Se dio primera lectura a la ley de radio y tv; mañana, debate final
Sin chistar, 11 senadores favorecen a televisoras
Despojo a la nación: Corral
Han creado un monstruo, advierte Bartlett
Con apenas dos votos de diferencia el Senado aprobó en comisiones la llamada ley Televisa, a la que se dio de inmediato primera lectura ante el pleno y quedó en la agenda para discutirse mañana jueves, en lo que se espera un debate que confrontará a priístas contra priístas y a panistas contra panistas, dada la división que el tema provocó entre las bancadas.
La votación final fue de 11 votos a favor y 9 en contra, aunque los defensores de la Ley Federal de Radio y Televisión no se atrevieron a expresar ningún argumento que explicara su postura y menos a responder a los cuestionamientos torales del senador panista Javier Corral Jurado, quien desmenuzó todas las aristas del ''despojo a la nación'' en favor de las televisoras, o las advertencias del priísta Manuel Bartlett sobre el ''monstruo de la plutocracia'' al que se permitirá crecer.
Ambos, junto con los perredistas César Raúl Ojeda y Raymundo Cárdenas aludieron al tono ''amenazante'' que una noche antes utilizaron Televisa y TvAzteca para tratar de amedrentar a quienes pugnan por modificar la minuta, y preguntaron si después de esa ''exhibición de soberbia y prepotencia'', el Senado les dará lo que quieren.
''Si quieren chingadazos, le entramos'': Vicario Castrejón
Durante más de tres horas los opositores a la reforma -aprobada por los diputados- desnudaron el contenido real de la minuta y refrendaron que se trata de una ley impulsada por el monopolio televisivo, sin que ninguno de los 11 legisladores que decidieron aprobarla dejara escuchar su voz. Por ello, Bartlett les espetó: ''Qué pena, es el voto del silencio''.
No conforme, todavía les insistió: ''¿Pero de veras no van a decir nada?, ¿no van a responder?'', lo que provocó murmullos y el enojo de algunos priístas, como Héctor Vicario Castrejón, guerrerense ligado al caso Aguas Blancas, que poco asiste al Senado y mucho menos a comisiones, pero ayer, luego de lo expresado por Bartlett, manoteó desde su lugar y advirtió: ''Si quieren chingadazos, le entramos''.
La estrategia de Emilio Gamboa Patrón, quien ayer actuó como operador político, fue decidir que lo mejor era que el grupo de priístas que ya tenían comprometido el voto para la ley Televisa no fijara su postura, sobre todo por la contundencia de los argumentos de Corral, de Bartlett e incluso de otro legislador del tricolor, el empresario jalisciense Raymundo Gómez Flores.
El presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes, Héctor Osuna, coincidía plenamente con ello. Pero él sólo contaba con el apoyo de dos miembros de su bancada, Juan José Rodríguez Prats y Jorge Nordhausen, porque los otros seis panistas integrantes de las comisiones se manifestaron desde un principio en contra e inclusive no tomaron en cuenta el llamado que el dirigente nacional del blanquiazul, Manuel Espino Barrientos, les hizo el miércoles pasado.
Calladitos se ven más bonitos
De hecho, la estrategia de Gamboa y Osuna era evitar la discusión e imponer la mayoría ya convenida para aprobar lo más rápido posible la ley. Sólo que el grupo opositor sacó un as de la manga, cuando el perredista Ojeda Zubieta planteó incluir en el orden del día un escrito llegado la víspera en el que el Centro de Estudios en Comunicación Social (Cencos) demanda que los priístas Araceli Escalante y José Bonilla se excusaran de votar el dictamen, debido a su evidente conflicto de intereses, toda vez que ambos son al mismo tiempo concesionarios de estaciones de radio.
En el documento se señala incluso que Gamboa Patrón benefició a Escalante, cuando el primero fue secretario de Comunicaciones y Transportes, al otorgarle ''de manera irregular'', en 1994, una emisora en Campeche, bajo la figura de combos, es decir, las que no requieren ni siquiera licitarse.
