Desperate Fox and wife
En menos de tres meses la pareja presidencial y los pocos que no se habrán ido de su lado estarán viviendo una situación desesperada. En primer lugar se habrán distanciado completamente el panismo y el foxismo, porque si bien a Felipe Calderón por el momento le sirve el panismo matraquero de los anuncios presidenciales, es evidente que está pagando ya muy caro el cochinero de los hijos de la señora Marta ("No nos atañe el 'entierro' de los Bibriesca"), y no podrá asumir tampoco la trayectoria desastrosa de la política exterior foxista, con la torpe candidatura de Derbez a la Organización de los Estados Americanos (OEA), los pleitos de callejón con los gobiernos sudamericanos, la pasividad ante una agresiva política migratoria del vecino del norte y sus regaños incontestados, el caso Sheraton y sus probables videocostos, remate previsible del "comes y te vas".
Tampoco es obvio que en política interior Calderón y el PAN quieran profundizar su asociación con la derecha confesional, con la imagen de Abascal y el púlpito ambulatorio con que Monsiváis lo aniquiló, entre otras cosas porque el voto duro del PAN ya es muy poco amplificable. Tampoco querrá que se le asocie con el perfil aristocratizante y las puntadas discursivas de la amiga de Martita, la nueva secretaria de Desarrollo Social, pues es obvio que Josefina Vázquez Mota, hoy pieza clave de la campaña, y su equipo salieron de ahí expulsados por la "presidenta".
Esta soledad de Los Pinos y su último gabinete irá acentuándose mientras el panismo y Calderón se vean urgidos por recobrar votos y autonomía con respecto a la cadena de fracasos y ridiculeces que hoy caracterizan de manera ya descarada al primer gobierno de la derecha en el México posrevolucionario. Pero el confinamiento podría hacerse insoportable en el momento en que el resultado de las elecciones se convierta en una descalificación tajante de este régimen pro empresarial, malinchista, confesional, ignorante y corrupto. El problema es que hasta ahora no se ha tomado en consideración el hecho de que entre el triunfo de las elecciones y la instalación del nuevo gobierno hay cinco meses que se convertirán, por las condiciones descritas, en una eternidad.
¿Cuáles serán las consecuencias de que el pequeño grupo de un gobierno ya desautorizado, aislado y sin amigos permanezca en el cargo, en una especie de fortaleza aislada, durante un lapso que se antoja interminable? Y es que ya desde ahora son innumerables los desplantes de desdén y frivolidad de la pareja gobernante y su gabinete de entrega, desplantes que están rayando en el cinismo, la amargura y hasta un antintelectualismo.
¿Qué otra cosa, si no, es el lance presidencial de repetir en el lapso de dos días el mismo chiste a propósito de "las lavadoras de dos patas", en medio ya de las protestas de los grupos feministas, para luego pedir disculpas; o afirmar que el aumento en el consumo de drogas en el territorio nacional es producto de una supuesta mejora en el poder adquisitivo de los mexicanos, y que el baño de sangre que en distintas regiones vive el país es un resultado de los logros gubernamentales en la lucha contra el narco; o haber rematado la ceremonia de entrega de los premios nacionales (la de Abascal y el púlpito) con la frase: "que Dios les bendiga"; o que el secretario de Gobernación, como resultado de ello, declarara que sus discursos "seguirán con tono religioso"; o que Derbez calificara de "asunto entre particulares" la expulsión de los cubanos del Sheraton ordenada por Washington y llamara "niños héroes envueltos en la bandera" a quienes reprobaban ese acto, con lo que naturalmente ridiculizó una gesta patriótica de la historia de México ante Estados Unidos; o que Martita, la de la Rabina Ta Gora, declarara a la prensa extranjera y en inglés que ella les había enseñado a sus hijos a "hacer lo que ellos quieran"; o que Fox declarara que ya no serían pobres los alumnos que hoy están en secundaria porque ahora disponen de una Enciclomedia; o que la flamante directora del DIF pregunte que "si una mujer es capaz de matar una vida en el seno materno, por qué no dispara a los hijos que ya tiene"?...
Que no quepa duda; en el primer régimen pospriísta ya no queda nadie en su sano juicio: está terminando en el autismo y en la soledad, y si Calderón quiere acompañarlo hasta el fin se estará condenando por voluntad propia.