Todo puede cambiar en el Senado de EU, sostienen promotores de la reforma
La aprobación del proyecto de ley sólo es parte de una larga batalla
La división entre republicanos pone en duda el resultado del proceso
Bill Frist, opositor a la legalización, conducirá el debate
Para Arlen Specter y Lindsey Graham el dictamen es razonable
Ampliar la imagen Ayer, miles de estudiantes de origen mexicano y latino realizaron la segunda jornada de protestas contra el proyecto de ley en materia de migración que discutirá el Senado estadunidense, como en Fresno, California Foto: Ap
Nueva York, 28 de marzo. El proyecto de ley sobre migración aprobado anoche por el Comité Judicial del Senado fue elogiado como triunfo por un amplio abanico de organizaciones que promueven una reforma migratoria integral, aunque todos advirtieron que sólo fue una batalla en una guerra muy larga, que no necesariamente puede llegar a una conclusión este año.
El proyecto incluye dos programas de trabajadores huéspedes (uno de cinco años para 1.5 millones de jornaleros agrarios en total; otro que ofrecerá hasta 400 mil visas anuales), y un plan de legalización para los indocumentados que ahora residen en este país.
El programa de trabajadores huéspedes también permitiría que éstos puedan negociar salarios, cambiar de empleo, sindicalizarse y viajar a sus países de origen y regresar.
El plan para abordar el tema de los indocumentados ofrecería un camino a la legalización mediante el pago de una multa de mil dólares, comprobar que no tienen antecedentes criminales y solicitar un permiso de trabajo. Aquellos que laboren durante seis años podrían solicitar una extensión de cinco años y después de ese periodo total de 11 años, solicitar residencia permanente y, eventualmente, la ciudadanía con ciertas condiciones.
Avances y oposición
Muchas de las medidas adoptadas formaban parte de un proyecto de ley elaborado por los senadores Edward Kennedy y John McCain, favorecido desde el año pasado por la Cámara de Comercio, agrupaciones latinas, religiosas, y de defensa de inmigrantes y sindicatos.
Aunque varios integrantes de esta amplia coalición que ha promovido una reforma integral consideraron que la aprobación del proyecto es un paso positivo, señalaron que esto puede cambiar en el pleno del Senado durante los próximos días, donde tendrá lugar un debate que estará en manos del líder de la mayoría republicana, Bill Frist, quien abiertamente se opone a las medidas de legalización incorporadas en esta iniciativa.
El debate en el pleno estaba programado para comenzar esta mañana; fue postergado hasta la tarde, pero la sesión de la cámara alta concluyó esta noche sin abrir la prometida discusión.
El Senado podría iniciar su debate mañana, y esta noche había indicios de que más senadores estaban sumándose a la propuesta aprobada por el Comité Judicial, lo cual podría debilitar el margen de maniobra de Frist, quien había amenazado con no permitir que esta iniciativa avance hacia un voto en el pleno, o que podría insistir en que su propuesta, y no la del comité, sea la única que proceda, la cual sólo incorpora medidas punitivas.
División entre republicanos
A la vez, la división entre republicanos (en el comité, cuatro de 10 votaron en favor, junto con los ocho demócratas) -entre los que desean satisfacer los deseos de los empresarios para legalizar a sus trabajadores, y conservadores que insisten en que la prioridad es detener el flujo migratorio- pone en duda el resultado de este proceso.
Mientras republicanos como Arlen Specter, presidente del Comité Judicial, insisten en que "no queremos crear una clase fugitiva en Estados Unidos... una subclase" y, por tanto, este proyecto es "razonable", y otro como Lindsey Graham reconoce que los indocumentados aquí son trabajadores y "no podríamos sostenernos como nación sin estas personas", otros, como Jeff Sessions y Jon Kyl, repudiaron el resultado. El comité, dijo Sessions, "decepcionó al pueblo estadunidense al aprobar un proyecto de ley que no es más que una amnistía".
Si el proyecto de ley sobrevive el debate en el Senado -con sus propuestas para permitir la legalización de hasta 12 millones de indocumentados, el ofrecimiento de hasta 400 mil visas para trabajadores inmigrantes con vía hacia la residencia permanente y el rechazo de medidas como la criminalización de indocumentados y de quienes les brinden asistencia-, esta versión aún enfrenta un proceso de negociación con la Cámara de Representantes, y su proyecto de ley Sensenbrenner, que rechaza todas estas medidas tan deseadas por los promotores de la reforma y sólo se enfoca en medidas de seguridad antimigrantes.
"Esta fue una gran batalla, pero la guerra continúa", dijo Rick Swartz, presidente de Strategic Solutions Washington, y veterano de 30 años en las luchas por las reformas migratorias en este país. "Es muy posible que algo no será aprobado (este año) y es muy posible que el país aún no esté preparado para una decisión (de una reforma migratoria de estas dimensiones). A la vez, no cabe duda que la dirección del debate ha cambiado", comentó.
Señaló que los republicanos están divididos sobre el tema, y destacó que se logró aprobar un mecanismo para que los indocumentados lleguen a la legalización, y esto "fue una bofetada a la cara de las fuerzas antimigrantes".
Angela Kelley, subdirectora del Foro Nacional de Inmigración, declaró que "esto cambiará el tenor del debate sobre migración, al reconocer que los inmigrantes están aquí, que llegarán en el futuro y que tenemos que establecer políticas que regulen la realidad". Agregó que la aprobación del proyecto anoche "es un triunfo para una reforma migratoria y seguridad fronteriza sensata, pero aún hay mucho más trabajo que hacer", reconociendo que el proceso legislativo está en sus inicios acerca de esta iniciativa.
Para Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por Derechos Inmigrantes Humanitarios de Los Angeles, lo que ocurrió comprueba que "sí hubo un giro" en el Senado y que "teníamos las propuestas" para ofrecer una dirección concreta en favor de los indocumentados. Pero ahora empieza de nuevo el juego político sobre el tema, advirtió, y se verá pronto si las fuerzas antimigrantes dentro y fuera del Senado intentarán descarrilar todo esto.
"Sabemos a qué vamos, y no es sólo decir no al proyecto Sensenbrenner; sabemos lo que sí queremos: la vía hacia la legalización, la unificación de familias y los derechos laborales". A la vez, recordó que no todo en el proyecto de ley aprobado anoche es positivo: "ofrece más migra de la que jamás hemos visto".
El proyecto aprobado incluye la contratación de otros 12 mil agentes de la Patrulla Fronteriza -es decir, duplicar el numero actual, entre otras medidas de seguridad.
John Sweeney, presidente de la central obrera AFL-CIO, declaró hoy que esto fue "un paso importante para asegurar que los intereses de los trabajadores estén al frente de la reforma migratoria". Consideró que tuvo gran efecto el que más de un millón personas hayan salido a las calles en las semanas recientes. Sin embargo, advirtió: "estamos profundamente preocupados por la expansión de los programas de trabajadores huéspedes" incluidos en el proyecto de ley. Estos programas, indicó, "son una mala idea y dañan a todos los trabajadores", ya que crean un grupo de empleados de "segunda clase" y ofrecen a los patrones la posibilidad de reducir las condiciones laborales para todos. "Los trabajadores deberían tener derechos plenos y una voz real en nuestra democracia, lo cual ningún programa de trabajadores huéspedes puede garantizar jamás".
La guerra continúa.