Hunde ex líder de los GAL a Aznar y Garzón
Tormenta política por las revelaciones de Amedo sobre estos personajes en la batida contra ETA
Ampliar la imagen En una imagen de mayo de 2003, José Amedo, el ex subcomisario de policía y fundador de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), durante la presentación en Madrid del libro Lobo: un topo en las entrañas de ETA, en la que es protagonista como infiltrado Foto: Efe
Madrid, 21 de febrero. El libro La conspiración, el último atentado de los GAL, de José Amedo, ex subcomisario de policía y fundador de un grupo paramilitar financiado por el Estado español para secuestrar y asesinar a miembros de ETA, destapó una trama de oscuras complicidades y supuestos delitos de importantes personajes de este país.
Entre ellos, y de manera destacada, cuatro: Baltasar Garzón, juez de la Audiencia Nacional, quien habría coaccionado y amenazado a testigos con el supuesto objetivo de "vengarse" del ex presidente español Felipe González; el director del periódico conservador El Mundo, Pedro José Ramírez, denunciado por pagar "30 millones de pesetas" por una serie de informaciones relacionadas con los GAL, y los dirigentes del Partido Popular (PP) José María Aznar y Francisco Alvarez Cascos, quienes habrían dirigido esta trama con el propósito de hacerse con el poder.
La obra está agotada en las librerías y ha provocado una auténtica tolvanera política, en la que en particular se pone en entredicho la figura de Baltasar Garzón, considerado hasta ahora un "juez modélico". Amedo, condenado a 108 años de cárcel por instrucción del propio Garzón, acusado de los delitos de asesinato frustrado, secuestro y falsificación de documentos, amenazó hoy con sacar "más pólvora" de sus archivos para demostrar la veracidad de todo cuanto narra en el libro.
Amedo fue una pieza clave en el entramado que dio origen a los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL); incluso era el responsable de dar a conocer los comunicados en los que se atribuían la autoría de las diversas acciones de terrorismo de Estado que perpetraban en el sur de Francia en la década de los ochenta, siempre con el objetivo de amedrentar a las filas etarras. Pero también fue una pieza fundamental en los posteriores procesos judiciales que llevaron a la cárcel a la cúpula de Interior, del primer gobierno de Felipe González.
El ex subcomisario español reveló que la publicación del libro se realiza en estos momentos porque apenas ahora encontró una editorial, Espejo de Tinta, con la "valentía" de publicarlo. Al ser cuestionado sobre las posibles querellas judiciales por el contenido del mismo, explicó: "No tengo conocimiento, ni la editorial tampoco, de que se haya presentado una demanda judicial por el contenido del libro. Por lógica general, lo que cuento en el libro tiene que estar respaldado por testigos de todo tipo. Entonces me imagino que como ellos me conocen perfectamente, y hemos compartido momentos, digamos forzados u obligados, deben de saber que yo tomo mis medidas de precaución. Así que posiblemente sean conscientes de que las tomé en su momento y posiblemente no quieran arriesgarse a otras cosas".
-¿Cuenta con grabaciones de las coacciones a las que fue sometido por parte del juez Garzón? ¿Qué haría en el caso de que se presentara una denuncia en su contra por estos hechos?
-Quien lea el libro que saque sus propias conclusiones, pero me imagino que aquí habrá algún amigo del señor Garzón y tendrá interés en tener conocimiento de determinadas situaciones. En cualquier caso yo no podría generar diálogos o conversaciones determinadas si no estuvieran respaldadas por hechos fehacientes y por testigos físicos y de cualquier otro tipo. Le voy a hacer un comentario, a ver si lo entiende: en la mayor parte de los pueblos de España, cuando se celebra la fiesta patronal, se anuncia quemando pólvora y cuando la fiesta está álgida queman la mayor parte de la pólvora. Pero también al final siguen quemando pólvora. De todas maneras yo no iba a decir todo esto nada más por decirlo. Así que la fiesta acaba de empezar.
"Yo estoy en libertad de hablar de unas personas más y de otras menos, pero tengo que hablar del señor Garzón porque él desarrolló una actividad determinada, puesto que pienso que ningún juez tiene por qué inducir a nadie bajo presiones a contar algo, aunque sea la verdad. Un juez no está para eso. Yo me he sentido un chivo expiatorio de todo esto, al menos desde abril de 1987. Me han utilizado por todos lados, me han creado situaciones realmente extremas, pero hay que entender que he sido utilizado por los máximos poderes del Estado. Por eso al escribir este libro me he sentido más libre que nunca".
