Presentan Cinco mil años de palabras, libro de Carlos Prieto, publicado por el FCE
''Llegará el día en que 95% de la población mundial hable alguno de los 10 megaidiomas''
Explorar el origen del lenguaje detonó ese texto escrito al vuelo por el violonchelista
Incluye un capítulo dedicado a las lenguas de América y en especial a las de México
Ampliar la imagen Carlos Prieto Foto: María Luisa Severiano
Los idiomas son la gran pasión del violonchelista Carlos Prieto. Claro, después de la música y a la par de la literatura y los viajes. Por ello escribió Cinco mil años de palabras, libro que se presentará este jueves.
Y lo son no sólo desde el aspecto de su aprendizaje y dominio -es hablante de cinco y a la fecha estudia el sexto: chino mandarín-, sino también desde una perspectiva más académica, enfocada a la investigación lingüística.
Inquietud que se remonta incluso a tiempos anteriores a sus estudios musicales y profesionales (es también ingeniero y economista). ''Sin exagerar -explica-, por lo menos desde hace 45 años estaba ya interesado profundamente en el tema de las lenguas, su origen, evolución y futuro."
Pero fue en tiempos recientes que el afamado intérprete pudo dar un cauce más formal a ese deseo, con el comienzo de una investigación que se convirtió en el mencionado texto publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).
Por la cantidad y lo actualizado de sus datos, la estructura de la información y la agilidad en su escritura, además de ser atractivo y didáctico, bien podría funcionar como libro de texto.
Cuatro años invirtió Prieto en la elaboración del texto, debido a las sui generis condiciones de su apretada agenda como chelista y sus constantes giras.
Fue un libro hecho literalmente al vuelo, es decir, durante los traslados en avión que el músico efectuó entre las ciudades donde se presentaba. Por ejemplo, dedicó 18 horas de trabajo en un viaje de Nueva York a Sudáfrica y 14 en uno de Berlín a México.
Creciente extinción
Cuándo, dónde y cómo nace la palabra es el motor inicial que mueve los entretelones de ese trabajo.
De acuerdo con Carlos Prieto, las lenguas que existen hoy tienen un origen común que se remonta a la aparición del homo sapiens, hace aproximadamente 130 mil años, en una pequeña región del centro-sur de Africa, y quizá a partir de una mutación que le permitió ejercer la facultad del lenguaje.
Y fueron extendiéndose, diversificándose, transformándose y creciendo conforme esas personas se propagaron por el planeta hasta dominar y encontrarse en todos los continentes, expresa.
''Hoy los lingüistas clasifican las seis o siete mil lenguas existentes en 17 familias, aunque hay algunos más osados que las dividen sólo en dos macrofamilias. Y de allí a que sea una sola familia hay sólo un paso", explica en entrevista
''Si se analiza que hace 110 mil años la población del homo sapiens era de 20 mil y hace 100 mil de 50 mil personas, pues cada vez cobra más interés esa teoría de que podríamos descender de una lengua primigenia", la cual ''fue convirtiéndose en lenguas diferentes conforme las migraciones y el paso de los milenios".
Para Prieto siempre ha habido creación y extinción de lenguas, pero durante muchos milenios era mayor el nacimiento que la desaparición.
''Sin embargo, a partir del momento en que se llegaron a hablar 15 mil lenguas en la Tierra, el ritmo de extinción superó al ritmo de surgimiento.''
Esa ha sido la tónica hasta llegar a la actualidad a las seis o siete mil, y quizá dentro de un siglo serán tres mil y en dos siglos sólo mil, agrega. Llegará el momento en que 95 por ciento de la población del mundo hablará algunas de las 10 ''megalenguas" existentes, entre ellas el chino mandarín, el hindi, el español, el inglés, el árabe, el ruso y el bengalí.
El propósito de Cinco mil años de palabras queda enunciado en su propio subtítulo, según el chelista: Comentarios sobre el origen, evolución, muerte y resurrección de algunas lenguas.
''Cuando hablo de esto último (resurrección), tengo presente sobre todo el notabilísimo caso del hebreo, que hasta poco antes de la mitad del siglo XX era una lengua muerta, limitada a las sinagogas, pues los judíos hablaban el yiddish o el sefardita, ladino o español", indica Prieto.
''Resucitó a raíz de la fundación del Estado de Israel, en 1948, cuando se discutió cuál debería ser el idioma oficial. Como era una lengua tan antigua había que dotarla del vocabulario de lo moderno y tuvieron que importarse términos de lenguas parientes, entre ellas, curiosamente, del árabe, así como de las romances y el inglés."
Es un caso tan notable como el del vasco, puntualiza, que destaca porque, junto con tres o cuatro lenguas de la India y Siberia, forma parte de un grupo llamado lenguas genéticamente aisladas, es decir, que no se les ha encontrado parentesco con ninguna otra del mundo.
Macrofamilias lingüísticas
En su libro, Prieto analizó ciertas macrofamilias lingüísticas, como la indoeuropea, la más importante del mundo, porque en ella se contienen todas las lenguas romances, como español, francés, italiano y portugués; las eslavas, cuyo principal representante es el ruso; las germánicas, cuyo exponente es el inglés; las celtas; las indioarias y las indiopersas.
''Es muy curioso descubrir los parecidos que tiene el español con lenguas que nos parecen extremadamente remotas como el persa, el hindi o el afgano."
También analiza las lenguas romances y dedica un capítulo a las de América, muy especialmente a las de México, ''uno de los países más ricos del mundo" al respecto, con más de 60 lenguas y 100 dialectos.
''La desaparición de una lengua, como dice un poema de Miguel León-Portilla, no es sólo la pérdida de una forma de expresión; es la pérdida de todo un entorno cultural", finaliza.
''Es un fenómeno cultural que empobrece a la humanidad, aunque quizá imposible de evitar.
''De las 6 mil lenguas que se hablan hoy, dentro de 100 años se habrán perdido 3 mil y las grandes megalenguas habrán crecido a expensas de esas pérdidas."
(Cinco mil años de palabras, de Carlos Prieto, será presentado a las 18:30 horas en la librería Octavio Paz del FCE, en Miguel Angel de Quevedo 115, Chimalistac, por Antonio Alatorre, Miguel León-Portilla Jean Meyer y el autor.)