China, en la mira del Congreso de Estados Unidos

La susceptibilidad cada vez mayor de los legisladores hacia el comercio con el país asiático se inflamó de manera dramática cuando CNOOC quiso participar en la licitación para comprar la petrolera Unocal

Economist Intelligence Unit /The Economist

A lo largo de 2005 el Congreso estadunidense se enfocó de manera creciente en la relación comercial del país con China. El punto culminante fueron las extremas reacciones ante la propuesta de compra de posesiones petroleras de EU por la empresa energética gubernamental de China. Aun cuando el frenesí se ha calmado -sobre todo porque la empresa retiró su oferta de compra en respuesta a una ''oposición sin precedente'' en el Congreso-, el interés de los legisladores en los asuntos del comercio con China podría intensificarse en los meses futuros y traducirse en acciones legislativas este año.

Como la balanza comercial entre ambas naciones continuó deteriorándose para EU durante el año, el Congreso comenzó a proponer leyes que acometieran el problema. En particular, muchos legisladores han aprovechado el tema de la moneda china; en concreto, la práctica china de mantenerla en una cotización fija, restringiendo la posibilidad de que ''flote'' contra el dólar. (La divisa china, el yuan, se mantiene desde 1994 en unos 8.28 yuanes por dólar.) Esta práctica ha sido considerada -correctamente o no- como el factor que más contribuye al desequilibrio comercial entre ambos países porque, en apariencia, vuelve más caras las importaciones estadunidenses. Los senadores Charles Schumer (demócrata de Nueva York) y Lindsey Graham (republicano de Carolina del Sur) presentaron una iniciativa de ley que obligaría a China a revisar su política monetaria mediante la imposición de un arancel aduanero de 27.5% sobre todas la importaciones chinas, el cual, aseguran los senadores, es el "punto medio" entre 15 y 40% en que, según las estimaciones de muchos economistas, debe devaluarse la moneda china en relación con el dólar.

En forma obstinada, Schumer y Graham han tratado de promover esta ley, lo que culminó en una resolución del Senado que la incorpora a otra que se proponía en ese cuerpo legislativo. No obstante, bajo la presión del gobierno de Bush y de los líderes del Senado (quienes temían que su inclusión pusiera en peligro la aprobación del proyecto en conjunto), los senadores acordaron retirarla, aunque están en libertad de integrarla a otra en lo que resta del año.

Schmer y Graham no son los únicos senadores que han presentado iniciativas para solucionar el problema de la divisa, pero sus persistentes esfuerzos incrementan el interés del Congreso por el comercio con China. En general, el tono y contenido de estas medidas legislativas, así como muchos comentarios de los miembros del Congreso en esos temas, habían sido respetuosos y mesurados, pero eso cambió de manera dramática ante el intento de la Corporación Nacional de Petróleo Submarino de China de comprar ciertas posesiones petroleras estadunidenses.

CNOOC

La creciente susceptibilidad del Congreso hacia el comercio con China se inflamó de manera dramática. CNOOC Ltd, de la cual es propietaria al 70% la empresa gubernamental Corporación Nacional de Petróleo Submarino de China, anunció su intención de participar en la licitación para comprar Unocal, que era el objetivo de una oferta de compra de otra petrolera estadunidense. La reacción del Congreso rayó en lo histérico: unos días después del anuncio, numerosos legisladores habían escrito ya cartas al gobierno de Bush oponiéndose a la propuesta; se había propuesto una ley para, entre otras cosas, someter a un embarazoso proceso de revisión oficial la aprobación de la venta, y se habían hecho gran cantidad de declaraciones públicas contra la posible operación.

No sólo eso. En ambas cámaras se introdujeron candados a la propuesta, entre ellos un proyecto de ley para impedir que el Departamento del Tesoro pudiera tomar fondos de cualquier partida para estudiar y recomendar la propuesta de adquisición de CNOOC. A final de cuentas la empresa china, citando de manera educada la oposición política ''sin precedente'' al acuerdo, retiró su propuesta de compra el 2 de agosto.

Ley de Derechos Comerciales

Mientras esta historia explotaba en el Capitolio, el gobierno de Bush estaba comprometido en una intensa lucha para aprobar su propuesta comercial de 2005 -el Tratado de Libre Comercio de Centro América, o TLCCA-, y la ansiedad del Congreso hacia China se desbordó en dicho debate. De hecho, varios miembros indicaron de manera expresa que no apoyarían el TLCCA hasta que el Congreso atendiera los supuestos problemas comerciales con China. La precipitada y abrumadora aprobación de la Ley de Derechos Comerciales de Estados Unidos por la Cámara de Representantes precedió a la votación final del TLCCA, el cual se aprobó por sólo dos votos.

