Usted está aquí: miércoles 1 de marzo de 2006 Opinión Todos iguales, pero no tanto

Carlos Martínez García

Todos iguales, pero no tanto

En la Secretaría de Gobernación practican la filosofía de uno de los protagonistas de la novela de George Orwell, Animal Farm, conocida en español como Rebelión en la granja. Se trata de aquella parte del manifiesto que originalmente decía que todos los habitantes de la nueva sociedad instaurada por los sublevados victoriosos eran iguales, pero que conforme la clase dominante va adquiriendo los vicios que antes combatía se modifica para transformarse en "todos son iguales, pero unos son más iguales que otros".

A principios de febrero cuatro líderes protestantes evangélicos recibieron un apercibimiento de la dependencia que encabeza Carlos Abascal, en el cual se les reconvino por hacer política partidista en favor del Partido Unidos por México (PUM), organización restringida al estado de México. Después de leer el documento de 18 páginas que sustenta los motivos legales para advertir a los señalados como ministros de culto, se queda uno con la impresión de que en Gobernación existe fuerte celo por hacer que nuestras leyes se cumplan. Lo cual no está mal, siempre y cuando las normas no sean flexibles a criterio de quienes deben hacerlas cumplir.

Las apretadas cuartillas son un acabado ejemplo de lenguaje cifrado, están saturadas de un estilo farragoso, en extremo repetitivo y con párrafos que para leerse hace falta echar mano de semiólogos y lingüistas como Umberto Eco y Noam Chomsky. La máxima hermenéutica de quienes redactaron el escrito parece ser "para qué hacerlo de fácil lectura, si lo podemos escribir de manera intrincada y difícil". En la antepenúltima página nos enteramos de la falta cometida, entre otros, por Abner López Pérez, actual director de la Sociedad Bíblica de México, antes moderador de la Asamblea General de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México. Participó en una ceremonia privada, a puerta cerrada, donde no hubo acceso al público en general, y de todo ello quedó constancia en un video, el cual sirvió de base a la Comisión Sancionadora. La denuncia fue presentada por José Núñez Castañeda, consejero presidente del Instituto Electoral del Estado de México.

La videograbación muestra a López Pérez dando palabras de ánimo a los dirigentes del PUM, de confesión evangélica, para que se conduzcan con integridad, y les toma protesta con expresiones propias de un líder religioso.

Quién sabe cómo en Gobernación concluyeron que una ceremonia privada pueda catalogarse de acto proselitista a favor de un partido político. Pero si con la misma lógica jurídica seguida en este caso se miden las constantes declaraciones de los jerarcas católicos, lo que debemos esperar son sanciones mucho más fuertes que las aplicadas a los cuatro protestantes. Simplemente porque lo realizado en privado por estos últimos lo hacen abiertamente y en público conspicuos integrantes de la cúpula clerical católica.

Sabedores de que las autoridades de Gobernación siempre van a encontrar resquicios en las leyes para evitar confrontarlos, clérigos como Norberto Rivera, Onésimo Cepeda y Juan Sandoval Iñiguez siguen "orientando pastoralmente" a sus feligreses en cuestiones político partidistas.

El obispo de Ecatepec, el inefable y chacotero Onésimo Cepeda, por una intervención mucho más contundente y abierta que la imputada a López Pérez solamente recibió de la dependencia encabezada por Carlos Abascal un exhorto. El obispo y empresario taurino ha dejado en claro que va a continuar expresando sus pareceres políticos y echa mano de su derecho a la libre expresión para respaldar a personajes cercanos a sus intereses. Por la descalificación que hizo de Andrés Manuel López Obrador, documentada por lo prensa escrita y electrónica, Onésimo tímidamente fue aconsejado por Gobernación para que no lo volviera a hacer.

Aunque nuestros altos funcionarios hacen malabares hermenéuticos para decir que no dijeron lo que dijeron, las palabras importan y el uso que se hace de ellas tiene un marco de significado con límites específicos. Por ejemplo, en el caso del exhorto gubernamental hecho al obispo de Ecatepec, éste puede ceñirse a él o simplemente, como lo ha hecho, darse por enterado y seguir violentando las leyes. Exhortar es, según el Diccionario de la lengua española, "incitar a alguien con palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer algo". En el caso de Onésimo Cepeda el gobierno federal hace rogativas y se olvida de hacer valer el Estado laico y la normatividad que lo constituye. A los líderes evangélicos que en privado hicieron lo que el obispo Cepeda realizó en público les advierten de mayores sanciones si continúan realizando proselitismo político, mientras el alto clérigo católico nada más le imploran que sea recatado.

Para la Secretaría de Gobernación la igualdad de los ciudadanos tiene sus límites. Hay unos más iguales que otros, y aplica las leyes de manera discrecional y según la relevancia pública de los personajes. A quién se le ocurre que un obispo católico y un líder evangélico pueden ser iguales.

 
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