Usted está aquí: miércoles 29 de marzo de 2006 Política Gobiernos populistas han mejorado la situación de sus naciones, señala Laclau

Dice que no se debe temer cuando los tecnócratas endilgan a alguien ese calificativo

Gobiernos populistas han mejorado la situación de sus naciones, señala Laclau

Una nueva política económica, resultado del rechazo al libre mercado en AL, afirma

Fundador del Centro de Estudios Teóricos, en Essex, Gran Bretaña, una de las instituciones de estudios políticos más prestigiadas de Europa, Ernesto Laclau afirmó que los gobiernos neoliberales temen al populismo porque saben que cualquier movilización de masas pone en peligro la existencia del modelo de mercado y observa que el rechazo a este esquema que "está siendo cuestionado" en toda la región latinoamericana ha traído como efecto el surgimiento de una "política económica nueva" y la emergencia de gobiernos de centro izquierda.

De visita en México para presentar su reciente obra La razón populista, editada por el Fondo de Cultura Económica, Laclau aclaró que, lejos de ser un concepto peyorativo, el populismo significa, socialmente, la construcción de una identidad popular a partir de un conjunto de demandas heterogéneas. Sin embargo, el término se ha mal utilizado, sobre todo, por el elitismo tecnocrático, para tratar de denostar a gobiernos y a representantes de izquierda.

Precisó que el autoritarismo con que se vincula a personajes de izquierda "no es parte de la ideología de ninguno de los actuales líderes populistas o semipopulistas que existen en América Latina".

Autor de una obra que lo ha llevado a ocupar un destacado sitio dentro de los estudios sobre la filosofía política, explicó que la razón por la que algunos conciben el populismo como una práctica desdeñable es perfectamente clara. Hay dos visiones sobre la política: una, relacionada con la movilización de masas, y la otra, la del elitismo tecnocrático, en la que el pueblo no tiene que participar en las decisiones colectivas, por lo que éstas deben ser tomadas por un grupo restringido.

Por ello, señaló que no se debe tener miedo cuando a gente de izquierda se le califique de populista. En entrevista con La Jornada, señaló que, pese al discurso neoliberal, es evidente que hoy día gobiernos populistas han mejorado la situación en sus respectivas naciones y han traído mayores esperanzas en cuanto al acceso a derechos básicos como la educación, la salud y la vivienda.

Recuerda que América Latina "fue casi destruida en las décadas de los 80 y 90 por la aplicación de un modelo económico neoliberal que hoy está desprestigiado y que fue la expresión de un consenso de centro derecha".

Pero este rechazo al neoliberalismo, sobre todo en los países sudamericanos, ha tenido como consecuencia el surgimiento de un tipo de política económica nueva. En este sentido, consideró que "no es que se va a pasar de una afirmación que endiose el mercado a una afirmación que endiose la intervención estatal. Pero se va a llegar a formas en que intervención estatal y mecanismos de mercado van a corregirse mutuamente. Evidentemente, estamos pasando a modelos económicos donde el papel del Estado empieza a ser más importante de lo que fue en las últimas dos décadas".

El teórico argentino y académico de la Universidad de Essex, Gran Bretaña, destacó que los gobiernos neoliberales saben que sólo pueden mantener ese modelo "si existe una real pasividad de las masas". Y añade que el discurso neoliberal es utópico porque supone que los mecanismos de mercado son capaces de autoregular lo social, pero la evidencia es que cuando se aplicaron estas recetas de manera radical como ocurrió en Argentina en los años 90, "condujeron a un desastre total".

Por otra parte, puntualizó que el populismo no es un tipo de régimen ni es privativo de cierta ideología: "Hay populismo siempre que existe un llamado a los de abajo frente al poder".

Sin embargo, los populismos son tanto de izquierda como de derecha. Pero éstos hacen "un llamado ideológico de tipo diferente". Por ejemplo, el populismo estadunidense de fines del siglo xix, que en su origen significó la defensa del hombre pequeño frente a la gran riqueza, más adelante, en los años 50 y 60, comenzó a cambiar al ligarse a un discurso de derecha, que es lo que ocurrió primero en las campañas macartistas, y luego en las de George Wallace. Posteriormente, añadió, entró como tema "a las campañas electorales de Richard Nixon y de Ronald Reagan y es la matriz de la cual procede el bushismo. Es decir, hay una explotación de estos temas populistas mediante su articulación a un proyecto de derecha".

Por otro lado, advirtió que el peligro del populismo puede ocurrir "cuando los lenguajes de la oposición popular a un sistema se transforman en lenguas anquilosadas y en un lenguaje del poder". Otro riesgo es que "el lenguaje populista disuelva hasta tal punto los puntos de referencia institucionales, que la sociedad entre en un proceso de caos".

Sin embargo, señaló, en los actuales populismos latinoamericanos "no creo que haya una posibilidad de desviación autoritaria, por el simple hecho de que parte de las identidades populares actuales se han formado como reacción frente a las dictaduras militares de los últimos 30 años y la gente valora mucho todo lo que sea defensa de los derechos humanos, elecciones, estabilidad institucional.

"De modo que cualquier derivación autoritaria inmediatamente encontraría formas de protesta social", finalizó.

 
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