Aunque el proyecto de ley fue redactado, supuestamente, para aplicarse a todos los socios comerciales de EU, no hay duda de que su objetivo directo era China. Entre otras cosas, el proyecto pretendía:

- Autorizar la aplicación de la legislación estadunidense sobre derechos compensatorios a las exportaciones de economías que no son de mercado, como China.

- Instaurar un sistema de vigilancia integral sobre el acatamiento de la obligaciones comerciales de China en cuanto a derechos de propiedad intelectual, acceso al mercado de mercancías, servicios y productos agrícolas de EU, y rendición de cuentas sobre subsidios.

- Obligar al Departamento del Tesoro a someter al Congreso un informe donde se precise la manipulación monetaria y se describan acciones de otros países que pudieran ser consideradas como manipulación de divisas.

- Autorizar 6 mdd por año en fondos adicionales a la Oficina Comercial del Congreso para las actividades de la Oficina de Monitoreo y Cumplimiento, la Oficina de Asuntos Chinos y la Oficina de Asuntos de Japón, Corea y de APEC, Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por su nombre en inglés).

- Expresar la ''percepción del Congreso'' (la cual no tiene fuerza de ley) de que EU debe esforzarse por ampliar la membresía del Tratado de Compras del Sector Público de la Organización Mundial del Comercio, procurar que China entre a este acuerdo y que se comprometa a suspender la ejecución de su ley sobre adquisiciones gubernamentales hasta la conclusión de las negociaciones de acceso comercial.

En lo que resta del año

La legislación de aplicación comercial autorizada por la Cámara no avanzó en el Senado, pero permanece una de las medidas, integrada al proyecto de ley arancelaria Schmer-Graham, que el Senado podría debatir en 2006.

Se espera que el interés del Congreso de EU por China crecerá a medida que se disponga de información sobre el comercio entre ambos países. A principios de marzo, el Departamento de Comercio dio a conocer información de noviembre pasado, según la cual el déficit anual con China se elevó a 185 mil mdd, lo que representa un incremento de 24% durante el periodo. Es probable que el déficit de 2005 supere 200 mil mdd, lo cual contribuiría a intensificar la actividad del Congreso respecto a ese país. (Se espera que el Departamento de Comercio dé a conocer la información anual comercial en cualquier momento.)

Otro factor que puede incidir en las acciones contra China es que 2006 es un año de elecciones y que el Partido Republicano está en riego de perder el Congreso. El entusiasmo por solucionar los males supuestamente ocasionados por China puede ser uno de los pocos temas que generen fuerte apoyo bipartita en un Congreso muy dividido. La desafortunada conexión que se ha hecho entre divisa china y déficit comercial estadunidense, al cual es inevitable que muchos en el Capitolio culpen de la pérdida de empleos en EU, hace de China un blanco tentador para toda clase de malevolencias en lo que resta del año.

Quizá los recientes comentarios del nuevo vicerrepresentante comercial de Estados Unidos, Karan Bhatia, quien reconoció que los consumidores y productores de EU ''se han beneficiado claramente'' del comercio con China fueron como echar combustible al fuego del Congreso. Sin embargo, Bathia también puntualizó que ''los estadunidenses no creen que China esté compitiendo de manera leal cuando la piratería sin control, la falsificación y la violación de derechos de autor cuestan a las empresas estadunidenses miles de millones de dólares cada año. Esto es un robo puro y simple, y las empresas de EU están en lo correcto al insistir en que se detenga''.

Bathia indicó que, ''desafortunadamente, en China se continúa abogando por un acercamiento muy cauteloso a la liberación económica. Su enfoque favorece la selección cuidadosa de sectores y mercados para una apertura parcial, la continuidad del control oficial, la colaboración gubernamental en la protección de los intereses locales, toma de decisiones poco transparentes, e incluso sutiles -o no tan sutiles- intimidaciones contra empresas domésticas o extranjeras que rechazan el sistema''. Finalmente, Bathia amenazó con que ''...EU no vacilará en usar todos los instrumentos a su disposición para asegurar que China se coloque a la altura de sus compromisos, incluyendo el arreglo de las disputas ante la OMC o el uso de remedios comerciales dentro de nuestro sistema legal. Haremos que China sea responsable''.

Los de Bhatia son algunos de los comentarios públicos más críticos sobre China que haya hecho un funcionario de alto nivel del gobierno de Bush en las semanas recientes, y es probable que los aprovechen legisladores que este año propongan leyes para atender los retos que supone la relación comercial con el país asiático.

FUENTE: EIU