Usted está aquí: sábado 11 de febrero de 2006 Sociedad y Justicia "Es hora de que las universidades hablen y propongan alternativas"

El mercado, entre otras fuerzas, no ha resuelto problemas básicos: Oscar Monroy Hermosillo

"Es hora de que las universidades hablen y propongan alternativas"

Muerte o dependencia total si el país no invierte en ciencia, dice el rector de la UAM-Iztapalapa

LAURA POY SOLANO

Ampliar la imagen Oscar Monroy, rector de la unidad Iztapalapa de la UAM, en imagen reciente Foto: Jesús Villaseca

En un contexto de crisis como el que enfrenta el país las universidades públicas deben buscar nuevos espacios de participación, pues por muchos años hemos permitido que las fuerzas del mercado, las iglesias y la política electoral dominen los grandes debates sin resolver problemas fundamentales, como educación, medio ambiente, empleo y seguridad, afirmó Oscar Monroy Hermosillo, rector de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, quien aseguró que es momento de que las universidades "comiencen a hablar y proponer nuevas alternativas".

Las instituciones de educación superior, destacó, no sólo tienen el reto de incrementar su matrícula, sino de hacer de la formación universitaria una "verdadera alternativa de vida para los jóvenes, pues de lo contrario dejará de ser una prioridad si no les sirve para nada".

Indicó que los estudiantes no consideran su formación universitaria como una opción viable para alcanzar una calidad de vida. La mayoría podría optar por un empleo más seguro antes que ejercer su profesión, "ese es el riesgo que debemos evitar y garantizar que las nuevas generaciones aporten sus conocimientos para el desarrollo de la sociedad".

"Enfrentamos una crisis"

Monroy Hermosillo, especialista en biotecnología y tratamiento de aguas residuales, señaló que, a pesar de que desde hace algunos años se privilegió la construcción de vínculos entre sociedad e instituciones de educación superior, es necesario un esfuerzo "más decidido y reconocer que enfrentamos una crisis que requiere de todas las ciencias, no sólo las llamadas ciencias duras, también de la tecnología y las humanidades".

En momentos cruciales para el desarrollo del país, indicó el ex director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la UAM-Iztapalapa, "debemos construir mejores alternativas y no quedarnos sólo con las que proponen políticos y empresarios, pues obedecen a intereses particulares e imediatistas".

-¿Qué pasa con un país que no invierte ni apuesta por la ciencia y la tecnología?

-Es la muerte o la dependencia total. Esa es la visión que se ha tenido en México desde hace por lo menos 20 años; incluso se llegó a decir que nuestros presidentes tenían que estudiar en Harvard o Yale porque no había confianza en nuestros centros educativos, en nuestro propio desarrollo y en el país. Hoy ocurre lo mismo, el gobierno mexicano no hace caso a la poca ciencia que existe ni tampoco estamos construyendo un futuro.

-Con este escenario, ¿cómo aumentar los recursos públicos destinados al desarrollo de nuevos proyectos científicos?

-A pesar de que las campañas promovidas por la comunidad científica para allegarse más presupuesto son fundamentales, la crítica que nos debemos hacer es que no queda claro ciencia para qué, porque no estoy seguro que si salimos a la calle y preguntamos a los ciudadanos si destinarían mayores recursos a la ciencia, la gente supiera ciencia para qué. No queda claro, muchas personas no saben que con ella puedes mejorar tu vida, la organización social, resolver problemas ambientales, en fin, una mejor calidad de vida. Como científicos pedimos mayores recursos, pero no queda claro para la mayoría de los ciudadanos para qué queremos esa inversión, qué vamos a conseguir si invertimos en ciencia y tecnología y entonces inicia el ciclo de 'como no tengo dinero, no puedo dar respuesta a los problemas, y como no doy respuestas, tampoco hay recursos'.

-¿Qué pasa entonces con el papel de la difusión del conocimiento y la cultural?

-De las tres actividades sustantivas que tienen las universidades: docencia, investigación, difusión y preservación de la cultura, es esta última tarea la que ha quedado un poco como hermana menor, cuando lo que queremos formar es una sociedad científica, que entienda sus problemas y los piense desde un punto de vista científico, porque por ahora ni la clase media piensa en ciencia; lo podemos ver en cualquier reunión en que la gente llega en su coche, bebe whisky, pero no tiene ningún interés en cuestionarse qué alternativas tenemos para solucionar nuestros problemas. No participamos.

-En un contexto de coyuntura electoral, ¿cuál sería la agenda científica nacional que se debería impulsar?

-Para formar buenos científicos necesitamos una sociedad sensible al desarrollo de las ciencias y sin una base educativa sólida no lo podremos lograr. Hoy tenemos más niños sin escuela y, por cada peso que se invierta en la universidad, le tenemos que meter 10 a la educación primaria, pues así como hablamos de futbolistas, para sacar buenos jugadores todo un país debe estar jugando futbol y después seleccionar a los mejores.

 
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