbo en el que se halla atrapado. René Rivas, académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, advierte que si dicha organización quiere salir de este "sindicalismo envejecido, burocratizado, sin proyecto, y en algunos aspectos hasta corrompido", es urgente que vaya más allá de las cuestiones reivindicativas para iniciar un proceso de democratización, de participación en la discusión de la universidad, de la problemática nacional, además de recuperar su presencia en los movimientos sociales. Hoy, lamenta, el sindicato "sólo administra su contrato colectivo de trabajo. Es un sindicalismo meramente gremial".