Su operación ponía en riesgo la vida de mineros: Cereal
Pasta de Conchos: dos años de labores al límite
Grupo México desatendió múltiples llamados de alerta
La mina 8 Pasta de Conchos operó casi dos años en condiciones que "ponían en riesgo la vida" de los trabajadores, tardó siete meses en contestar un oficio que le envió la autoridad para corregir la inseguridad y no activó de forma inmediata el paro de emergencia.
De hecho, el turno de la noche había amenazado a la empresa con un paro si la mina no era ventilada y los trabajadores habían dado un plazo hasta las 4 de la mañana para apagar la maquinaria si no se bajaban los niveles de gas.
Todos estas alertas fueron ignoradas por Grupo México, además de que nunca modificó el deficiente sistema eléctrico, y la estructura misma de la mina tenía problemas serios, ya que no contaba con soportes de madera construidos entre cada arco -para dar forma al túnel- y, por si fuera poco, no se aplicó el sistema de polveo inerte, que sirve para quitar combustibilidad al carbón.
Documentación testimonial recogida directamente en la zona por el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), con información de trabajadores de la misma empresa y de los familiares de los obreros atrapados, revela lo anterior.
Los reportes señalan que aunque la empresa se ha concentrado en el tema del monto de las indemnizaciones -que además son bajas-, lo fundamental es denunciar que Grupo México incurría permanentemente en violaciones a los derechos laborales de los mineros.
"La primera inspección a la mina se realiza en julio de 2004 y corre a cargo de Mario Alberto Fraga Zamarrón, de la delegación federal del Trabajo de Coahuila, y apenas un año después la autoridad formula 34 medidas para corregir. La empresa tarda siete meses en contestar y acuerda dar cumplimiento a las medidas formuladas", expone Cereal, pero la explosión comprueba que no se acataron.
Los testimonios de los trabajadores señalan que había serios problemas de ventilación y que 10 días antes de la explosión ya se quejaban de que estaba muy "gaseada"; además, el único tiro vertical para ventilar la mina se encontraba 2 kilómetros al fondo, que era el área de trabajo de la mayoría.
Exponen que la mina tampoco tenía red de hidrantes ni extinguidores ni camillas ni botiquines ni casetas de emergencia o rutas de evacuación, ni salida de emergencia con cuerda de vida. Había hasta cables expuestos, amarres con alambres recocidos, etcétera.
"El día del siniestro, el turno de la mañana registró niveles de gas por encima de lo recomendado, de modo que pararon una de las máquinas cortadoras de carbón. El segundo turno trabajó sólo media hora con la misma máquina. El turno de la noche había amenazado con un paro si la mina no era ventilada para bajar los niveles de gas", se indica.
El Cereal pide crear una comisión independiente de investigación; que la mina no sea sellada; que el Ministerio Público deslinde responsabilidades sobre un probable homicidio por negligencia; que se exhiba el acta de inspección y, sobre todo, que se revisen las condiciones de las minas La Escondida y La Rosita, en peligro inminente de otro siniestro.
La empresa no puede lavarse las manos, ya que hay pruebas contundentes de que ignoró los señalamientos y alertas sobre la alta combustibilidad, arriesgó a todos sus mineros durante casi dos años y mató a 65, lo que no puede quedar impune, denunció este centro.