La realizadora, junto con Julio Santocho, será jurado de Contra el Silencio...
Los documentalistas trabajamos para la memoria de los países que no la tienen: María José Alvarez
El género se ha afianzado en AL porque se ha vinculado con la sociedad, dice el argentino
Ampliar la imagen "La gente no se siente orgullosa de su cultura, pero cuando se ve en la pantalla comienza a identificarse." Fotograma de uno de los documentales que se exhibirán
Los documentalistas María José Alvarez, de Nicaragua, y Julio Santocho, de Argentina, son jurados del cuarto encuentro hispanoamericano de video documental independiente Contra el Silencio, Todas las Voces, que desde mañana y hasta el día 18 de marzo en varios foros como el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y otros centros culturales de la ciudad, exhibirá más 450 trabajos provenientes de 23 países.
María José, fotógrafa, guionista, directora y productora, fundadora del Instituto de Cine Nicaragüense (Incine) y primera directora de cine en Centroamérica, comenta en entrevista: "Los documentalistas trabajamos para la memoria en países que no la tienen. Es una labor de rescate. En Nicaragua es a partir de los años 80 cuando con el movimiento de documentalistas del país hace que parte de la gente descubra cierta identidad. La gente no se siente orgullosa de su cultura, pero cuando se ve en la pantalla comienza a identificarse".
Alvarez, quien se enfoca a los temas sociales, antropológicos y de migración, es promotora incansable de cine documental. Con un grupo de compañeros y un pequeño equipo ha recorrido su país de pueblo en pueblo para "mostrar nuestro trabajo".
Impulso a la acción
Julio Santocho, catedrático universitario y fundador, en Buenos Aires, del Instituto Multimedia DerHumALC, que organiza el Festival Internacional de Cine y Video de Derechos Humanos en América Latina y el Caribe, opina que el documental se ha afianzado en Latinoamérica porque se ha vinculado con la sociedad. "A diferencia de las décadas recientes, en Argentina gran parte del resurgimiento del cine es porque hay un rencuentro entre la producción y la sociedad. El documental se ha vinculado también con los movimientos sociales, y eso le da una actualidad muy fuerte. Además, ha tenido capacidad de registro de esas luchas sociales y políticas. Sin contar que provoca a la imaginación y a la acción de la gente, porque a partir de éste pueden inclusive organizarse."
María José interviene: "Lo que hemos vivido en Latinoamérica, es que el poder (me refiero a los dueños de distribuidoras, canales de televisión y el Estado) ha tratado de ocultar la memoria, y nuestra tarea es rescatarla. El poder no entiende la importancia del documentalismo, no quiere ver lo que está pasando, pero la gente que tiene conciencia sí quiere ver lo que sucede. Un buen documental es capaz de transformar la conciencia de las personas. Hay que cuidar que no se haga panfletario, porque no sería bueno".
Alvarez, quien tiene entre sus trabajos los títulos Pan con dignidad-carta abierta de Nicaragua (con mención en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana) y País pobre, ciudadano pobre, dice: "En Nicaragua empezó a existir el documentalismo luego de que se dio la revolución sandinista. Cuando se perdieron las elecciones en 90 se deshizo el Instituto Nicaragüense de Cine (Incine) y nos quedamos dos o tres personas haciendo documentales. Para nosotros obtener el financiamiento es duro, más aún porque tocamos temas que hay que poner en la agenda nacional".
La distribución, otro tema
En opinión de Santocho cada vez hay más jóvenes que quieren hacer cine documental. "Estamos saliendo de una noche de terror, en la que no se podía hacer ni pensar nada. Otra cosa es el tema de la distribución, que está controlada por las multinacionales, por eso hay poco espacio para el documental; no obstante, en Argentina hay una sala que proyecta sólo documentales, y hay otros que se estrenan en salas comerciales que atraen la misma atención que una cinta de ficción".
María José plantea: "Hay gran diferencia entre Sudamérica y Centroamérica. En mi región no tenemos gobiernos que apoyen movimientos sociales. A los gobiernos no les interesan los movimientos de los documentalistas. Nos ven raro a los que hacemos documentales. En Sudamérica hay gobiernos que pueden cambiar las perspectivas. En los años 80 hice un cine que podría considerarse panfletario, algo como la alfabetización: era lo que vivíamos, dar el discurso".
Ambos realizadores coinciden en que un canal adecuado de distribución sería la televisión, pero "a la privada no le interesa, y la pública no paga".
Además del Cenart, los documentales, se proyectan en forma gratuita en los centros culturales Universitario, Ollin Yoliztli y José Martí, así como en la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) de Oriente, Cinemanía y otros centros culturales y planteles de la Universidad Autónomo Metropolitana (UAM). Mayores informes en www.contraelsilencio.org