Negar trabajo o quitarlo, una modalidad: Salomo
Emprenden campaña contra la discriminación por tatuajes
Ampliar la imagen Imagen del sábado pasado durante una convención de tatuadores en Tulsa, Oklahoma, donde los organizadores dijeron que el acto muestra la popularidad que los tatuajes han despertado en la gente de este estado y la necesidad de sacarlos del negocio subterráneo Foto: Ap
Este sábado primero de abril comenzó en varias ciudades del país la primera campaña de recolección de firmas contra la discriminación a las personas con tatuajes y perforaciones, con el objetivo de denunciar la exclusión laboral, social, escolar y recreativa que padece este sector y ayudar a revertirla.
Dante Salomo (ciudad de México 1976), tatuador profesional desde hace seis años, es el principal impulsor de esta iniciativa, surgida en febrero pasado, y cuyo plan de acción es contactar a unos 200 negocios de tatuaje en el país para reunir firmas entre sus clientes y recabar historias de discriminación.
A pesar de que la gente con tatuajes y perforaciones es marginada cotidianamente, este todavía es un fenómeno poco analizado, aun entre los organismos de derechos humanos, como el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), afirma Salomo en entrevista.
Como grupo afectado, señala, tiene varias similitudes con el de los homosexuales: sus integrantes se encuentran en todos los estratos sociales y tienen una amplia gama de edades y orígenes. "Precisamente de la lucha de los gays queremos aprender y recuperar experiencias."
Las formas en que parte de la sociedad excluye a quienes llevan tatuajes son variadas. Quizá la más grave es negar el trabajo a alguien o quitárselo, pero también es común que no se presten servicios, se obstruya el acceso a la justicia, la educación o el esparcimiento o se impida donar sangre, explica.
"Llegan muchos clientes a pedir que les quiten tatuajes por cuestiones de trabajo, y sólo hay tres formas de hacerlo: con láser, que es muy caro; raspando la piel o quitando el pedazo tatuado. Eso es inhumano", afirma Salomo, quien narra el caso de un empleado del hotel Sheraton que fue amenazado con perder su trabajo si no se quita un tatuaje de la pierna, que le fue visto cuando se bañaba.
Puede haber algunos casos en los que se entienda la negación de un puesto de trabajo a quien está tatuado en partes del cuerpo muy visibles, sobre todo cuando el empleado es la "imagen de la empresa", admite, pero hay otros casos que no tienen justificación alguna y representan una violación a los derechos humanos y constitucionales.
En México coexisten los niveles de calidad más disímiles en la práctica de poner tatuajes y piercings. Si bien hay muchos locales preocupados por la limpieza y la seguridad, también hay otros que hacen su trabajo con material defectuoso o sin preparación adecuada.
"Aquí aprendes en la calle, con tus cuates, pero necesitas muchos seminarios y práctica. Además la legislación en México no es clara" para los tatuadores ni para los usuarios. "En Estados Unidos y Europa es mucho más estricto y empiezas como aprendiz hasta que te dejan hacer tu primera perforación."
Con respecto del papel del tatuaje como una "moda pasajera", Dante Salomo considera que aunque siempre hay motivos frívolos para ponerse uno, "la mayoría está consciente de lo que hace. Cada quien es dueño de su cuerpo, pero creo que el papel de los tatuadores también debería ser cuestionar los motivos de la gente" para saber si ya consideraron los posibles inconvenientes.
La campaña terminará el 30 de junio y una vez que se haga una evaluación, se decidirá ante qué instancia presentar las firmas y si se conforma una nueva asociación civil contra la discriminación. Si quiere contactar al promotor de la iniciativa, puede hacerlo en el correo [email protected]