Brasil cancela su deuda en bonos Brady: fin de una era
Es posible que el país deba esperar un año antes de obtener el nivel de inversión de S&P
Ampliar la imagen El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, pasa revista a la guardia de honor del Palacio de Buckingham, en su visita a Londres el pasado 7 de marzo. La estructura de la deuda externa brasileña ha mejorado significativamente, reconoce Standard & Poor's Foto: Ap
Brasil está resuelto a cerrar un capítulo de su tormentosa relación con sus acreedores internacionales y está comprando los bonos Brady que aún quedan en el mercado, casi 20 años después de la restructuración de su deuda. La cancelación anticipada, con valor de 6 mil 600 mdd, fue anunciada el 23 de febrero en Nueva York por el secretario del Tesoro, Joaquim Levy, y por el director del banco central, Rodrigo Azevedo, y concluirá a mediados de abril.
Menos de una semana después, el 28 de febrero, exactamente cuando las celebraciones del carnaval llegaban a su fin, la agencia de calificación de crédito Standard & Poor's elogió a Brasil por sus esfuerzos en la administración de la deuda y elevó su calificación crediticia. Mejoró la calificación crediticia soberana de largo plazo en moneda extranjera a BB (de una calificación previa de BB-). La estructura de la deuda externa brasileña ha mejorado de manera significativa, dice S&P, y la carga de la deuda es ahora menos vulnerable a las variaciones de las tasas de cambio y de intereses.
La mejoría sitúa a Brasil dos puntos por debajo de la categoría de nivel de inversión, el cual se considera no especulativo. México y Chile son las únicas naciones de Latinoamérica que tienen esa ambicionada categoría. Es posible que Brasil tenga que esperar otro año, y su política económica tenga que sobrevivir una disputada elección presidencial en octubre, antes de que el país pueda disfrutar ese reconocimiento de los inversionistas del mercado internacional de capitales.
De manera significativa, media docena de empresas privadas de Brasil tienen calificaciones de nivel de inversión de diversas agencias de calificación de crédito. Entre ellas están la Companhia Vale de Rio Doce, Embraer, Gerdau y Aracruz. Hasta ahora, en la mente de muchos inversionistas financieros Brasil se identifica con la moratoria de 1987 y está pagando todavía el precio por sus pasados problemas de deuda.
Borrón y cuenta nueva
Hoy, la cancelación anticipada de los bonos Brady podría ayudar a borrar esos malos recuerdos. Desde el punto de vista estrictamente financiero se traducirá en un ahorro de casi 350 mdd en pago de intereses, ya que de otro modo los bonos remanentes tendrían que haberse pagado hasta 2010. Pero el significado simbólico es quizá más importante.
Con la cancelación anticipada, el gobierno saca provecho del fortalecimiento del real, que ha ganado casi 50% en menos de dos años. Hacerlo así también alejará a Brasil de su pasada reestructuración de deuda y será un borrón y cuenta nueva financiero a sólo unos meses de una elección en la cual el presidente, Luis Ignacio Lula da Silva, buscará un segundo periodo.
El Tesoro ya ha iniciado un cambio de bonos C, una variedad de bonos Brady, por bonos A de vencimiento más largo, a finales del año pasado; la cancelación de esos bonos Brady es vista como un logro notable y una señal definitiva de la renovada credibilidad de Brasil en los mercados internacionales de capital.
Reflejo de la mejorada percepción de Brasil en los mercados internacionales, su prima de riesgo país, medida por el índice JP Morgan, está en su punto histórico más bajo. Ahora se reduce a 200 puntos básicos (2 puntos porcentuales), en agudo contraste con el pico de 2,436 puntos básicos que alcanzó unas semanas antes de las elecciones presidenciales anteriores, hace cuatro años.
Manejo de la deuda
La medida reciente es parte de un plan más amplio del gobierno para recomprar 20 mil mdd en deuda extranjera para finales de año. Entre estas políticas de manejo de deuda se incluye también la cancelación de toda la deuda interna brasileña ligada al dólar, la reducción del porcentaje de deuda ligada a la inflación y esfuerzos para facilitar la inversión extranjera en los mercados de bonos gubernamentales. En febrero pasado, el gobierno eximió a los inversionistas en bonos soberanos de un impuesto sobre ingresos de 15%.
Mientras tanto, Standard & Poor's también ha elevado la calificación de la deuda de largo plazo de BB a BB+ (en tanto que la deuda de corto plazo en moneda local permanece en B). La perspectiva para todas esas categorías es estable, pero no sería sorpresa si otras importantes agencias de calificación imitan el ejemplo y dentro de poco revisan la categoría de Brasil.
Los funcionarios gubernamentales a cargo de la política económica, a quienes con frecuencia se critica por no hacer uso de la abundante liquidez internacional para elevar el crecimiento económico brasileño -el incremento de su PIB fue uno de los más bajos entre los países latinoamericanos y del Caribe el año pasado, con excepción de Haití- dicen ahora que incluso han aprovechado las favorables condiciones globales para ajustar sus finanzas internas y cimentar lazos más fuertes con sus acreedores extranjeros.
Con todo, Brasil tiene serios asuntos que acometer antes de que pueda pensar en obtener el nivel de inversión. Las reformas estructurales han alcanzado un punto muerto en el Congreso y el déficit en la seguridad social se ha incrementado de manera vertiginosa. El creciente superávit del presupuesto primario de los años recientes se ha logrado gracias a un incremento en la recaudación fiscal (la cual generalmente ha significado cargas fiscales más pesadas y se aproxima rápidamente a 40% del PIB). Las agencias de calificación de crédito y los inversionistas, por igual, esperan con ansiedad que Brasil realice más recortes en el gasto público y una reforma del Estado (cuyo gasto no es eficiente) antes de que pueda ser considerado libre de riesgo.
FUENTE: EIU