Usted está aquí: miércoles 1 de marzo de 2006 Espectáculos Amparanoia y Ojos Brujos, al frente del cambio en la música española

El movimiento da un tratamiento vibrante y gozoso a las tradiciones gitanas y moriscas

Amparanoia y Ojos Brujos, al frente del cambio en la música española

No copian estilos; despojan de ataduras las viejas formas, las reconstruyen con nuevos instrumentos y las unen con el lenguaje que usan los jóvenes en las calles de las ciudades

ELIZABETH NASH* THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Amparo Sánchez, Amparanoia, y Marina, de Ojos Brujos Foto: Archivo

Ampliar la imagen Amparo Sánchez, Amparanoia, y Marina, de Ojos Brujos Foto: Archivo

Allá por 1979, impulsados por la muerte del dictador Francisco Franco, los jóvenes españoles hicieron a un lado el flamenco y los aplausos sincopados en las calles para abrazar el hedonismo de la movida. Se entregaron al punk, al anarquismo y al exceso sexual: las cosas que nunca habían tenido.

Hoy las calles de Madrid y Barcelona se hacen eco una vez más de esos ritmos olvidados. De los vecindarios urbanos, mezcla de razas, ha surgido una colonia de músicos jóvenes con una voz distintiva. Han tomado las antiguas tradiciones gitanas y moriscas y les han dado un nuevo tratamiento, vibrante y gozoso.

Amparanoia y Ojos de Brujo encabezan un movimiento que ha transformado la música popular española. Ojos de Brujo es un octeto encabezado por la gitana Marina las Canillas, fumadora de pipa. Este vívido colectivo combina el flamenco con rap, hip-hop, reggae, ritmos africanos y caribeños, apuntalados por rasgueo de guitarras y tecnología electrónica importada de las pistas de baile de Nueva York. "Fusión" es una pobre descripción de esta mezcla extravagante.

Ojos de Brujo surgió de un grupo de músicos callejeros que vivían en una ciudad perdida del distrito de Raval, la zona roja de Barcelona. Como los jóvenes turcos de hace 25 años, las bandas de mestizos de hoy reflejan en forma desafiante las transformaciones sociales que se viven en toda España.

Ojos de Brujo despotrica contra la guerra, la pobreza global, los barrios perdidos y el racismo, y abandera la causa de los paracaidistas, los proscritos y los perdedores. Pero sólo ahora, cuando su fama se extiende al sur de los Pirineos, comienza a crecer la aclamación hacia el grupo en su propia patria.

Mirada hacia Africa y América Latina

Es la primera música pop española que no copia los estilos en boga en Europa. Mira hacia Africa y el Magreb, y hacia América Latina, reflejando las tendencias sociales. En una década la sociedad española se ha vuelto un mosaico de colores, idiomas y culturas comparable a Londres, París o Lisboa.

Grupos como Amparanoia y Ojos de Brujo no pretenden representar el flamenco puro. "El flamenco es cosa seria. No somos flamencos; ya hay muchos haciendo buen trabajo en eso", señala Ramón Giménez, guitarrero gitano de 36 años, integrante de Ojos. Sin embargo, consideran que el flamenco en su forma prístina no se conecta con los jóvenes. Así pues, despojan de ataduras las viejas formas, las reconstruyen con nuevos instrumentos y las unen con el lenguaje que usan los jóvenes en las calles de las ciudades.

"Ese es el propósito de su música", explica Fernando Neira, crítico de El País. "Han descontextualizado el flamenco de cualquier rasgo de autenticidad para crear algo nuevo. Su música es intensamente rítmica y hedonista."

Lavapiés, el barrio de los marginados en Madrid, inspira a Amparanoia. Apoyada por un percusionista cubano y un trompetista mexicano, Amparo Sánchez, de 36 años, la carismática líder del grupo, lanza desde la entraña sus canciones con una vena que conquistó para el grupo el Premio Mundial de la BBC al mejor acto europeo en 2005.

Arraigada en el flamenco de su patria andaluza, Sánchez relata que en su adolescencia fue inspirada por el blues y el soul estadunidense: Billie Holliday, Aretha Franklin y Janis Joplin.

Ritmos abrasadores

El primer álbum de Amparanoia que alcanzó difusión en países no hispanohablantes, Rebeldía con alegría (2004), sintetiza el género. Poco después apareció La vida te da. Sánchez, que fue madre a los 17 años, llegó a Madrid con su hijo hace un decenio y se radicó en Lavapiés. Allí absorbió los ritmos abrasadores de sus vecinos multiétnicos e hizo migas con Manu Chao, padrino de la fusión afrolatina en España.

"Manu Chao me enseñó que estaba bien tomar partes interesantes de diferentes estilos de música y conjuntarlas", dice la cantante. Una estancia en México con los zapatistas, en 2000, vigorizó su sección rítmica y su compromiso con la lucha contra la injusticia y con hacer la guerra "con las palabras, no con la violencia".

Su música abreva en el flamenco, el reggae y en ritmos africanos, cubanos e inclusive balcánicos. Pero los fans la adoran igualmente por sus campañas contra la globalización y por los derechos de la mujer, y tiene mucha demanda en conciertos a beneficio de causas izquierdistas.

Una subcultura de paracaidistas y políticos alternativos ha producido profesionales rebosantes de confianza, con toda su refulgente espontaneidad intacta. Y muy de cerca los sigue un ejército de músicos surgidos de los suburbios industriales para grabar brillantes pistas de álbumes. España es hoy punto de cruce de inmigrantes que han arriesgado la vida por poner pie en Europa. Sus artistas de vanguardia dan voz a este momento histórico.

* Autora del libro Seville, Cordoba and Granada: a Cultural and Literary History, publicado en Gran Bretaña.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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