Usted está aquí: martes 7 de marzo de 2006 Opinión Calderón y Ortiz Ortiz: ¿control de daños?

Editorial

Calderón y Ortiz Ortiz: ¿control de daños?

El sábado pasado el candidato presidencial oficialista, Felipe Calderón Hinojosa, anunció el despido de su fugaz coordinador de imagen, Francisco Ortiz Ortiz, quien había llegado a ese cargo procedente del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM). Ortiz Ortiz fue responsable de imagen del candidato presidencial panista en 2000, y después del presidente Vicente Fox.

El paso del ex funcionario por el CPTM dio lugar a diversos señalamientos públicos ­es decir, conocidos por Calderón Hinojosa­ de irregularidades y manejos dudosos de dinero: elevadísimos pagos discrecionales a agencias de publicidad y relaciones públicas ­una de ellas vetada por la Secretaría de la Función Pública; otra, propiedad de una pareja que formó parte de las redes de financiamiento del aspirante presidencial panista en 2000­, adquisición injustificable de espacios y tiempo aire en medios y contrataciones turbias de compañías para la realización de eventos y promociones, prácticas que en el pasado reciente provocaron expresiones de descontento en sectores empresariales vinculados al turismo. Por otra parte, se ha señalado públicamente la súbita prosperidad personal de Ortiz Ortiz, difícilmente explicable en función de su salario de funcionario.

El CPTM y Ortiz no son los únicos protagonistas de la sospecha en el sector turístico del gobierno foxista. Hace poco más de un año estalló un escándalo por la venta de 377 hectáreas del municipio de Benito Juárez (cuya cabecera es Cancún), Quintana Roo, al grupo Golf & Resort, a 71 pesos por metro cuadrado, cuando el valor catastral de esos terrenos era de unos mil 750 pesos por metro, y el comercial de entre 6 mil y 8 mil pesos. La operación corrió a cuenta del Fondo Nacional de Turismo, a cargo de John McCarthy, y, como ya es habitual en la administración en turno, los órganos federales de control y fiscalización exoneraron de cualquier responsabilidad al funcionario.

Otro tanto hizo ayer el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, con Ortiz Ortiz. Redujo las versiones sobre malos manejos de dinero en el CPTM a "chismes" y dio por cerrado el asunto. Pero los datos disponibles obligan a presumir la persistencia, en las dependencias gubernamentales relacionadas con el turismo, del foco de corrupción sembrado allí en el sexenio anterior, al paso de Oscar Espinosa por la secretaría del ramo, y al que en el gobierno actual se agregan otros como la Lotería Nacional y en el Fondo de Desastres Naturales, entidades que también han recibido exoneraciones rápidas del gobierno del que forman parte.

Al margen de estos elementos de juicio, debe admitirse que la campaña de Calderón Hinojosa no ha brillado, ciertamente, por la capacidad de sus protagonistas y estrategas, y que la abrupta salida de Ortiz Ortiz del equipo del aspirante presidencial blanquiazul podría estar directamente relacionada con el estancamiento que éste experimenta ante la ciudadanía y en las encuestas. Si el político michoacano obtuvo una victoria tan arrasadora como imprevista sobre su oponente interno, Santiago Creel, en la selección interna de candidatos, fuera del partido oficial la candidatura de Calderón simplemente no despega y, por el contrario, casi todos los días pone en evidencia el desbarajuste de su equipo.

Sin embargo, y habida cuenta de que el candidato de Acción Nacional conocía ­tenía que conocer­ los dudosos antecedentes de Ortiz Ortiz, el despido de éste bien podría ser una operación anticipada de control de daños: tarde o temprano los cuestionamientos a la probidad del ex titular del CPTM habrían de afectar la campaña de Calderón, quien se ha empeñado por presentarse ante la opinión pública como un aspirante "con las manos limpias" y de minimizar su procedencia de un partido y de un gabinete que, en materia de corrupción, no se diferencian de sus antecesores priístas.

No obstante, tanto las exculpaciones oficiales a Ortiz Ortiz como los deslindes no muy explícitos de Calderón parecen movimientos un tanto ingenuos, porque la sociedad mexicana, pese a lo que puedan creer los actuales integrantes del grupo en el poder, no comulga con ruedas de molino.

 
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