Usted está aquí: miércoles 1 de marzo de 2006 Política ¿Cómo estás? Yo bien... ¿y tuuuú?

José Steinsleger

¿Cómo estás? Yo bien... ¿y tuuuú?

Un día en que andaba yo deshojando la margarita de si usar o no "celular" (teléfono) sonó el inconfundible silbato del cartero. En el cajón del domicilio, el manojo de sobres se denunciaba a distancia: estados de cuenta, facturas varias, amenazas de embargo, invitaciones del fisco, promesas del delegado y ¡oh!... una carta.

La carta venía con sello prolijamente pegado en el ángulo superior derecho, remitente al dorso y destinatario escrito con cuidada caligrafía. Caí en cuenta que desde el siglo pasado no recibía una carta así. ¡Una carta y no un meil desangelado y populachón!

De mis adornos antiguos tomé un cortapapeles. Con sumo cuidado rasgué el sobre. ¡Papel membretado!... ¡Párrafos manuscritos con tinta, ciudad y fecha de emisión! ¡Ja! ¿Quién recibe hoy una carta así...? Digo: una carta-carta, ¿eh?

Las amables palabras del amigo lejano me colmaron de dicha y emoción. Ir al correo, comprar un sello bonito, usar un buzón. ¿No es todo esto una clara muestra de respeto por el otro? Mas de inmediato, la duda: ¿podía corresponder con similar deferencia y atención? Si escribo "a mano" ni yo me entiendo. Y hasta con las perfectas letras de esta máquina creo que no consigo darme a entender.

Bueno. La verdad es que tampoco entendí las contundentes explicaciones de cómo enviar mensajes en un celular.

-Mira, tío. Cuando a mi novia le escribo: "jro pr mi mamcita q t' sigo amndo t' nsito lovyu", ahorro caracteres. ¿Entiendes?

-¡Claro que entiendo, güey! Algo de esto había leído en Perro callejero, una pésima novela del escritor anglofascista Martin Amis. Lo que me pregunto es si tu novia se emociona con jeroglíficos...

-¿Jeroglíficos? ¡Hoy todo el mundo escribe SMS!

-¿Qué dijiste?

-Dije que las nuevas tecnologías te permiten escribir short message system, SMS. ¡Es divertido!... ¡Y siempre estás conectado!

-Pues siento que esos message son demasiado short y sin system: ¿cómo estás?, ¿y tuuuuú? Yo bien ¿y tuuuuuú? Todo bien ¿y tuuuuú? En clases ¡qué güeva! ¿y tuuuú? Igual, ¿y tuuuuú? ¿De qué se trata? ¿Ahora la vacuidad cerebral se llama avance tecnológico?

Diálogo empedrado. No niego los "avances de la tecnología" y sé que en todas las épocas los jóvenes han inventado códigos propios. Se trata de algo radicalmente distinto del uso del tambor y el teléfono de Bell, cuando la comunicación resultaba más importante que estas nuevas redes en las que aparecemos, desaparecemos, nos localizan, no nos localizan.

En cuestión de segundos, los japoneses pueden localizar a sus hijos con celular. Marcan el número y un código personal y el servicio envía por fax un mapa de la ciudad donde señala el lugar exacto en el que se encuentra el dueño del teléfono. ¡Fantástico! Pero en Estados Unidos las empresas usan un sistema llamado Worktrack (rastreo laboral) para saber dónde y qué están haciendo sus empleados a través de una señal llamada GPS, ubicada en el interior de cada teléfono.

¿Y adivine usted qué pretende el supergobierno de la superlibertad y la superdemocracia? ¡Que todos los teléfonos celulares del mundo, no importa si "apagados", posean un GPS para poder identificar a su dueño! O sea que, como diría un entendido en el tema, "... en la era de la paranoia en nombre de la seguridad, ser ubicable puede dejar de ser interesante".

En fin, que, en efecto, "todo depende de cómo usemos la tecnología", que "la tecnología es un medio y no un fin" y todas esas muletillas de mercado destinadas a tranquilizar conciencias. Es verdad. Usted elige. En Argentina, por ejemplo, chicos de 13 a 19 años que fueron encuestados el año pasado prefieren los "celulares" con tonos que identifican al emisor: uno para los viejos, otro para los enamorados, otro para los amigos, otro para las imágenes pornomóvil.

En principio, cómo negarlo, las nuevas tecnolo-gías nos dan más "libertad" y "seguridad". ¿De veras? Fuera de si la pérdida eventual de un "celular" de "última generación" (minicomputadora, agendas con apuntes y directorios, sistemas con fotografías digitales) podría enviarnos al siquiatra, la mayoría de los usuarios creen que al estar en contacto "todo el tiempo" son más "independientes".

¿Independientes de qué? Sí, con nuestro mundillo de intimidad y sacrosanta privacidad. Sin embargo, las nuevas tecnologías son tan maravillosas que el mercado también ofrece aparatitos que, estando cerca o muy lejos, pueden grabarnos y chuparnos toda la memoria que guardamos en estos celulares muy nuestros, pero que dependen de "nodos", estaciones repetidoras, satélites y... equipos que se encargan de la "seguridad nacional".

El experto español Antonio Hernández dice que una imprenta clandestina es más difícil de localizar que las ondas electromagnéticas asociadas a las comunicaciones actuales. Así es que de aquí a la eternidad, el primer imperativo de la democracia realmente existente nos exigirá portarnos bien para ser muy buenos consum... ciudadanos.

 
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