Usted está aquí: jueves 23 de marzo de 2006 Cultura Sergio Fernández propone ''una defensa del cuerpo''

Todo para los dioses, su nuevo libro, ''no será bien visto'', vaticina el escritor

Sergio Fernández propone ''una defensa del cuerpo''

Aborda relatos eróticos propios y ajenos con el tema de la homosexualidad y la androginia

Funesta, la relación Estado-Iglesia católica porque es como saltarse a la torera a Juárez, deplora

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen ''Soy un escritor metido en mi casa, con mis libros, mi silencio. No voy detrás de la fama'', expresa Sergio Fernández (Guadalajara, 1926), en entrevista con La Jornada Foto: Yazmín Ortega Cortés

En su nuevo libro, Todo para los dioses, el escritor Sergio Fernández aborda relatos sexuales propios y ajenos, sobre todo bajo el tema de la homosexualidad masculina y, de manera más precisa, el de la androginia.

Recrea asuntos ''violentos" y, por lo mismo, prevé que el volumen ''no será bien visto", pese a que la sociedad mexicana ha experimentado ''algunos" cambios.

Mientras en Los desfiguros de mi corazón, su obra anterior, Fernández (Guadalajara, 1926) parte de la comicidad, en Todo para los dioses, editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) en su colección de ensayos Sello Bermejo, el autor pretende ''arrastrar la realidad" y ponerla ''bajo una lupa".

De este modo, agrega en entrevista, el tono que prevalece en el nuevo volumen es, por así decirlo, el de ''a lo que te truje".

Se trata de ''la defensa del cuerpo, algo que los mexicanos siempre tenemos escondido".

Y comparte: ''Este libro es una forma de educación y en él prevalece un poder de la palabra. Digo: si he sido tan libre toda mi vida, por qué no voy a escribir lo que me da la gana. Que se vaya a publicar, a criticar o a no leer, ya no tiene nada que ver conmigo.

''Puedo asegurar una cosa: yo no voy detrás de la fama. Soy un escritor metido en mi casa, con mis libros, mi silencio. No me gustan esos escritores que cargan sus volúmenes para venderlos en cualquier ocasión o que van corriendo para que se les haga un programa de televisión. El libro tiene un destino y hay que respetarlo."

Una obra para temblar

En una advertencia que antecede a los capítulos, Fernández confiesa que Todo para los dioses ha sido el único libro cuya creación lo puso a temblar. Y aclara:

''No es que me espante la homosexualidad en el sentido de ejercitarla. Lo que me espanta es que la sexualidad, las prostitutas, los travestis siempre sean un tema tabú. Esto debe ser festivo y más bien un carnaval. No sé por qué somos tan serios los mexicanos.

''Para mí no es el tema lo importante, sino conservar una sintaxis muy limpia, lo que he tenido en cuenta desde siempre."

-Entonces, ¿no lo pusieron a temblar los asuntos sexuales que aborda?

-No, porque eso está tratado en todas mis novelas, aunque más descarnado aquí. Además, en estos momentos nadie se asusta mucho de los temas homosexuales. Hay un cuadro de Francis Bacon en el Museo de Caracas, en el que dos monos u hombres hacen el amor. En realidad son dos animales, es decir, la cópula no tiene, fundamentalmente, más realización que la del placer, y esto lo puede sentir lo mismo el mono que el hombre, o cualquier otro animal.

Fernández aclara que no cree mucho en una ''literatura sexual", como no la fueron, por ejemplo, la de Xavier Villaurrutia, Salvador Novo o Sor Juana. Y recuerda que Baudelaire y Flaubert fueron procesados en el mismo año, uno por Las flores del mal y otro por Madame Bovary. ''Si yo estuviera en Francia en esa época, seguramente estaría usted interrogándome en el bote."

El escritor asume que el Estado mexicano ha evolucionado de manera positiva en cuanto a tolerancia, pero no sucede lo mismo con la Iglesia católica. ''Es terriblemente funesta la relación Estado-Iglesia, porque es como saltarse a la torera a Juárez."

Y conecta esa reflexión con el momento político actual. ''Espero que, en el caso de ganar, Andrés Manuel López Obrador, que habla como si fuera Juárez, porque lo quiere revivir, imponga una separación Estado-Iglesia porque este es un país que ha sido completamente laico a partir de Juárez.

''Me parece que yo, desde los 16 años, que por cierto me corrió la Iglesia católica, en un confesionario, no he vuelto a tener un atavismo. He sido completamente libre y he ejercitado mi sexualidad ampliamente, sin reservas: estuve casado, he tenido varias mujeres, tengo mis nietos, tengo dos hijos, en fin."

La censura de un capítulo

Luego de comentar sobre los diversos personajes que aborda en sus relatos, como Pita Amor, María Félix o Luis Cernuda, Sergio Fernández menciona la censura por parte del CNCA de ''un capítulo precioso sobre mis relaciones con Elena Garro, que fueron muy divertidas, muy bonitas". Ella fue con seguridad, dice, ''la mujer más inteligente que he tratado". Y agrega:

''Pero era una especie de demonio. Entonces el CNCA dijo que no, que porque Helenita (Paz Garro) iba a protestar. Porque el libro de Helena Paz consiste en ensalzar, idealizando a Elena como si fuera Beatriz y denigrando al poeta (Octavio Paz). Y a mí me parece que la verdadera grandeza de Elena Garro es que eran muchas mujeres en ella, y que era un ser peligroso, como lo demostró en el 68."

Tras hablar acerca de la diferencia entre ''hacer el amor" y ''enamorarse", uno más gozoso y otro más doloroso, comenta:

''Hay una enorme cantidad de gamas dentro del erotismo que no están para nada explotadas todas en mis novelas, pero sí he hincado el diente por el lado de lo más heterodoxo, como la cópula de los dos muchachos, que a veces son dos, a veces son tres, y el narrador, qué sé yo."

 
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