Robert Waters expone instalación en el Carrillo Gil
Documenta creador la sexualidad humana frente a la Internet
Ampliar la imagen Vista parcial del exterior del Museo de Arte Carrillo Gil Foto: Yazmín Ortega Cortés
El artista canadiense Robert Waters (1974) participa en el programa A la pared, del Museo de Arte Carrillo Gil, con la instalación Man at computer/Hombre a la computadora, integrada por seis murales. Forma parte de una serie que Waters desarrolla hace tiempo, con retratos de hombres iluminados por la luz de un monitor, trabajada con un fondo de cinta canela de embalaje, dibujo con marcador negro y recorte, como si fuera un collage.
Los ''hombres" de Waters pueden estar vestidos o desnudos. En cuanto a su temática, sigue ''una larga tradición de estudio de la figura y dibujo en vivo", puesto en un contexto contemporáneo por el simple hecho de colocar los cuerpos frente a una computadora.
Sin embargo, ver a alguien desnudo frente a una computadora habla de otro tipo de relaciones. ''Dicen que dos terceras partes de Internet son pornografía, cifra asombrosa de la que pocas veces se habla. Y es porque las computadoras nos permiten ser tan privados que no hay necesidad de mencionarlo. Mi trabajo funciona a manera de documento, al arrojar luz pública sobre una situación privada.
''Para mí hay que dar una perspectiva pública a la relación del sexo en la computadora, porque existe gran peligro en nuestra sociedad al encaminarse hacia experiencias sexuales, no entre dos personas, sino entre una persona y la tecnología."
Frente a ese peligro, también existe mucha libertad. Waters expresa: ''La Internet proporciona, como nunca, la oportunidad de que las personas puedan explorar su propia sexualidad y conocer a otros que se encuentran en la misma circunstancia".
De acuerdo con el artista, dentro de 50 años ''estoy seguro de que nuestras relaciones con las computadoras serán muy diferentes. Así que me pareció relevante documentar dónde estamos en la actualidad. No sólo morirá nuestro cuerpo, sino que la misma tecnología se vuelve obsoleta con gran rapidez. Por esa razón la mayoría de mi obra tiene que ver con el cuerpo humano, cuya mortalidad tiene cauce en una obra efímera".
Consciente de la ''fuerte historia de murales en México", Waters afirma que ''en Canadá el arte público no es muy prominente, de modo que existe una división entre la población y nuestro trabajo o cultura". Mucha de su obra, entonces, pretende ''reconectar a la gente con la obra artística". De allí que emplea materiales muy comunes y accesibles.
Para su instalación en el Carrillo Gil, Waters utiliza fotografías tomadas de noche, manipuladas en la computadora y proyectadas sobre la pared. Aquí no usará el marcador, sólo ''pelará" la cinta cortada que, al revelar la pared blanca atrás, equivale a la luz arrojada sobre la persona.
Carlos Ashida, director del museo Carrillo Gil, recordó que el programa A la pared, que va en su quinta intervención, plantea nuevas formas de trabajar sobre el muro: ''Es una especie de muralismo contemporáneo que ejerce su naturaleza pictórica o echa mano de otro tipo de recursos para la configuración de imágenes que tienen como soporte la misma estructura arquitectónica del museo".