Abel Sierra explora las ''zonas de silencio'' alrededor de la diversidad sexual
Ganó un historiador el Casa de las Américas por su ensayo sobre la homofobia en la isla
La Habana, 6 de marzo. Un jurado internacional otorgó el Premio Casa de las Américas de este año, en la especialidad de ensayo histórico-social, a una investigación sobre la homofobia en Cuba: Del otro lado del espejo. La sexualidad en la construcción de la nación cubana.
''La tesis fundamental es cómo esta nación se ha articulado, se ha sustentado en la negación de ese otro sexual, privilegiando el heterosexismo, la discriminación, la homofobia", dijo a La Jornada el autor, el historiador Abel Sierra, de 29 años, investigador de la Fundación Fernando Ortiz.
El texto, como los demás triunfadores del premio, estará impreso a principios del año próximo. El jurado estuvo integrado por la mexicana Rossana Reguillo, la argentina Claudia Briones, la peruana Gisela Cánepa, el ecuatoriano Alberto Acosta y el cubano Eduardo Torres Cuevas.
''Este es un texto para mi generación", dijo el autor. ''Es para la generación de los que se quedaron aquí, trabajando con todas nuestras carencias. Es una forma de mostrarle un poco a la gente que todavía viviendo en Cuba se pueden hacer muchas cosas."
Sierra explicó que llegó a este punto al hallar una historiografía ''volcada en determinados temas, la guerras, la política, las estructuras sociales", al mismo tiempo que había ''una zona de silencio, que nadie trabajaba", como los comportamientos sexuales.
Su primer resultado fue La nación sexuada. Relaciones de género y sexo en Cuba en la primera mitad del siglo XIX (1830-1855), publicado en 2002 por la Editorial de Ciencias Sociales. Luego examinó el periodo de guerras de independencia a partir de los diarios de campaña de los mambises (campesinos insurgentes) y de los procesos penales y la prensa de la época, que en parte reflejó en el artículo La policía del sexo. Siguió con el siglo XX, la revolución de 1959 y llegó a 2003.
El investigador añadió que abordó ''las zonas de silencio" sobre la diversidad de la vida sexual, que persisten fuera del ''canon occidental heterosexista, homofóbico".
Sobre la época actual, Sierra estimó que el discurso sexista se prolongó en ''la ética humanista revolucionaria y el hombre nuevo, donde no tenían cabida estas formas periféricas, digamos, diferentes, de expresar la sexualidad".
''La mentalidad revolucionaria en aquel momento pensó que esas formas eran parte de un capitalismo decadente, de toda la vida antes del 59, de casinos, burdeles, bares y que la homosexualidad era eminentemente un fenómeno capitalista, parte de esa decadencia, de esa hegemonía imperial y que había que acabar con eso; que era una enajenación del ser humano."
A raíz de eso, recordó Abel Sierra, se aplicaron medidas represivas, como los campos agrícolas de internamiento forzoso para los homosexuales y políticas discriminatorias, entre finales de los años 60 y 70.
Halló un ''congelamiento" en los años 80, coincidiendo con la emergencia de programas de salud reproductiva y una distensión al estallar la crisis económica de los 90. Explicó que en parte tuvo influencia la eliminación, en 1988, de la ''ostentación homosexual" como figura punitiva, pero advirtió: ''Una ley puede abolirse de derecho pero no de hecho; todavía hay políticas discriminatorias y sexistas".
Sierra consideró que, aunque la cubana es una ''sociedad muy machista", hay esfuerzos por remontar esos ''silencios" sobre temas como la diversidad sexual. ''La literatura y la crítica literaria han sido la vanguardia de estos años.
''Los académicos han estado volcados en otras cosas, como una especie de autonegación obnubilante", señaló.
''Le seguimos dejando espacio a la academia estadunidense, a que siga haciendo leña de nuestros árboles caídos, para que publique textos superficiales.
''No me parece que sea un tema oficial, sino un tema de toda la sociedad", agregó. ''La culpa la tenemos todos. Hemos sido cómplices de un silencio."