El hotelazo
El servilismo de Vicente Fox hacia Washington ha comprometido como nunca en más de un siglo el futuro de México y muy pocos parecen darse cuenta, como se ve tras el nuevo escándalo dado por el gobierno.
1. La expulsión que hizo el hotel María Isabel Sheraton de la delegación de 16 funcionarios cubanos, encabezados por Raúl Pérez de Prado (viceministro de la Industria Básica), quienes negociaban inversiones con empresarios estadunidenses (3 de febrero), acatando, según explicó la gerencia, una orden del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, sustentada de acuerdo con Washington en la ley Helms Burton de 1996 y en otras leyes estadunidenses, constituye un acto escandaloso, discriminatorio e ilegal llevado a cabo por una corporación de origen estadunidense en territorio mexicano, y configura una grave violación a la soberanía nacional por la anuencia que brindó el gobierno foxista a esa aplicación extraterritorial en México de leyes extranjeras y a la transgresión del orden legal mexicano.
2. El incidente es de enorme gravedad, pues además ha puesto de relieve que la legislación mexicana se viola en innumerables casos con la tolerancia del gobierno foxista a las corporaciones trasnacionales, que para hacerlo invocan la legislación estadunidense o las prácticas internacionales neoliberales.
3. La violación a la soberanía es clara desde que una empresa privada trasnacional, por órdenes de un gobierno extranjero, aplica en territorio mexicano una ley de ese país con plena complicidad del gobierno mexicano, que no hizo nada por impedirlo, no reparó el daño y ahora busca imponer una multa ridícula al negocio: se consuma desde que el gobierno foxista actuó de manera permisiva e irresponsable. Y el principal responsable de esta violación a la soberanía es, como en tantos casos en este sexenio, Vicente Fox, quien en vez de actuar cual jefe de Estado y cumplir el mandato constitucional que le impone el artículo 87, ha puesto al gobierno al servicio de las trasnacionales convirtiéndose en un gatete de Georges W. Bush.
4. La Constitución mexicana fue transgredida y la soberanía nacional violada no sólo por la trasnacional Sheraton, sino por Fox y sus colaboradores, quienes por su sumisión a Estados Unidos y su vocación de intervenir en los asuntos de Cuba han debilitado de manera muy grave la posición internacional de México y creado serios riesgos para el futuro del país.
5. La vergonzosa decisión de Fox de no actuar, el deslinde de la Secretaría de Relaciones Exteriores expresando que era "un asunto entre particulares" (4 de febrero) y las declaraciones tardías del canciller Derbez insistiendo en que no violó la soberanía nacional, que el asunto es entre particulares y que se haría una investigación para aplicar una sanción administrativa (7 de febrero), acrecentaron el escándalo, pero dejaron las cosas tal cual.
6. El desprecio de Washington al gobierno de Fox, no obstante su servilismo, es absoluto, pero éste no ha tomado nota: ni cuando se autorizó el inicio del muro fronterizo (5 de mayo) ni al aprobarse la nueva legislación contra la inmigración ilegal (16 de diciembre) ni al hacerse patente el derecho que se arroga Estados Unidos para ejecutar a migrantes en la frontera (2 de enero) ni tras la acusación de que militares mexicanos narcos cruzaron la frontera (24 de enero) ni ante las notas ofensivas del embajador Tony Garza (25 de enero) ni cuando el embajador ante la ONU, John Dimitri Negroponte, amenazó a México comparándolo con Afganistán y Haití como un peligro para Estados Unidos (2 de febrero), ni al hacer saber Washington que congelaba su ayuda militar a México (7 de febrero). Y la única reacción del gobierno sigue siendo la misma: hacer más concesiones, como la que anunció Derbez ayer, por enésima ocasión: que Fox acepta enviar contingentes de soldados mexicanos a las guerras de intervención de Estados Unidos (9 de febrero).
7. El problema fundamental que se presenta a México en los años por venir es que "la clase política" se halla por completo subordinada a Estados Unidos y que ante la política de guerra decidida por los grupos de poder trasnacionales y la administración de Bush hay un enorme temor de defender la soberanía nacional y, por lo mismo, de cuestionar a Washington, en particular en este periodo electoral en que todo mundo busca la convalidación estadunidense. De ahí la tendencia a minimizar o tergiversar un asunto tan grave y a limitarlo a su interpretación jurídica y no a política y diplomática. Ello explica la tibia condena de "la clase política" y de los candidatos presidenciales, sin dejar de lado que en buena parte sólo es aparente, como la de Felipe Calderón, partidario de la globalización neoliberal y del desmantelamiento del Estado mexicano, quien tiene entre sus asesores a la activista anticubana Cecilia Romero, agente de Miami.
8. El problema no radica tan sólo en la sumisión del gobierno de Fox a Washington, sino en la defensa velada o abierta que a lo largo de estos días han expresado múltiples voces en México, justificando la aplicación extraterritorial de las leyes estadunidenses en función de la globalización. Un analista de Milenio, especialista en temas empresariales, argumentó que el aspecto central del caso lo constituye el hecho de que en el mundo neoliberal frente a "la ciudadanía nacional" existe hoy día "la ciudadanía corporativa", que, según él, sería prioritaria a aquélla (7 de febrero), es decir, la derivada de la pertenencia a una empresa multinacional como en el caso de la Sheraton.
9. La decisión de la delegación Cuauhtémoc de clausurar temporalmente el Sheraton por violar leyes y reglamentos secundarios al extender su construcción más allá de lo autorizado, no tener suficientes espacios de estacionamiento ni salidas de emergencia o personal para primeros auxilios ni menús en idioma braille y fallas en los bares y en la alberca (8 de febrero) es ridícula, pues deja de lado lo central: la transgresión de la empresa a la Constitución y a las leyes mexicanas.
10. El hotelazo del viernes 3 permanecerá así impune, a pesar de las simulaciones que se orquestan para hacer creer que el gobierno respeta el marco constitucional. Quedará no sólo como un nuevo agravio de la clique foxista al gobierno y al pueblo de Cuba y una muestra más de su desprecio a la Constitución, sino como un hecho que debilita aún más la situación internacional de México y compromete al próximo gobierno, con lo que el porvenir del país es incierto por la falta de definición que se ve en "la clase política".