El Centro Simon Wiesenthal, tras el cementerio musulmán más antiguo de Jerusalén
Batalla legal entre israelíes y palestinos por la construcción del Museo de la Tolerancia
Jerusalen, 9 de febrero. Esqueletos están siendo removidos sistemáticamente de un antiguo cementerio musulmán en Jerusalén para permitir la construcción del Museo de la Tolerancia; un proyecto del Centro Simon Wiesenthal, con sede en Los Angeles.
Los palestinos han lanzado una batalla legal para detener los trabajos en lo que fue el más antiguo cementerio musulmán de la ciudad. Ahí se realizan labores para preparar la construcción del museo cuyo objetivo es promover "la unidad y el respeto entre los judíos y entre los pueblos de toda fe".
Arqueólogos y desarrolladores israelíes han estado excavando continuamente, y sacando los restos de personas que fueron sepultadas en el cementerio durante al menos mil años, pese a una suspensión temporal de los trabajos que fue concedida por una corte islámica, y que es una división dentro del sistema de justicia israelí. La policía se ha asesorado legalmente sobre si la prohibición temporal es obligatoria desde un punto de vista judicial. La Suprema Corte israelí escuchará la semana próxima un caso separado, interpuesto por la Asociación Al Aqsa del Movimiento Islámico.
El proyecto, que según un vocero fue concebido en sociedad con la municipalidad de Jerusalén y el gobierno israelí, fue lanzado en una ceremonia de alto perfil en 2004 por un grupo de dignatarios entre los que figuraban desde el actual primer ministro en funciones, Ehud Olmert, hasta el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.
La rama israelí del Centro Simon Wiesenthal declinó hacer comentarios y aseguró no tener participación alguna en el proyecto, cuyo material publicitario afirma que el museo "fortalecerá a los judíos y a la nación de Israel".
Durraagham Saif, el abogado que interpuso ante la Corte Islámica la petición de tres reconocidas familias palestinas: Al Dijani, Nusseibeh y Bader Elzain, que tienen a miembros suyos sepultados en el cementerio, señaló: "Es increíble, es inmoral. No puede construirse un museo de la tolerancia sobre las tumbas de otras personas. Imaginen que algo así sucediera en Estados Unidos o en Inglaterra. Esto sucede en Medio Oriente, donde hay sensibilidades en torno a estos hechos. Si esto sigue adelante provocará lo opuesto a la tolerancia".
El señor Saif dijo que ha escrito al procurador del Estado de Israel, Menachem Mazuz, para que se ponga en vigor por la vía policial, la orden original, debido a que los trabajos se reanudaron tras una breve pausa. Agregó se celebraría una nueva sesión sobre el tema en la corte islámica.
Saif afirma que en una visita al cementerio se le permitió entrar a tres de cinco tiendas de campaña que cubren la zonas donde se están haciendo las excavaciones y dijo: "Quedé estupefacto al ver tumbas abiertas y decenas de esqueletos completos".
Exigen frenar excavaciones
Ikrema Sabri, el mufti de Jersualén y el máximo clérigo musulmán de la ciudad, exigió detener las excavaciones en el lugar, que pasó a control israelí después de la guerra de 1948, y y agregó que las autoridades religiosas musulmanas no fueron consultadas antes de los trabajos. Al sostener que el cementerio fue usado durante 15 siglos y que amigos del profeta Mahoma están sepultados ahí, el mufti declaró: "Debe haber un cese completo de labores en el cementerio porque es un lugar sagrado para los musulmanes".
Bajo la ley israelí de "propiedad ausente", el cementerio, que había estado controlado por la Waqf, es decir, la autoridad religiosa islámica, fue expropiado por la Custodia de la Propiedad Ausente, después de 1948.
Saif argumentó ante la corte que la Custodia no tenía derecho a vender el cementerio a la municipalidad de Jerusalén, como lo hizo, en 1992.
Mientras quienes defienden las obras justifican su postura alegando que existe un reglamento de 1894 hecho por una corte islámica, o Sharia, en el sentido de que la santidad de un cementerio puede quedar anulada, Sabri sostiene que en caso de existir un reglamento así, sólo un musulmán puede adoptar tal decisión.
Itsho Gur, vocero de Moriah, la compañía constructora involucrada en el proyecto, negó el miércoles un reporte publicado en el diario isrealí Haaretz según el cual un trabajador en el lugar admitió haber aplastado accidentalmente el craneo de uno de los cerca de 150 esqueletos que hay en el sitio.
"Hay tensiones sobre estas obras. Pero mientrraas no haya una orden oficial de la policía o de una corte, no suspenderemos los trabajos", agregó Gur.
Osnat Goaz, vocera de la Autoridad de Antigüedades de Israel, que se está encargando de las excavaciones para el proyecto, afirmó que es común que en Jerusalén se construya sobre cementerios de cualquier fe.
Aseguró que en estos casos, los huesos son vueltos a sepultar en otro sitio y agregó: "Israel está más lleno de lugares antiguos que cualquier otro país en el mundo. Si no construyéramos en antiguos cementerios, nunca se construiría nada en Israel".
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca