Dirige El Anticristo, que se escenifica los martes en el Centro Cultural Helénico
Todos tenemos maldad en el interior; sólo hay que transformarla: Lozano
Poner la obra "fue un laboratorio poca madre: entramos en un análisis que nos empezó a tocar a nosotros como individuos; comenzó a tener sentido lo que estábamos diciendo", expresa la directora
Ampliar la imagen Claudia Trejo e Iván Olivares, durante la historia que transcurre en la sala de espera de urgencias de un hospital
Todos somos el Anticristo. Estamos marcados de alguna manera. Todos tenemos en nosotros la maldad, sólo hay que buscarla, entenderla y sentir compasión. "El problema es que ya no nos conmovemos, ya no nos identificamos con nada", dice en entrevista Gabriela Lozano, directora de la obra El Anticristo, que se presenta en el Centro Cultural Helénico.
Y, precisamente para que los actores buscaran dentro de sus personajes y entendieran qué los movía a hacer lo que hacían, la directora recurrió a una singular estrategia: los acostó en el diván de un siquiatra.
Durante la temporada de los ensayos, una vez a la semana, hicieron sesiones de grupo: los actores se sentaron con el doctor y hablaban en primera persona de sus jóvenes y complejos personajes: Damián (Iván Olivares), un atribulado escritor de horror con terribles problemas para establecer contacto consigo mismo y con los demás; Paloma (Claudia Trejo), una guapa mujer llena de angustia y culpa; Marcos (Irving Corral), un fresa macho y dominante, y Ariadna (Pilar Cerecedo), una joven que niega sus raíces.
Personajes y actores entre demonios
Conforme avanzaban las sesiones, emergían no sólo los demonios internos de los personajes, sino los de los propios actores. "Fue un laboratorio poca madre, entramos en un análisis que nos empezó a tocar a nosotros como individuos. Y ahí fue donde empezó a tener carnita y sentido lo que estábamos diciendo."
El sicoanalista jamás intervino en el guión final, sólo formulaba preguntas.
En cierto momento del proceso se detuvieron para tratar de entender "de manera más intelectual" lo que estaban trabajando con el sicoanalista: "Nos dimos cuenta de que no funcionaba del todo tratar de intelectualizarlo, que teníamos que vivirlo".
El resultado final fueron unos personajes que "en esencia siempre estuvieron ahí", pero que los actores lograron hacer más suyos.
La también directora de Las noches más largas, de Jorge Díaz (Centro Cultural Helénico), reflexiona: "El teatro tiene que invitar al espectador a vivir una historia personal, que te toca y dices, ah mira, a mí también me pasa así, o, yo conozco a alguien así. Entonces tiene sentido".
Y sigue: "Cuando vamos al teatro tenemos que ir a vivir una experiencia y estar dispuestos a vivirla".
Hace un año, Lozano hizo una lectura dramatizada de El Anticristo, obra del regiomontano Mario Cantú Toscano, en la Casa del Lago Juan José Arreola, del Bosque de Chapultepec. El éxito que tuvo, cuenta Lozano, los decidió a escenificarla. La adaptación la hizo en constante comunicación con el escritor.
Para su realización, El Anticristo recibió una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
La obra adaptada transcurre en la sala de espera de urgencias, en un hospital.
Recurre a bien logrados trucos para ir y venir en el tiempo, mientras Ariadna registra sus recuerdos en una pequeña grabadora.
Quizá por momentos el público pueda llegar a sentirse hastiado de tantas referencias freudianas (probablemente resultado de las intensas sesiones con el siquiatra).
Como estar marcado
Respecto del tema que cruza toda la obra, Lozano comenta: "La palabra Anticristo lleva a pensar en religión, en cosas que tienen que ver con la cristiandad, pero, para estos actores, el Anticristo es como Superman; es como estar marcado: tienes poderes super maravillosos que transformarán, entonces hay una responsabilidad en cómo los utilizas".
Y explica: "Todos somos el Anticristo, todos estamos marcados. Oímos la noticia de un violador y pensamos en (su) maldad como algo que no está en mí".
Pero todos tenemos esa maldad dentro, dice, sólo "es cosa de rascarle tantito y encontrarla". Lo fundamental, cuenta la directora, es preguntarse qué lo llevó a hacer lo que hizo, y entonces sientes compasión, "te conmueve. El problema es que ya no nos conmovemos con nada, ya no nos identificamos con nada. No tenemos esa sensibilidad para pensar que ese violador, ese asaltante, tiene sus motivos, y que si yo estuviera en sus zapatos, me hubieran llevado a hacer lo mismo".
El Anticristo se presenta todos los martes a las 20:30 horas, hasta el 25 de junio, en La Gruta, del Centro Cultural Helénico.