Usted está aquí: miércoles 29 de marzo de 2006 Política A contracorriente global, la reforma provocará una mayor concentración

Propiciar la diversificación, tendencia internacional en telecomunicaciones

A contracorriente global, la reforma provocará una mayor concentración

Aun organismos ortodoxos como el Banco Mundial recomiendan estimular la competencia

Las empresas dominantes en el sector controlarán a su antojo el espacio radioeléctrico

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

En sentido contrario a la experiencia internacional, que busca promover la competencia en telecomunicaciones para abaratar los costos de las empresas e impulsar el crecimiento económico, la llamada ley Televisa entraña concentración en un sector al que desde ahora los expertos consideran pieza clave del desarrollo futuro: la convergencia tecnológica permitirá a quien o quienes tengan la licencia dominar los servicios de televisión, telefonía y transmisión de datos por banda ancha.

"El desarrollo de las telecomunicaciones en los últimos años no se entiende sin las políticas de liberalización que han permitido abrir esta industria a la competencia", expuso un estudio sobre regulación en telecomunicaciones del Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional. "Pero liberalización no significa necesariamente desregulación", abunda.

La ley Televisa concede el control de la industria de televisión a las dos empresas dominantes, a partir de hacer irrelevante el papel del Estado en el manejo de las concesiones y crear barreras a la entrada de nuevos participantes en el mercado. Estas son dos de las críticas más frecuentes que se han hecho en la Cámara de Senadores, pero también en ámbitos públicos, como la Comisión Federal de Competencia (CFC).

Una tercera tiene que ver con la exclusividad en la práctica que tendrán las empresas dominantes para hacer uso del espacio radioeléctrico del que ahora disponen -que se ampliará cuando ellas mismas concluyan el cambio hacia la digitalización-, mediante lo cual se pueden ofrecer servicios de telefonía o de Internet de banda ancha, dos de las actividades de más crecimiento esperado en el futuro.

Cuando la iniciativa -que fue aprobada por unanimidad en diciembre pasado en la Cámara de Diputados- comenzó a ser discutida este año en el Senado, la CFC alertó: "la experiencia internacional es concluyente en que el nivel de competencia juega un papel determinante en favor de la penetración, innovación, precios y calidad de los servicios de telecomunicaciones". Las reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión aprobadas por los diputados habilitan a Televisa, Televisión Azteca y Teléfonos de México para explotar, sin licitación de por medio, el espacio sobrante del espectro y capitalizar la convergencia tecnológica (o triple play), por la cual un solo operador puede proveer los servicios de telefonía, Internet de alta velocidad y televisión.

Para ello sólo tendrían que solicitar una ampliación de servicios ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que les autorizaría a usar, aprovechar o explotar una banda de frecuencias en el territorio nacional, así como a instalar, operar o explotar redes públicas de telecomunicaciones, remplazando el antiguo título de concesión del canal televisivo o radiofónico.

El país ya arrastra el peso de la falta de competencia en servicios de telefonía, al estar vigentes aquí tarifas que están entre las más altas del mundo, según el Banco de México. La concentración en la televisión derivada de la discusión que está en curso en el Senado hará más selectiva todavía la actividad en telecomunicaciones, un área de la economía que ha tenido en los últimos dos años crecimientos en torno a 17 por ciento en promedio anual, que multiplican por 5 los logrados por el producto interno bruto (PIB) general.

Un estudio publicado en agosto pasado por el Banco Mundial expuso que, en el área de telecomunicaciones, la tendencia es hacia la diversificación en vez de la concentración en empresas dominantes.

Al hablar en términos generales para apoyar la idea de la diversificación, el estudio del Banco Mundial mencionó el caso de la telefonía. La privatización de empresas telefónicas estatales en América Latina se inició en 1986 en Chile.

En México ocurrió en 1990 y se extendió por la región. Cuatro quintas partes de los suscriptores de un teléfono fijo eran atendidos por compañías privadas en 2003.

Un rasgo común fue que la privatización garantizó una época de monopolio para las empresas. Esto ya no ocurrió con la telefonía celular. En cada país, dice el reporte, hay por lo menos tres operadores.

En el caso mexicano, las empresas que dominen el espectro radioeléctrico se convertirán en los hechos en los proveedores de los servicios de telecomunicación de más valor agregado en el futuro: telefonía, televisión y transmisión de datos por banda ancha.

En el país, por ejemplo, de cada cien usuarios de Internet sólo dos tienen banda ancha. Esta relación es de 25 en Corea, 12 en España y 15 para el promedio de naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de acuerdo con datos de esta agrupación, con sede en París.

 
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