Este año se empieza a construir otra en Japón, anuncia Roberto González Barrera
En agosto comienza a operar una planta de Gruma en China
Plan de inversión en Asia por mil millones de dólares en 5 años; en 2006 gastará 200 mdd entre Asia y Australia
El sistema tributario mexicano frena inversiones, afirman empresarios chinos
La primera planta de producción del Grupo Maseca (Gruma) en China iniciará sus operaciones en ''julio o agosto próximo'', y antes de que concluya 2006 comenzará la construcción de una más en Japón, anunció este martes Roberto González Barrera, presidente del corporativo mexicano.
''El plan de inversión de Gruma para Asia es de mil millones de dólares en los siguientes cinco años'', declaró el empresario. ''Este año calculamos invertir 200 millones entre China, Japón y Australia. Y así cada año para ir entrando en más países'', dijo a la prensa después de participar en el primer foro Oportunidades en la relación económica y comercial entre China y México.
González Barrera, también presidente del Grupo Financiero Banorte (GFNorte), dio a conocer que Gruma -la principal fabricante de harina de maíz- ampliará sus operaciones en Oriente en el futuro cercano.
''Nos tomó 55 años llegar a Asia y a Oceanía con plantas propias en la región. Hoy estamos ya en Australia; inauguraremos nuestra planta en China y ya vamos a iniciar en Japón. Asia tiene 50 por ciento de la población mundial, con tasas atractivas de expansión económica, por lo que prevemos seguir creciendo de manera sostenida a largo plazo'', anunció en el foro organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Senado y la cancillería mexicanos.
El empresario informó que los productos que Gruma comenzará a elaborar en China a mediados de este año y que actualmente distribuye en la región desde sus plantas en California, son tortillas de maíz y trigo, así como botanas o snacks, también de maíz y trigo.
Durante su participación en el foro, habló de la forma en que Gruma ha logrado acercarse al gigante asiático, el país que, dijo, definirá el rumbo de la economía mundial. ''En China hay que ofrecer proyectos que claramente contribuyan al desarrollo del país, no sólo al beneficio de la empresa'', planteó.
Desde su punto de vista, China es un país totalmente diferente, no sólo por su gran tamaño y población, sino porque es una cultura de 5 mil años forjada en el concepto del trabajo y la obediencia total, ''en la cual lo que el gobierno diga es ley, y donde el pueblo respeta a sus gobernantes y tiene gran fe en ellos, porque además han mostrado resultados''.
Así, dijo, lo primero que una empresa debe saber es que para hacer negocios debe respetar al pueblo y gobierno. Ese respeto, añadió, incluye hacer un esfuerzo por entender el mercado y también la cultura.
''Si bien el país es muy abierto a la inversión extranjera, es obvio que el gobierno está en una excelente posición para negociar; hay que ofrecer proyectos que claramente contribuyan al desarrollo del país, no sólo al de la empresa; las negociaciones pueden ser lentas, por lo que hay que presentar el proyecto con calidad y detalle, sin ambigüedades y asegurarse de que se está dialogando con todas las autoridades vinculadas'', comentó.
Según González Barrera, China ha logrado una ''revolución silenciosa'' tanto o más significativa, dijo, que la encabezada por Mao Tse Tung a mediados del siglo pasado. Los dirigentes de ese país, sin renunciar a sus objetivos sociales, han reducido asombrosamente la pobreza y logrado construir una clase media que llegará a 400 millones de personas en unos cuatro años.
''Basta lo mencionado para tener respeto por una nación que ha logrado transformarse radicalmente en tan poco tiempo, que ha hecho y sigue haciendo las reformas necesarias y cuyo principal lema del Partido Comunista no es una consigna política, sino una frase contundente: vamos a cuadruplicar el ingreso per cápita en 20 años y lo están logrando. Actualmente el ingreso es de 2 mil 200 dólares por año y llegará a 8 mil, y estoy seguro de que lo lograrán antes'', añadió.
Reglas de México ahuyentan inversiones
En el mismo foro, Lin Jian Hua, presidente de Sinatex, empresa textil de capital chino instalada en México, dijo que el sistema tributario y el marco laboral mexicano constituyen un freno a las inversiones, por lo cual es necesario modificarlo.
Expuso que en China la tasa del impuesto sobre la renta (ISR) es de 33 por ciento, mientras en México es de 29 por ciento.
Sin embargo, en el país asiático los inversionistas extranjeros no pagan este tributo en los dos primeros años, y entre el tercer y quinto años sólo cubren la mitad.
En China no existe el impuesto al activo, que para las empresas que operan en México puede representar una carga casi similar a la del ISR.
''La política de cobrar un impuesto al activo frena la inversión en equipo y tecnología en México, sobre todo para las empresas con alto volumen de capital. Además, impide la innovación tecnológica'', aseguró.