Escenificarán hoy en la embajada el libro La memoria donde ardía
Miguel Bonasso y El Juguete Rabioso recuerdan el golpe de Argentina
El exilio de 2001 evidenció la falta de integración latinoamericana que tenemos, afirma
Ampliar la imagen El escritor Miguel Bonasso, el embajador de Argentina en México, Jorge Llona; Federico Bonasso, y los integrantes de El Juguete Rabioso durante la entrevista
Como parte de las actividades de la semana de La memoria y el reconocimiento al pueblo mexicano, organizada por la embajada argentina para conmemorar el trigésimo aniversario del golpe de Estado en ese país, esta noche se presenta un espectáculo protagonizado por el escritor argentino Miguel Bonasso y el grupo de rock El Juguete Rabioso. El espectáculo consiste en la lectura, por parte del autor, de algunos pasajes del libro La memoria donde ardía (1990) y que el conjunto musicaliza en un emotivo diálogo en el que se aborda el tema de los argentinos exiliados en México durante la dictadura militar.
Miguel Bonasso es además, periodista y diputado federal en Argentina por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), "nosotros también tenemos nuestro PRD", bromea.
El libro tiene algunos elementos biográficos, inspirados en su exilio en México a finales de la década de los 70, y en él se funde la novela policiaca, histórica, política y de amor. Elocuente, autocrítico y con un singular sentido del humor, conversar con Bonsasso es viajar por la historia latinoamericana de las tres recientes décadas y deshilar los tejidos del exilio. Con los años, su entusiasmo y firmeza para cambiar las injusticias del mundo no han perdido solidez. Además, con el actual gobierno de Néstor Kirchner, está convencido de que Argentina, por fin, va a saldar la deuda que tiene con la historia de la lucha por los derechos humanos.
Idealizar la tierra perdida
-¿Cómo fue la llegada de exiliados argentinos a México? ¿Se recordaba la tierra con rencor o con melancolía?
-La recordábamos desde una idealización total, porque cuando uno llega es un "ex", todo lo que eras pertenecía al pasado. Yo había sido director del periódico Noticias, tenía 33 años y era un periodista de investigación con una amplia trayectoria. Mi primera chamba en México fue para una revista del Instituto del Consumidor, en la que tenía que escribir un informe sobre el consumo del huevo en México. Luego trabajé para una enciclopedia sobre México que iba a hacer una editorial mexicana con una española. El negocio se frustró en la letra K y me quedé sin saber qué pasaba en México desde la L a la Z, me faltaron personajes tan importantes como Villa o Zapata. Cuando volvimos a Argentina, tuvimos que hacer el proceso del desexilio, que fue peor que el exilio. Descubrir que aquello que habíamos dejado y que nos parecía maravilloso no lo era tanto, y comenzamos a añorar cosas de México.
-¿Los exiliados continuaron operando desde aquí?
-No nos podíamos meter en asuntos mexicanos pero, con algunos límites, nos dejaron actuar en asuntos argentinos. Por ejemplo, cuando fue el Mundial de Argentina 78 hicimos una campaña de denuncia y mandamos miles de adhesivos que fueron pegados en las calles de Buenos Aires, que decían "Argentina campeón, Videla al paredón". También pude organizarle a Julio Scherer una serie de contactos clandestinos en Argentina, entre los que estaba el poeta Juan Gelman, para que se vinculase con la resistencia argentina.
-Mario Benedetti dice que la conciencia latinoamericanista nace en el exilio. Los argentinos, que siempre se han considerado más europeos que latinoamericanos, ¿desarrollaron esa conciencia?
-Nosotros teníamos una conciencia libresca de América Latina. Vivíamos un fenómeno de espejismo, del Buenos Aires añorado e ideal que luego no era tan maravilloso, porque había 30 mil desaparecidos y una dictadura siniestra. Y, por otro lado, con la obsesión de volver, no nos dábamos cuenta de la riqueza cultural de este país, nos quejábamos de todo, de la contaminación, el tráfico y hasta del picante. Pero luego, nos encontramos con compañeros del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, del Frente Sandinista de Liberación, de la guerrilla guatemalteca, políticos y gente de la cultura y nos fuimos enriqueciendo como latinoamericanos. Recuerdo que en 1978 conocí a Gabriel García Márquez y me dijo: "a mí no me gusta hacerme amigo de ustedes porque luego vuelven a sus países y los matan". Cuando volví me encontré otro país. Había fantasmas en las esquinas y un sector de la sociedad de la clase media se preguntaban por qué no estábamos muertos.
-¿Existen nexos entre aquellos exiliados y los jóvenes que hoy llegan a México huyendo de la crisis económica?
-Cualitativamente es diferente, ahora es emigración clásica que, por falta de oportunidades, buscan otros destinos. Nuestro exilio fue forzado. Hoy, con la crisis de 2001, se evidencia la falta de integración latinoamericana de Argentina y aparece la Argentina mestiza. Las oleadas migratorias europeas, desde 1890, habían generado la ilusión racista de que no teníamos nada que ver con América Latina. Tras las crisis, aparece el 50 por ciento de la población por debajo de los índices de pobreza y Argentina se empieza a mirar en otro espejo. No creo que las generaciones que llegan ahora no sean idealistas, lo que pasa es que tienen nostalgia de algo que no vivieron. Pero no es así, el proceso histórico actual es muy diferente al que vivimos nosotros, y ahora, por el neoliberalismo, pesa mucho más lo económico que lo político. Si hay algo que le tenemos que agradecer a Kirchner es que haya vuelto a colocar la política en el primer punto de la agenda como posibilidad de transformar la sociedad.
La deuda de Kirchner
-Hay analistas que ya hablan de que el gobierno de Kirchner es un posperonismo en donde convergen diversas tendencias. ¿Qué opina usted de estas teorías?
-Tal vez Kirchner sea un peronista sui generis, pero creo que representa un centro izquierda peronista, que tiene alianzas con sectores de la izquierda no peronista, y con una visión más amplia respecto de los antiguos caudillos como Eduardo Duhalde. El gobierno de Kirchner es de transición y muchos, desde la izquierda, nos permitimos cuestionar lo que nos parece mal, como es el mantener el oligopolio de los medios electrónicos. Estos son la verdadera derecha mundial y un instrumento de control social.
-¿Qué representa en la lucha por los derechos humanos la anulación las leyes de Punto Final y Obediencia Debida?
-Todos los represores que se habían salvado de ser castigados por estas leyes que había dictado Raúl Alfonsín en 1987 ahora van a poder ser juzgados. Además, ahora muchos jefes militares han dicho que no se oponen a los juicios y reconocen el genocidio que se dio en los años 70. Me parecen medidas muy positivas y valientes. La derecha me acusa de que soy el ideólogo de eso, y no es verdad. El presidente tiene una convicción propia de acabar con la impunidad. Kirchner será recordado con el paso del tiempo por reducir la deuda externa y por recuperar la memoria histórica.
La memoria donde ardía se presenta esta noche, a las 20 horas en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles. Francisco Sosa 202, Barrio de Santa Catarina, Coyocán. Entrada libre.