-Usted viajó a México con el objetivo de seguir a supuestos miembros de ETA refugiados ahí. ¿En algún momento se planteó que los GAL actuaran en México ya sea secuestrando o asesinando a algún etarra?
-No. Mire usted, cuando yo fui a México no se planteó nada de eso, ni tampoco en otros países en los que estuve. De hecho, siempre los servicios de información exteriores de España han estado controlando a gente en los países en los que se refugian habitualmente. No se planteó nunca ninguna actividad extraña en México.
-Pero usted entró al país en calidad de qué, ¿policía, agente de los servicios de inteligencia?
-No. Nunca se entra de esa forma. Se entra como un ciudadano más y punto.
-Pero iba a hacer labores policiacas relacionadas con los GAL...
-No. Yo simplemente iba a realizar labores de información.
-En el libro se arrepiente de muchas cosas, pero en ningún momento muestra el más mínimo resquicio de arrepentimiento por haber cometido actos de terrorismo de Estado. ¿Siente algún tipo de remordimiento por haber pertenecido a los GAL?
-Yo no hice terrorismo de Estado, aunque así lo han definido algunas personas para utilizaciones determinadas. Yo me limité exclusivamente a cumplir órdenes superiores. Eso tiene que quedar claro. A mí no se me ocurrió por mi cuenta llevar a cabo determinadas actividades. En todo caso, el terrorismo de Estado lo estuvo haciendo Francia durante muchos años, encubriendo a los etarras que venían a matar a España. Eso sí que era terrorismo de Estado.
Viajes a México
En su libro, Amedo dedica varias páginas a narrar algunos de los viajes que realizó a México para infiltrarse en el entorno de ETA, aunque niega que en algún momento se plantease la posibilidad de asesinar o secuestrar en territorio nacional a refugiados de esa organización armada.
En el documento, el ex subcomisario cuenta: "En julio de 1982 me trasladé en un supuesto viaje de placer a México DF, donde pasé la mayor parte de los días asistiendo como un turista más al Centro Vasco. Este desplazamiento y mis visitas al centro obedecían a que varios miembros de ETA se habían trasladado a México, donde pasaban épocas de descanso... Yo acudí a ese lugar aleccionado por un amigo de Bilbao para que preguntase por uno de los directivos del centro, amigo suyo. Aquel dirigente se llamaba Batarrita y con él, como si fuera un miembro más de los residentes en el País Vasco, mantuve diversas charlas sin que en ningún momento detectase cuáles eran mis verdaderas intenciones ni, desde luego, mi profesión... Mi estancia en México fue tan provechosa que inclusive mantuve conversaciones directas con varios miembros de la organización terrorista sin que sospechasen en ningún momento mi verdadera finalidad. Hasta jugué alguna partida de dominó con el histórico miembro de ETA Tomás Pérez Revilla, que en esa época se encontraba también en aquel país. A mi regreso a Bilbao dediqué varios días a desarrollar los datos que había recopilado y a relacionarlos con otros que ya obraban en mi poder".
Sin noticias de Garzón
A pesar de la gravedad de la denuncia hecha por Amedo contra Garzón, quien, según versión del fundador del GAL, utilizó su juzgado para instrumentalizar una conspiración política para desalojar a los socialistas del poder, hasta el momento no se ha producido respuesta alguna del juez, ni verbal ni judicial. Algo que, según lo afirmado por Amedo, podría llevar a que se conozcan otros documentos y grabaciones magnetofónicas en poder del ex policía español de sus diversas entrevistas, formales e informales, con el magistrado.
La versión de Amedo también fue verificada por otro de los implicados en la trama, Rafael Vera, ex secretario de Estado de Seguridad, en prisión por el secuestro del ciudadano francés Segundo Marey.
En carta publicada en El País, el 14 de febrero, Vera sostiene que "lo que ahí se cuenta es la verdad", al tiempo que acusa al juez Garzón de "ensuciarlo todo con lo de los fondos reservados. Esto sí era grave, porque lo de robar estaba peor visto que el secuestro y el crimen de Estado. Más informaciones escandalosas, por cierto, procedentes también del mismo Juzgado Central de Instrucción: cuentas en Suiza, en Andorra, en la isla Man. Noticias que se iban deshaciendo como un azucarillo en agua, pero que dejaban una estela pestilente".