Editorial
El PRI: aniversario y crisis
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) conmemoró ayer sábado su aniversario 77, en medio de lo que parece una profunda crisis. El acto, realizado en Toluca, estado de México, fue un fiel reflejo de la depresión que padece ese partido desde hace años, agudizada ahora por los malos resultados de su candidato presidencial, Roberto Madrazo, cuya campaña electoral no crece. De acuerdo con las más recientes encuestas sobre intención de voto, el abanderado priísta se encuentra en tercer lugar en las preferencias electorales, detrás de Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y de Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN). Estos resultados han generado inconformidad entre prominentes militantes del partido, que prácticamente han abandonado a su candidato: sólo cinco de 17 gobernadores priístas y únicamente cuatro ex presidentes acudieron a la ceremonia.
En el acto, que contó con la asistencia de unas 10 mil personas, la mayoría acarreados desde las dependencias estatales, Madrazo destacó los logros conseguidos por el PRI durante más de siete décadas en el poder, desde el reparto agrario hasta la aprobación de las leyes que otorgaron el voto a la mujer y a los jóvenes, entre otros. Por supuesto, omitió mencionar los excesos y errores cometidos en este tiempo. Aún así, el candidato priísta no pudo evitar que el acto se tornara gris y opaco, algo que refleja el severo conflicto interno que enfrenta la ausencia de la mayoría de los gobernadores es reveladora y la falta de convocatoria que afecta inclusive una plaza tan importante para este partido como lo es el estado de México.
El PRI de Madrazo no las ha tenido todas consigo en años recientes. Para empezar, el proceso electoral interno generó rupturas entre los militantes, de tal suerte que un número importante de militantes se rebelaron a los mandatos del abanderado tricolor. El estilo impositivo en que maneja el grupo de Madrazo todos los aspectos del partido ofendieron a muchos priístas, por lo que muchos de ellos, como Eduardo Andrade, decidieron renunciar a esa agrupación política. Las fricciones entre Madrazo y Elba Esther Gordillo, líder del sindicato del magisterio nacional, y que terminaron con la renuncia de ésta última a la secretaría general, fue un acontecimiento que afectó la imagen del partido de manera especial y mostró fehacientemente la división imperante. Además, prácticamente desde el comienzo de la campaña presidencial la gran mayoría de los mandatarios estatales han desestimado las acciones de su candidato. Incluso, algunos han tratado mejor a Calderón y a López Obrador. Aún ahora, en un acto tan importante, un aniversario más de la fundación del PRI, 12 gobernadores desairaron a Madrazo. Sin duda, el apoyo de estos mandatarios sería vital de cara a las elecciones para revertir los malos resultados obtenidos en las encuestas. No hay que olvidar el gran poder que acumulan esos, gobernadores en sus estados.
Por si fuera poco, Madrazo se ha visto envuelto en varios escándalos que han dañado aún más su imagen, que de por sí era negativa ante los ojos de los electores. Casos como los del gobernador de Puebla, Mario Marín, en relación con la intimidación a la periodista Lydia Cacho, y del ex mandatario mexiquense Arturo Montiel, quien fuera el principal rival de Madrazo en las elecciones internas y que tuvo que retirarse abruptamente víctima de una vergonzosa guerra sucia entre los contendientes, cuando fueron filtrados a la prensa documentos que probaban la grave corrupción cometida durante su mandato.
Pese a lo prometido por Madrazo durante el proceso electoral interno en el sentido de que buscaría cerrar filas en torno al partido, la realidad es que su candidatura ha provocado exactamente lo contrario. Los resultados están a la vista: ni siquiera el probable fracaso del PRI en las elecciones presidenciales de julio próximo ha logrado unir a los militantes de este partido alrededor de la candidatura del tabasqueño.