Gamboa Patrón se opuso a ello, al igual que Vicario, Rubén Zarazúa y Jorge Abel Sánchez, quienes a gritos expresaron que no había ningún conflicto de intereses. Bonilla sostuvo que él no es servidor público y por tanto no le podían exigir que se abstuviera. El senador del PAN Felipe de Jesús Vicencio le leyó el artículo constitucional en el que se señala que los representantes populares entran en esa categoría y entonces el radiodifusor y legislador decidió aceptar no participar en la votación y Escalante lo secundó.
Con ello les quitaron dos votos, y Gamboa y Osuna comenzaron a preocuparse. El senador neoleonés Zarazúa tomó un periódico donde se publicó un desplegado de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), donde se argumenta en favor de la ley Televisa, y comenzó a copiar frases, por si le tocaba intervenir.
Osuna, quien momentos antes sólo acertó a decir que es una práctica común cuando lo cuestionaron por haber pasado a primera lectura el dictamen la noche anterior -en la Gaceta Parlamentaria-, pese a que aún no se discutía, comenzó a fruncir el gesto. Sobre todo cuando Corrral Jurado detalló un dictamen ''hecho a la medida'' de Televisa, a la que se crea un régimen especial para que pueda prestar servicios de telecomunicaciones, se le asegura el dominio del mercado, a través de disposiciones en ambas leyes, la de Telecomunicaciones y la de Radio y Televisión, para aplicar la que mejor le convenga.
El legislador chihuahuense recalcó que la minuta le asegura a Televisa derechos adquiridos sobre el espectro radioeléctrico sin que tenga que pagar nada y le proporciona un ''blindaje para sus business (negocios)'', sin modificar siquiera las sanciones previstas en la ley de 1960.
''Esta modernización de la ley no ha podido siquiera aumentar un centavo a los 250 pesos que como promedio deben pagar como multa aquellos concesionarios de radio y televisión que violan la ley en la materia.''
Por eso, recalcó, el mandato de Televisa de aprobar en sus términos la minuta, porque si se cambia un punto y coma se caen los cimientos de una ''iniciativa creada con inteligencia perversa'', que también beneficia a Teléfonos de México. Corral Jurado les señaló que quien vote en favor de esa reforma deberá responder por ello ante el pueblo de México.
El priísta Gómez Flores pidió también modificar la minuta; lo mismo hicieron los panistas Alfredo Martín Reyes y José Alberto Castañeda y el perredista Raymundo Cárdenas; este último recordó a Belisario Domínguez cuando clamaba por un impresor que publicara su manifiesto. En la actualidad, recalcó, lo que se necesita es un radiodifusor que dé a conocer lo que ayer se discutió.
Bartlett, por su parte, preguntó: ''¿Vamos a seguir alimentando al monstruo?, ¿ya viene el Berlusconi de huarache a someter al país?, ¿estamos pensando en México?, ¿vamos a ser tan ciegos para ponernos la soga al cuello por el cortoplacismo de candidaturas?''
Resaltó también que deben pedir a Joaquín López Dóriga y al conductor de TvAzteca, Javier Alatorre, que les den derecho de réplica para responder a todas las ''mentiras y amenazas'' que expresaron a través de sus noticieros la noche anterior.
Lo sacaron del baño
Osuna, nervioso, anunció que quienes están a favor de la minuta se reservan su derecho a expresar sus puntos de vista, lo que harán el jueves. Se votó y se contabilizaron los dos votos del senador Castañeda, quien es integrante de ambas comisiones. Parecía que había un empate a 10. Los priístas fueron a buscar hasta el baño -donde estratégicamente se había refugiado- al presidente de la Comisión de Estudios Legislativos (primera), Héctor Michel Camarena, quien no se había definido. Votó a favor de la minuta, junto con Gamboa, Erick Rubio, Rubén Zarazúa, Abel López, Sadot Sánchez, Orlando Paredes y Héctor Vicario, del PRI, además de los panistas Osuna, Rodríguez Prats y Nordhausen. 11 en total.
En contra lo hicieron Corral Jurado, Bartlett Díaz, Wadi Amad, José Alberto Castañeda, Alberto Martínez Mireles, Reyes Velázquez, del PAN; Ojeda Zubieta y Serafín Ríos, del PRD, y Gómez Flores, del PRI. Fueron nueve y precisamente los que más conocen del tema. Sin embargo, al final Osuna trató de rectificar y dijo que en realidad la votación quedaba 11 a favor y 8 en contra, ya que Castañeda no podía votar dos veces.