Usted está aquí: lunes 13 de marzo de 2006 Deportes Conjura de ricos, el lastimoso desperdicio de la tradición taurina

Herrerías, sólo punta del iceberg de una fiesta de toros deliberadamente deprimida

Conjura de ricos, el lastimoso desperdicio de la tradición taurina

Dueños de consorcios han contribuido al detrimento del espectáculo

Entre aficionados y público hay la tendencia generalizada a suponer y repetir que en Rafael Herrerías, supuestamente alejado ya de sus afanes por promover la fiesta de los toros, recae la principal responsabilidad por el estado actual del espectáculo taurino en México.

Sin embargo, el entreguismo, negligencia, arbitrariedades, omisiones, voluntarismo, insensibilidad, villamelonismo, connivencias, abusos, desconsideraciones, desfachatez, intocabilidad y autorregulacionitis aguda que acompañaron al operador de los Alemán a lo largo de 13 alegres años de hacer como que promovía la fiesta de toros en la capital del país, no son ni con mucho los factores determinantes de una fiesta a la baja como nunca.

Además de unos gremios taurinos desunidos y sin capacidad de pronunciamiento, de una crítica incondicional, de unas autoridades aleladas que no vieron filón político en esta tradición mexicana, y de un público atrapado por espectáculos más emocionantes y mejor promovidos, otros actores, más importantes, han influido negativamente en esta sistemática destaurinización del país.

Un ejemplo sería la otra empresa taurina fuerte del país, propiedad de Alberto Bailleres, junto con las 10 plazas más importantes en los estados y de dos ganaderías, Begoña y Mimiahuápam, que no ha sabido o no ha querido darle a su división taurina -sistemáticamente perdidosa y con plazas semivacías- una profesionalización y una competitividad como las exhibidas en el resto de sus boyantes empresas.

Otro, el duopolio televisivo, ante la irresponsabilidad acrítica de sus televisoras con relación a lo que sucede en la fiesta de los toros, en tanto compiten grotescamente por el primer lugar en crónicas empalagosas y juicios zalameros a "empresarios" y "figuras".

A la lista de quienes tienen relación con lo ocurrido en la Plaza México en los recientes 13 años habría que agregar a Miguel Alemán Magnani, usufructuario de la licencia de funcionamiento del coso, en principio otorgada a Televisa, y Antonio Cosío, propietario del desprestigiado inmueble. Todos ellos podrán ser lo exitosos que quieran, excepto en materia taurina, donde por inexplicables razones han fracasado.

 
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