Continúan ataques contra mezquitas sunitas; Bagdad impone el toque de queda
Mueren unas 130 personas durante 24 horas de violencia sectaria en Irak
Tres periodistas de la televisora Al Arabiya y 10 soldados estadunidenses, entre las víctimas
Desesperados llamados a la calma del presidente Talabani y los principales líderes religiosos
Ampliar la imagen Protesta en Bagdad contra el ataque a la Mezquita del Domo Dorado, uno de los santuarios de los chiítas Foto: Reuters
Bagdad, 23 de febrero. Al menos 130 personas, incluidos tres periodistas árabes y 10 soldados estadunidenses, fueron asesinadas en 24 horas en Irak en una ola de violencia sectaria desencadenada tras el atentado contra la Mezquita del Domo Dorado de Samarra, hecho ocurrido el pasado miércoles.
Los ataques contra mezquitas sunitas continuaron este jueves, mientras el presidente iraquí, Jalal Talabani, convocó a una reunión urgente de gabinete para conjurar una posible guerra civil.
El gobierno impuso un toque de queda en la capital y tres provincias de los alrededores, con el fin de evitar más ataques sectarios.
La mezquita era uno de los santuarios más venerados de los chiítas, y ayer fue destruida por hombres armados que secuestraron a los guardias del santuario y la hicieron estallar con explosivos.
En la mezquita, de alrededor de mil años de antigüedad, se encontraban los mausoleos de los imanes décimo y undécimo.
La escalada de violencia complicará la ya difícil tarea de los líderes sunitas y chiítas para formar un gobierno de unidad nacional, tras las elecciones de diciembre de 2005. Por lo pronto, el principal bloque político sunita, el Frente de la Concordia Iraquí, ya se retiró de las negociaciones.
Al menos 80 cadáveres, con señales de disparos, llegaron a la morgue de Bagdad desde el miércoles por la tarde, mientras que 47 obreros sunitas y chiítas fueron abatidos en el este, según fuentes hospitalarias y de seguridad.
De acuerdo con el Comité de Ulemas Musulmanes, son ya 168 las mezquitas dañadas o incendiadas en todo Irak y 10 imanes y predicadores murieron.
Además, los cadáveres de tres periodistas del canal de televisión de Emiratos Arabes Unidos, Al Arabiya, que habían sido secuestrados ayer en el norte de Samarra, fueron hallados hoy, informó la policía de esta capital.
La presentadora Atwar Bahjat, el camarógrafo Adnan Abdala y el ingeniero de sonido Jaled Mohsen fueron secuestrados cuando abandonaban Samarra, donde habían cubierto la información sobre el ataque a la mezquita.
Estas tres muertes se suman a las 72 de profesionales de los medios, en su mayoría iraquíes, que han muerto en Irak desde el comienzo de la invasión de Estados Unidos y Gran Bretaña, el 20 de marzo de 2003, señaló la organización Reporteros sin Fronteras.
El ejército de Estados Unidos reportó que siete de sus soldados murieron el miércoles al norte de Bagdad en dos ataques con bomba al paso de patrullas.
"Cuatro soldados de la 101 división aerotransportada murieron el 22 de febrero cerca de Hawijah cuando su vehículo saltó por la explosión de un artefacto explosivo colocado al borde de la carretera", se indicó en un comunicado del ejército.
Hawijah se encuentra en la región de Kirkuk, 250 kilómetros al norte de Bagdad.
Además, tres soldados de la cuarta división de infantería estadunidense perecieron cuando una bomba estalló al paso de su vehículo en el noreste de Balad, a 70 kilómetros al norte de Bagdad.
Estas muertes elevan al menos a 2 mil 290 el número de militares estadunidenses y personal asimilado muertos en Irak desde la invasión del país en marzo de 2003, según recuento de Afp basado en cifras del Pentágono.
Las autoridades iraquíes ya pusieron a todas sus fuerzas de seguridad en estado de máxima alerta y suspendieron los permisos de descanso o vacaciones.
En Bagdad y localidades al norte de la capital, donde está Samarra, se impuso un toque de queda de las 20 a las 6 horas locales desde este jueves, según decreto del Ministerio del Interior.
El presidente iraquí, Jalal Talabani, convocó para este jueves a los principales líderes políticos sunitas y chiítas para tomar medidas con el objetivo de evitar un conflicto religioso, pero la principal lista sunita, el Frente de la Concordia, se negó a participar para manifestar su rechazo a los ataques contra su comunidad.
"El crimen (contra el mausoleo) busca sembrar cizaña y guerra civil en Irak (...) Takfiris (extremistas sunitas) y zarqawis (por el nombre del jefe de Al Qaeda en Irak) llegados del extranjero buscan provocar una guerra civil, pero nosotros debemos impedírselo", dijo Talabani ante una delegación de los jefes de las tribus de Salahedin, al norte de Bagdad.
En comunicado leído al término de la reunión, Talabani advirtió del "fuego de la sedición que, si se inflama, puede quemar todo a su paso y nadie saldrá indemne". Añadió: "Apagar el fuego de la sedición es un deber sagrado (para todo iraquí) y pasa por la unidad nacional".
Angustia, por plegarias de hoy
Según dirigentes que participaron en la reunión, "todos los jefes políticos iraquíes expresaron su angustia ante una posible guerra civil y su temor a los excesos en las plegarias del viernes".
El líder nacionalista chiíta, Moqtada Sadr, ordenó a sus partidarios del Ejército del Mehdi proteger las mezquitas sunitas en regiones de mayoría chiíta, sobre todo en Basora, indicó este jueves un responsable de su gabinete en la ciudad santa de Najaf.
"Las mezquitas chiítas y sunitas son atacadas como si fuéramos enemigos", afirmó Sadr en entrevista telefónica a la cadena qatarí Al Jazeera.
"No. Somos hermanos en el Islam y la paz. Amaos los unos a los otros y no os ataquéis. La sangre, la propiedad y el honor de un musulmán son sagrados", añadió el dirigente al dirigirse a los iraquíes. "La unidad de Irak es nuestra responsabilidad".
Al advertir de un plan del "ocupante para fomentar una guerra confesional", instó al Comité de Ulemas Musulmanes (sunita) a crear un grupo conjunto para prevenir los ataques armados entre las dos comunidades.
El líder chiíta llamó también a los responsables chiítas y sunitas, políticos y religiosos, a firmar un compromiso "que prohíba los ataques interreligiosos y condene a los extremistas".
Por su parte, el gran ayatola. Alí Sistani, la más alta autoridad religiosa chiíta de Irak, reiteró un llamamiento a la unidad de los iraquíes y al rechazo de las armas, según uno de sus representantes, Mohammad Hakkani.