ASTILLERO

Julio Hernández López

3 de julio

Primero, negociar; luego, viajar

La clave, en las bancadas del PRI

Mayoría legislativa, gabinete plural

ANDRES MANUEL LOPEZ Obrador ya prepara la etapa posterior a los comicios. Una primera decisión es que el tabasqueño no saldrá del país, en caso de ganar las elecciones, sino después de la toma de posesión: nada de giras al estilo Evo Morales. Se dedicará por entero a definir las medidas que anunciará y propondrá a partir del 1º de diciembre -como hizo con los bandos de gobierno poco después de llegar al mando capitalino-, comenzando con una ley de austeridad. Y tendrá como prioridad la concertación de un acuerdo político con la fuerza partidista que quede en segundo lugar -desde ahora se estima que ese sitio lo ocupará el PRI; de hecho, todo el diseño táctico se funda en la idea de pactos entre los primos hermanos- para sacar adelante en las cámaras -en un primer golpe que demuestre eficacia política contrastante con la administración anterior- las reformas constitucionales y legales que correspondan al proyecto lopezobradorista pero que serán negociadas y convenidas con un priísmo ya no dominado por Roberto Madrazo, sino por quienes hayan quedado como dirigentes de las bancadas del tricolor (¿José Murat en San Lázaro y Manlio Fabio Beltrones en el Senado?).

A CONSECUENCIA DE esos arreglos entre las dos fuerzas que darían al próximo gobierno mayoría legislativa (suponiendo que la coalición Por el Bien de Todos no gane el número suficiente de curules y escaños para caminar por sí sola), el gabinete de López Obrador sería pluripartidista, no sólo con espacios para los dirigentes de los membretes aliados -Convergencia y del Trabajo-, sino para el priísmo -la segunda fuerza electoral deseada-, al que se condicionaría la designación y mantenimiento de funcionarios del tricolor en el gabinete a que ellos operen la ejecución exacta, en las cámaras, de los tratos habidos (una especie de parlamentarismo súper presidencialista: las reformas darían gran fuerza a un presidente que arrendaría salvavidas a un partido, el PRI, de otra manera en riesgo de extinción, pero si los funcionarios negociados -uno de ellos, o sólo él, ¿el secretario de Gobernación?- no son apoyados por sus partidos en el Congreso para que cumplan las estipulaciones alcanzadas con el súper presidente bipartidista, entonces esos funcionarios serían dados de baja).

EN EL DISEÑO de los escenarios poselectorales trabajan seis comisiones específicas y, desde luego, se esbozan ideas de trabajo para el grupo de transición que en su momento se llegase a nombrar por parte del presidente electo. Se pondrá especial atención en áreas sabidamente preocupantes, como Pemex y la Lotería Nacional, pero también en la Secretaría de Hacienda, pues hay quienes, con autoridad profesional en la materia, creen probable que en esa área se hayan montado desde décadas atrás mecanismos de simulación extrema que harían muy difícil detectar y demostrar saqueos mayúsculos, históricos, pero, ¡aunque usted no lo crea, por el secretario Paco Ripley!, hay quienes creen que ni siquiera los datos básicos -monto de recaudación, por ejemplo- son verdaderamente creíbles.

Y DESDE AHORA se especula respecto de posibles integrantes del gabinete. En Gobernación, desde luego, Juan Ramón de la Fuente (en quien podrían converger los intereses de Carlos Slim, de los priístas negociados para el proyecto de la mayoría legislativa, y del aliado Ernesto Zedillo), pero también, dependiendo de muchos factores, un priísta que personalmente garantice cumplimientos en el Congreso (¿el senador Beltrones?) o Ricardo Monreal, que ha ido entregándole buenas cuentas electorales y de manejo político a López Obrador. En Relaciones Exteriores nadie pone en duda lo que ya ha apuntado el propio candidato: José María Pérez Gay. A Educación, Manuel Camacho, que según eso tendría ascendiente sobre Elba Esther Gordillo porque él la impulsó ante Carlos Salinas para que sucediera al derrocado Carlos Jonguitud y, además, porque Camacho, como otros lopezobradoristas, cree que el primer titular de Bucareli durará apenas un par de años, o tres, antes de ser relevado por un secretario de último tramo que sería el verdaderamente presidenciable para 2012. En Hacienda se insiste en Rogelio Ramírez de la O, con la advertencia de que no necesariamente un buen asesor tiene todo para ser secretario. Y para la Defensa Nacional no hay otro que el general Audomaro Martínez Zapata. Pero hasta aquí se ha hablado solamente de hombres, y AMLO ha prometido que la mitad de su gabinete será formado por mujeres (no dijo si el gabinete estricto o lo que se llama "ampliado"). No hay muchos nombres: Socorro Díaz, eventualmente la gobernadora Amalia García, y Clara Jusidman (Yeidckol Polevnsky se quedaría en el Senado).

Y EN EL PRD... El PRD habría tenido en ésta su última elección, pues se estudia la posibilidad de crear un nuevo partido que... ¡chin: se acabó el espacio!

ASTILLAS: El principal accionista de Grupo México, Germán Larrea, conocido como el rey del cobre, considera que ya ha amainado el escándalo de Pasta de Conchos, así que este sábado ha vuelto a pasearse en el Hipódromo de las Américas, ensillando algunos de sus caros animales y departiendo con familiares y amigos en el exclusivo Jockey Club del citado centro de carreras y apuestas. Sin embargo, Larrea ha demostrado que los ricos también lloran -aunque no por las desgracias de sus trabajadores-, pues uno de sus finos corceles, Arigato, debió ser retirado antes de la carrera, y otro, Storm Affair, con el que esperaba tomarse una fotografía en el Círculo de Ganadores, quedó en cuarto lugar. ¡Oh!... ¡Ay, nanita: ya para que Fox anuncie reacciones "violentas y criminales" de los narcos mexicanos por extradiciones...!... Y, mientras los panistas, hechos bolas entre ellos, han retirado el espot ése en que metían a Hugo Chávez a la política mexicana, ¡hasta mañana, protestando cada cual como pueda contra la ley Televisa y la aprobación prostituida que de ella pretenden hacer en el Senado!

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