Homenaje a Raúl Anguiano en la Academia de Artes
Dibujar, pintar y grabar fue el destino de Raúl Anguiano (1915-2006), que cumplió de manera extraordinaria, expresó Jorge Alberto Manrique en el homenaje póstumo que el pasado lunes la Academia de Artes rindió a su académico perteneciente a la sección de pintura, fallecido el 13 de enero.
En el acto, donde Arturo García Bustos, Louise Noelle Gras y Manrique -Gilberto Aceves Navarro no asistió por motivos de salud- abordaron la vida y obra de Anguiano, Ricardo Legorreta se refirió a la relación muy especial que existe entre los arquitectos y los artistas, con los que ha trabajado mucho. ''Casi opuesto a la personalidad y forma de ser que esperamos a los artistas, la actitud de Raúl Anguiano fue una fuente de inspiración para mí", afirmó Legorreta.
La primera vez que se encontró con el pintor fue en el aeropuerto de Los Angeles. Anguiano acababa de tener una exposición en Estados Unidos, mientras que Legorreta andaba haciendo pininos en la ciudad angelina, donde había acudido con el ''temor enorme de ir al gigante económico a ver cómo nos trataba". Le impactó saber que el gigante doblaba la cabeza frente de Anguiano, pero más le impresionó la humildad del artista -no falsa, sino natural- al darle el paso en migración.
A partir de ese momento, Anguiano, junto con otros, se volvió fuente de inspiración para Legorreta de cómo se debe comportar una persona, algo más meritorio cuando se trata de un gran talento.
Al final del acto, Louise Noelle Gras informó de la donación de Brigita de Anguiano de las 26 obras gráficas expuestas hace un año en el Museo de San Carlos, sede de la Academia de Artes, con motivo de los 90 años de su cónyuge. Se trata de cuatro grabados en linoleo, cuatro aguafuertes, 16 litografías y dos reprografías.