Feliz cumpleaños en Irak
Tres años cumple la guerra en Irak y pocos en Estados Unidos van aprendiendo su lección de historia. La cúpula política y militar no puede aquilatar las consecuencias de sus decisiones. La historia para Bush y Rumsfeld se reduce a frases huecas y falsas analogías. Entre los que parecen estar más atentos a la historia se encuentra el general retirado William Odom (asesor de seguridad nacional de Reagan), quien acaba de publicar su libro El imperio involuntario. En él, revela el pensamiento simplista de muchos críticos de la guerra y buena parte del establishment washingtoniano. Muchos seudointelectuales en México comparten esta visión distorsionada.
Según Odom, Estados Unidos es un imperio bueno; su base de poder es ideológica y sus armas son su democracia liberal y las libertades del sueño americano. No tiene ambiciones territoriales y la peor amenaza del imperio americano es la incompetencia de sus líderes. Para entender esto, se necesita escudriñar la aventura en Irak a través del prisma de Vietnam.
Para Odom, la guerra en Vietnam se divide en tres fases. La guerra en Irak ya atravesó la primera, está por concluir la segunda y pronto entrará en la tercera. La Fase I del conflicto en Vietnam comienza en 1961 y concluye cuando se aprueba la resolución del golfo de Tonkin (1964). El paralelismo Irak-Vietnam está en la manipulación de los datos de los servicios de inteligencia: el falso ataque contra la armada estadunidense en el golfo de Tonkin y la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak.
La evaluación errónea de los intereses de Estados Unidos también corre en paralelo. Washington no entendió que contener a China en el sudeste asiático era absurdo. Ho Chi Minh y Moscú estaban preocupados por la creciente influencia china. En retrospectiva, Odom se pregunta: ¿tenía sentido comprometer tropas en Vietnam para sacar las castañas del fuego a Moscú y a Ho Chi Minh? Hoy pregunta: ¿tenía sentido invadir Irak para hacer el favor a los ayatollahs en Teherán, deseosos de destruir el odioso régimen de Saddam Hussein? ¿Era el interés de Estados Unidos abrir las puertas de Irak a Al Qaeda?
En la Fase II, la discusión sobre la guerra en Vietnam pasa del nivel estratégico al táctico. Entre 1965 y 1968 hay malas noticias en Vietnam, pero sólo se discute la "conducción de la guerra", no su racionalidad. El sitio a la base de Khe Sanh y la ofensiva del Tet enmarcan este debate sobre la campaña de "aldeas estratégicas" y el conteo de bajas, mientras McNamara afirmaba: "nos quedaremos todo el tiempo que sea necesario".
Hoy, el mismo debate transcurre en Washington: se discute si se debió desmantelar el ejército de Hussein, si las "elecciones" introducirán cambios en la reconstrucción, o el daño a la insurgencia en Fallujah. Pero el establishment y los medios no reflexionan sobre las implicaciones geoestratégicas de la guerra. Nadie cuestiona la creciente influencia de Irán en la región, ni la presencia de Al Qaeda en un país al que antes no osaba visitar.
La Fase III en Vietnam estuvo marcada por la "vietnamización" y por la salida diplomática al conflicto. La farsa de las negociaciones en París tuvo como objetivo primordial maquillar la debacle estadunidense en Vietnam. Según Kissinger, Moscú ayudaría porque estaba interesado en frenar a China. Lo cierto es que a la URSS no le preocupaba que Estados Unidos y China se desgastaran en el conflicto.
Hoy las negociaciones patrocinadas por Washington, entre sunitas, chiítas y kurdos, huelen a la tercera fase en Vietnam. Pero los chiítas no van a soltar el control ahora que las tropas estadunidenses retiraron a Hussein. Los kurdos no abandonarán su autonomía de 11 años, mientras los sunitas seguirán temiendo la venganza chiíta por los crímenes de Hussein. Y ¿por qué Irán estaría interesado en abandonar a sus amigos en Irak?
La conclusión de Odom es que la gran diferencia entre Vietnam e Irak está en que el segundo está teniendo efectos devastadores sobre el poderío estadunidense. Pobre general retirado; no sabe nada del efecto de Vietnam sobre la economía de Washington. Pero independientemente de esa laguna, lo importante es que Odom cree que sólo una retirada permitiría "reconstruir una alianza capaz de contrarrestar las fuerzas enemigas en la región". Para hacerlo, Estados Unidos necesita toda la ayuda de Europa y Rusia. Además, Estados Unidos debe "explicar a Irán, que comparte intereses con Washington". Un Teherán con armas nucleares no es obstáculo (al contrario) para contribuir a estabilizar la región.
Hay muchos problemas con la visión simplona de Odom. Lo más importante es que en su análisis no hay cabida para la estructura financiera de la economía mundial, el régimen de petrodólares, ni las reservas de crudo, ni Israel, ni Palestina. Todo eso es irrelevante para Odom. Víctima de las contradicciones inherentes a su profesión, no puede ver que entre la guerra en Vietnam y la de Irak hay una continuidad profunda (como tumba) en lo que concierne la declinación de Estados Unidos. Happy birthday, Mr. Bush.