Montan en Londres la última obra de Arthur Miller
Londres, 7 de marzo. Un toque de mímica de Mussolini, un poco de gestos de Hitler. De Michael Jackson, la forma de agarrarse entre las propias piernas. Pero, sobre todo, la gesticulación de Saddam Hussein y George W. Bush. ¿Se puede componer un personaje teatral con esta mezcla? ''Por supuesto", afirma el austriaco Maximilian Schell.
En Londres, el ganador de un Oscar interpreta actualmente en la última obra de teatro de Arthur Miller, Resurrecction blues, a un dictador de una república bananera que padece problemas de impotencia y que por millones de dólares quiere crucificar ante las cámaras de la televisión estadunidense a un carismático líder rebelde.
''Es anarquista y absurdo, pero es un reflejo de nuestro tiempo, como lo concibió Miller", dice Schell, y muestra noticias de periódicos, fotos y videos para el estudio de la mímica de dictadores, estrellas del espectáculo, y del presidente Bush.