Con Autómatas espermáticos busco entender al mundo
Quiero demostrar que el pesimismo es naif: Ayala Blanco
"La gente es estúpida... la gente es un asco", así inicia la novela Autómatas espermáticos del escritor, ensayista y editor Luis Alberto Ayala Blanco quien afirma: no se trata de un libro pesimista, ni una diatriba contra la vida, sino todo lo contrario. "Quiero demostrar que el pesimismo es la cosa más naif que existe".
Esta novela-ensayo-autobiografía fue concebida como un homenaje al filósofo Albert Caraco pero en lugar de lo obvio, escribirla con aforismos al estilo de Caraco, Ayala Blanco decidió incorporar un personaje y un narrador.
Es una novela que, contrario a lo que podría parecer, no es pesimista. "En realidad es la cosa más optimista que he concebido en mi vida. La escribí para expresar mi asco hacia el mundo, en un sentido completamente fisiológico, pero también para tratar de entenderme y entender al mundo y llegué a la conclusión de que sí: es un asco, yo soy un asco y todos somos un asco".
Es también una cuestión de interpretación, a primera vista podría parecer una novela del desencanto, pero quien la lea verá que hay muchas partes en las que cada vez que digo que la vida es un asco, acabo metiendo el humor, la ironía y diciendo que no importa, finalmente hay que afirmarse, superar este asco, si es que se puede, añade en entrevista Ayala Blanco, uno de los fundadores y directores de la editorial independiente Sexto Piso, responsable de la publicación de Autómatas espermáticos que se presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Para mí fue algo catártico, escribí este libro para purificarme y definitivamente es bastante autobiográfico. Más allá, podría ser una novela de la filosofía de "me pelas los güevos", que sustenta toda la narración.
"En realidad este proyecto surgió porque un día estaba con mis socios, Eduardo y Francisco y dijimos 'imagínate un libro que se llame Me pelas los güevos, estaría divertidísimo', pero todo quedó en chiste.
"En un principio pensé titular así el libro, en lugar de Autómatas espermáticos, pero decidí que sí tenía que estar esa frase presente, y está contextualizada en un sentido muy serio y yo diría que optimista. Esa parte de 'me pelas los güevos' creo que es la más optimista. Me imaginé a Nietzsche gritando al firmamento: 'Me pelas los güevos', en un sentido de 'me afirmo, no me importa que la vida sea un asco'".
Esta frase tiene una causa y un contexto que la justifica totalmente, subraya el autor del ensayo El silencio de los dioses.
La esencia del libro, dice, es que "está escrito con mucho sentido del humor, no es una proclama de que la vida es un asco, sino una forma de plasmarla con todos sus aspectos más grotescos y hediondos y, sin embargo, decir hay que vivirla, afirmarla. Es una estupidez pensar que uno puede echarle la culpa de todo al mundo".