DISQUERO
Monk no le hace al monje
Entre las novedades discográficas en México destaca la llegada del nuevo disco de Meredith Monk, una de las más importantes personalidades de la composición, el canto, el performance, el teatro musical, la ópera experimental y los trabajos multidisciplinarios. En Disqueros anteriores hemos presentado el arte supremo de esta creadora, reconocida entre lo mejor de la vanguardia sonora universal.
Su nueva grabación, titulada Mercy, bajo el sello ECM que es una garantía de calidad, reúne sus composiciones recientes para conjunto de voces y un conjunto instrumental que se completa, teniendo en cuenta que ella utiliza la voz humana como el instrumento musical por antonomasia, piano, sintetizador, viola, violín, percusiones y la familia entera de clarinetes.
La música de la señora Monk es un dechado de técnica expresiva acorde con su máxima estética: ''crear un arte que lleve la emoción humana hasta donde las palabras ya no pueden decir más".
Escuchar sus propuestas musicales constituye una experiencia abrumadora, plena de intensidad, hallazgos, asombros, melismas y la transportación a niveles de conciencia y percepción inimaginables.
Referentes cercanos a su música, guardando las debidas diferencias y proporciones, serían el arte vocal de Bobby McFerrin y el de Diamanda Galas. El rango de su voz es, al igual que los dos mencionados, increíble, y lo utiliza como herramienta para alcanzar el éxtasis, el asombro, la maravilla inimaginada, la invocación y la respuesta, una suerte de paráfrasis del verso que tomó Truman Capote para una de sus obras maestras: son plegarias respondidas.
Mercy incluye 14 piezas compuestas por Meredith Monk e inicia con un solo de voz donde ella propone sílabas: mee kee, y las desarrolla en tejidos contrapuntísticos y colorísticos asombrosos, a los que aumenta la complejidad con otras entonaciones, basiana coe, ba coe, ba coe, hasta llegar al éxtasis. Una maravilla.