Usted está aquí: miércoles 1 de marzo de 2006 Economía Ocultó el gobierno rescate de la carretera México-Toluca, la más cara del mundo

Canceló el fideicomiso administrador en Nafin y creó otro en Bancomext

Ocultó el gobierno rescate de la carretera México-Toluca, la más cara del mundo

Consintió que David Peñaloza se quedara con el negocio pese a la evasión fiscal

VICTOR CARDOSO

Bajo la pantalla de una operación financiera, el gobierno federal ocultó el rescate de la autopista México-Toluca, la más cara del mundo, mediante la cancelación anticipada del fideicomiso administrador de esa carretera operado por Nacional Financiera (Nafin), y la creación de otro en el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), que se encargará de administrar la vía hasta 2013.

Fue en 2003 cuando se realizó la operación mediante la cual la Secretaría de Hacienda encabezó la operación que implicó una nueva emisión de certificados bursátiles por un monto de 4 mil 800 millones de pesos para pagar adeudos fiscales de mil 362 millones de pesos; la liquidación por adelantado de certificados bursátiles, emitidos en 1990, por mil 510 millones y la liquidación de otras deudas con diversos organismos públicos, entre ellos el Instituto Mexicano del Seguro Social, Infonavit, Afore y Tesorería del Distrito Federal.

Cuando el gobierno del presidente Vicente Fox decidió llevar a cabo su propia versión del rescate carretero a mediados de 2003, coincidió con una cacería mundial contra el presidente de la empresa Triturados Basálticos (Tribasa), concesionaria de la México-Toluca, David Peñaloza Sandoval, ordenada por la Procuraduría Fiscal de la Federación por una supuesta evasión fiscal superior a 90 millones de pesos y un presunto fraude genérico en contra de Nafin por 29 millones de dólares.

Fue un verdadero despliegue de ingeniería financiera de los representantes del gobierno federal con la que se permitió a Peñaloza Sandoval, detenido en España en julio de 2003, obtener la libertad luego del perdón de Hacienda y Nafin. Pero sobre todo, el empresario, con apoyo gubernamental, logró mantener la concesión de la autopista México-Toluca; ponerse al corriente de los adeudos fiscales; pagar una emisión de certificados bursátiles con altas tasas de interés, y rescatar un negocio en el que invirtió 250 millones de pesos, pero que actualmente genera alrededor de 700 millones anuales por concepto de peaje.

En la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se solicitó información respecto de esta operación, pero no hubo respuesta, pues coincidía con el tercer maratón carretero que encabeza el presidente Vicente Fox.

Negociazo de largo plazo

La autopista México-Toluca fue construida en 1990 bajo un complicado esquema financiero que le impidió formar parte del rescate carretero realizado en 1997 por el gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo. La obra, que se concretó en un plazo de 11 meses, costó 250 millones 134 mil 250.19 pesos. Para 2000, según los últimos datos hechos públicos por la concesionaria, la autopista obtuvo ingresos por 667.7 millones de pesos, es decir, una y media veces más de lo originalmente invertido en la construcción. Esa cifra es aún más contrastante si se toma en cuenta que los gastos de operación y mantenimiento menor y mayor ese año escasamente rebasaron los 41 millones 920 mil pesos.

De acuerdo con estudios y pronósticos sobre los ingresos de la autopista, para 2006 estaría generando alrededor de 708 millones de pesos anuales por concepto de peaje, mismos que se elevarían a 869.7 millones al término de la concesión en 2013.

Las estimaciones no son del todo erradas si se considera que apenas el pasado 20 de febrero la agencia calificadora Fitch Ratings ratificó su evaluación de la autopista como de "la más alta calidad crediticia", por el "buen dinamismo de los ingresos de la carretera; el adecuado nivel de coberturas del servicio de la deuda preferente observadas en cada fecha de pago; el comportamiento sano del aforo vehicular (porque) los pagos de intereses y las amortizaciones de capital se han realizado cabalmente sin necesidad de utilizar los fondos de reserva, los cuales se encuentran formalmente constituidos, y los mantenimientos mayores y menores se han cumplido acorde con el programa aprobado por el comité técnico".

Además, la calificadora tomó en cuenta que el aforo vehicular a marzo de 2005 registró 31 por ciento de aumento respecto del mismo mes de 2004 y de que el ingreso real por cobro de cuotas de peaje se ha elevado a una tasa media anual de 7 por ciento. Eso, precisó Fitch Ratings, permitió realizar amortizaciones por 221 millones de UDI, equivalentes a 20 por ciento del monto original de la emisión de certificados bursátiles.

Pero sobre todo, el negocio carretero se mantiene gracias a un aforo promedio de 800 mil vehículos que circulan mensualmente por la autopista, no obstante que la diferencia de tarifas por kilómetro, frente a otras carreteras de peaje, es de 239 por ciento en el caso de los automóviles; de 462 por ciento en autobuses de dos ejes y de 618 por ciento para los camiones cargueros de nueve ejes.

 
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