Usted está aquí: domingo 26 de marzo de 2006 Cultura Morábito se defiende de la poesía con su libro de cuentos Grieta de fatiga

Asegura el escritor que los dos géneros están estrechamente relacionados

Morábito se defiende de la poesía con su libro de cuentos Grieta de fatiga

Es más gratificante escribir cosas difíciles; si sale fácil siento que me repito, señala

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen Fabio Morábito transita del cuento a la poesía como un refugio Foto: Luis Humberto González

"Paso de la poesía al cuento por temporadas, casi podría decir que me defiendo de un género acudiendo al otro". A Fabio Morábito le tocó el turno de defenderse de la poesía y ahora publica un nuevo libro de cuentos, Grieta de fatiga (Tusquets), en el que combina las vetas de sus dos títulos anteriores, La vida ordenada y Berlín también se olvida: la fantástica y la realista.

También ensayista y traductor -recién concluyó la traducción de la obra completa del italiano y Premio Nobel de Literatura Eugenio Montale, que ya está lista para su publicación bajo el sello Círculo de lectores- Morábito (Alejandría, 1955) prefiere la poesía y el cuento.

"Mi mayor pasión está en la poesía y los cuentos que son géneros que están estrechamente relacionados. Julio Cortázar decía que no sabemos leer cuentos, decía que había que fundar escuelas para enseñarlo, y que una de las primeras cosas que había que enseñar es que los cuentos no se leen una sola vez, es decir, estaba diciendo algo que es propio de la poesía.

"Los poemas se leen más de una vez. Con los cuentos hay que hacer lo mismo porque tiene esa síntesis, se te escapa una palabra clave y puedes malinterpretar todo. Por eso es un género difícil para el lector, para escribirlo es igual de difícil que una novela, pero para el lector leer, por ejemplo, Grieta de fatiga, los 15 cuentos lo obligan a reordenar 15 veces su cabeza, tiene que acostumbrarse muy rápidamente a los cambios de personajes, de tonos de voz, de paisajes. Parece una tontería pero es un esfuerzo de adaptación muy grande."

Por eso, añade el autor italiano radicado en México desde 1969, "el cuento es un género muy intelectual, aunque los cuentos no sean intelectuales, porque aparte de esa capacidad o disponibilidad para adaptarse rápidamente exige una atención a todas las palabras, lo que no ocurre con la novela: la novela actualiza a lo largo de los capítulos; el cuento no permite eso, hay que estar pendiente de la primera a la última palabra.

"No he escrito novela por las interrupciones propias del género, los capítulos, hay algo en eso en lo cual no termino de hallarme", añade el autor de los poemarios Lotes baldíos y Caja de herramientas. "Para mí la narración ideal es la de un solo respiro, como en el cuento, en ese sentido este género me parece ideal, contundente, atrapar al lector en una especie de burbuja y no soltarlo, y que él no suelte la historia."

Como escritor siempre busco una dificultad, en el sentido de que la pluma no corra ligeramente, sentir que no me estoy repitiendo y que lo que escribo tenga una dificultad qué resolver, declara en entrevista y agrega: "Creo que en la medida que el escritor siente que es difícil lo que está escribiendo puede hacer algo muy gratificante para el lector. En cambio, si siente que las cosas le salen demasiado fácil y rápido es muy probable que se esté repitiendo, que esté cayendo en la fórmula. Cada libro es un reto para tocar puntos y territorios nuevos. No tanto por el afán de ser novedoso sino porque de una manera natural no quieres volver a pisar algo que ya pisaste".

No me conozco como escritor, no creo conocerme y no me interesa mucho conocerme. Por ejemplo nunca he llevado un diario, le tengo un poco de alergia a los diarios, el ejercicio de introspección yo lo destino solo a la escritura, es decir lo que yo pueda entender de mí mediante los cuentos y poemas que escribo, pero no supedito a ese propósito lo que hago. Creo que un alto grado de ignorancia frente a mí mismo es importante para escribir.

"Al fin y al cabo un escritor es un vehículo más que un surtidor de verdad. El escritor quizá capta más rápida y sintéticamente las cosas que andan alrededor, que todos respiramos; no es que sepa más cosas, o las sepa mejor que otros, sino que es un puente, un vehículo, un traductor."

 
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