Más de 40 médicos con estudios en el extranjero son hoy relegados o despedidos
A la basura en el hospital infantil, tres millones de dólares en capacitación
Crece la inestabilidad laboral en el nosocomio por las decisiones de José Ignacio Santos
Ampliar la imagen Desde 2004 es común en el hospital infantil que los médicos y trabajadores enfrenten obstáculos para su desarrollo profesional, denunciaron los inconformes Foto: Guillermo Sologuren
Alrededor de 3 millones de dólares invirtió el Hospital Infantil de México Federico Gómez durante una década para que más de 40 médicos fueran capacitados en el extranjero en diversas ramas de alta especialidad, con la finalidad de que los pacientes recibieran una atención médica del más alto nivel. Sin embargo, la mayoría de esos especialistas está hoy fuera del hospital o marginados en sus áreas de trabajo por decisión del director José Ignacio Santos Preciado, quien en los dos años que lleva al frente del instituto ha despedido a personal médico y administrativo, aparentemente sin causa justificada.
De estos hechos el funcionario tendrá que dar cuenta en breve por el cúmulo de denuncias laborales que los ex empleados han interpuesto en contra del Hospital Infantil de México. Son aproximadamente 20 juicios, de los cuales unos 15 ya han sido ganados por los afectados.
A decir de algunos de los quejosos, cada demanda ganada por ellos implica o bien la reinstalación en el puesto que tenían hasta antes de ser corridos o la indemnización, que en varios casos podría ser de un millón de pesos o más.
Varios de los ex trabajadores tenían antigüedades superiores a 10 y 20 años.
Otros funcionarios comentaron que una situación de este tipo es inédita para el hospital, porque cuando ha habido los cambios de director, por regla general se renueva la plantilla de algunos puestos de confianza, principalmente administrativos, pero en el área médica ha sido y es tradición de las instituciones del sector salud el reconocimiento al trabajo previamente realizado, principalmente si ha dejado beneficios para los pacientes y para el prestigio de la institución.
Tratándose del Hospital Infantil de México, esto reviste especial importancia, porque además de dar servicio médico a los sectores más pobres del país, forma parte de los institutos nacionales de Salud. Ahí llegaron a estar en funcionamiento alrededor de 30 servicios de diferentes especialidades clínicas.
Con el propósito de fortalecer a cada una de esas áreas era que se enviaba a los médicos a que se capacitaran en el extranjero. Esos fueron los casos de los doctores Eugenio Vázquez, quien realizó una estancia de cuatro años en Alemania sobre trasplantes de médula ósea; Miguel Cashat regresó en junio de 2005 al hospital luego de una estancia en la Universidad de Emory, Atlanta, Estados Unidos, donde concluyó una maestría en el tratamiento de niños con VIH-sida. Además de su preparación, Cashat era portador del ofrecimiento de un donativo de 500 mil dólares para instalar una unidad médica en VIH-sida dentro del nosocomio, pero Santos Preciado jamás dio su aprobación.
El pasado febrero el especialista dejó de trabajar en el hospital.
Algunos de los trabajadores que continúan en el nosocomio tienen la certeza de "cualquier día" correrán la misma suerte. Hace unos días, otro trabajador se enteró de que ya no era personal del hospital cuando llegó a laborar y en la entrada le impidieron el acceso.
Entre el personal de la institución hay un sector al que se le aplican "reglas especiales", como la obligación de firmar su hora de entrada y salida.
Inconformes con la forma como se ha manejado el director, los denunciantes comentaron otras irregularidades, como que desde 2004 han enfrentado obstáculos en su desarrollo profesional.
Varios de ellos impartían clases o eran invitados a participar en conferencias. Todo se canceló cuando Santos Preciado llegó a la dirección. A veces, indicaron, se les pedía que presentaran la solicitud de permiso con varios meses de anticipación para ver si se les otorgaba o a quién se designaría para cubrir dicho compromiso, lo que hasta la fecha sigue ocurriendo.
Los entrevistados se cuestionaron sobre si a alguna autoridad de la Secretaría de Salud le interesaría investigar sobre el monto de los recursos que el patronato del hospital proporcionó con el propósito de que los doctores se entrenaran en el manejo de técnicas especializadas para el tratamiento de enfermedades complejas y que ahora vieran que ya no están en el hospital y/o que sus servicios están parados. Eso, subrayaron, es un daño a la institución e inclusive a la nación y al erario federal, porque se erogó dinero para la capacitación y la inversión en infraestructura.