Su nueva novela casi agota la primera edición de 10 mil ejemplares en una semana
Malinche, de Laura Esquivel, se enfila para ser un éxito editorial
Analiza dos propuestas para llevar al cine esa ''biografía no autorizada'', adelanta a La Jornada
Publicarla en Estados Unidos, ''afortunada coincidencia con las movilizaciones de los migrantes''
Ampliar la imagen Sentirnos conquistables nos hace caer en manos de personas que no nos gobiernan como merecemos, deplora Laura Esquivel Foto: Jesús Villaseca
Ampliar la imagen Ilustración de Jordi Castells incluida en el libro
A una semana de aparecer en librerías, la nueva novela de Laura Esquivel (DF, 1950), Malinche, va en camino de repetir y quizá superar el éxito de Como agua para chocolate (1989), opera prima de esta autora en el mundo de la narrativa. ''Veo los signos", señala entusiasmada.
En algunos puntos de venta Malinche se ha agotado, y ''como protección" la editorial Suma de Letras imprime una segunda edición (la primera consta de 10 mil ejemplares), mientras la escritora analiza un par de propuestas para llevar a la pantalla grande esta especie de biografía no autorizada de una de las mujeres más controvertidas de la historia mexicana.
No obstante, la novela aborda algo más que la simple descripción de los días y las noches que le tocó vivir a Malinalli (llamada Marina por los españoles) desde el día de su nacimiento hasta su muerte, así como el papel que desempeñó como intérprete y amante de Hernán Cortés.
Nudo atorado
Malinche sirve a Laura Esquivel para construir una ventana en la que el lector se asoma a la forma de ver el mundo de los pueblos indígenas, ''a un pasado que debemos reintegrar en nuestras vidas, porque los mexicanos preferimos regodearnos en la idea de que somos producto de un abuso, y este concepto de que somos abusables, conquistables o de que no hay salida, nos hace caer una y otra vez en manos de gente que no nos gobierna como merecemos, que no nos procura un bienestar. La prueba es que no han sido capaces de respetar los Acuerdos de San Andrés", afirma la narradora en entrevista con La Jornada.
En su nueva novela, añade, intenta ''comprender mucho mejor el proceso de la conquista y por qué no hemos podido superarlo. Y es que, como nación, tenemos un nudo atorado que tiene que ver con la integración de esa visión del mundo que acepta un orden cósmico. Una parte de la profunda espiritualidad de los pueblos indígenas se basa en ello, en presencias y deidades, donde el agua, el fuego y el aire hablan, nos dicen cosas.
''Esa creencia absoluta de formar parte del todo, de estar en la intemporalidad, se contrapone a la visión de la temporalidad que llegó con los españoles. Es la idea del imperio, donde éste no forma parte de nada ni de nadie, sino que todo le pertenece. La tierra deja de ser la madre para convertirse en algo apropiable, expropiable, al igual que el espacio aéreo, las telecomunicaciones, el agua, el petróleo. Todo es parte del imperio, eso lo estamos viviendo.
''Esta situación crea una serie de conflictos espantosos y de actos suicidas, porque todos los atentados en contra del medio ambiente son contra nosotros mismos.
''Cuando escribía Malinche me preguntaba, ¿por qué el afán de culpar a una sola mujer de un proceso que fue tan complejo? Si bien ella tenía el control de la información, no hubiera hecho nada si Moctezuma no hubiera entregado, de entrada, el reino, o si los tlaxcaltecas y todos los demás no se hubieran unido contra Tenochtitlán.
''La Malinche no fue una traidora ni existía el concepto de nación, es un absurdo. Pero, ¿qué nos lleva a querer culparla? ¿Qué no nos perdonamos para culparla a ella? Creo que todavía no nos perdonamos el olvido y la falta de respeto en la que tenemos a nuestros indígenas".
Apoyo de Juan Pablo Villaseñor
El deseo de escribir sobre la Malinche, reconoce Esquivel, no surgió de ella: ''me hablaron de la editorial y me preguntaron si quería escribir sobre el tema, pues deseaban que una escritora lo abordara. Cuando acepté, pensé que yo misma la atraje, porque tengo tiempo escribiendo otra novela con un tema de actualidad, en la que la protagonista es una mujer de origen humilde que a veces se hace preguntas respecto de la cultura del pueblo mexicano, para las cuales no tiene respuesta y que son acerca de ese pasado que no logramos limpiar.
''Ahí hallé una viculación del tema con lo que hago, también con el rescate de la indumentaria indígena que realizo desde hace varios años y con mi interés por las tradiciones sagradas que busco más allá de los libros y de la información usual."
A la escritora le llevó dos años terminar Malinche. En la investigación le ayudaron muchos amigos, entre ellos su esposo Javier Valdés, el cineasta Juan Pablo Villaseñor, Jordi Castells, Salvador Garcini, Antonio Velasco Piña, Cristina Barros y Marco Buenrostro.
Se trata de un tema que entusiasma, ''y muy actual", considera Esquivel, ''más que la reivindicación de un personaje es la revaloración de todo lo que somos los mexicanos.
''La novela está moviendo muchas cosas porque ahorita es su momento histórico. Ha sido una afortunada coincidencia que se haya publicado en Estados Unidos al mismo tiempo que se están dando las movilizaciones de los migrantes. Nadie lo planeó.
''No nos queda de otra: hay que volver la vista a este otro orden del mundo. O nos reintegramos a la cosmogonía ancestral o seguimos por el camino al suicidio."
La Malinche de Laura Esquivel sueña códices, se funde con el agua, escucha a la Luna, es espejo y reflejo de los grandes acontecimientos que suceden a su alrededor: ''quise que el lector sintiera ese momento histórico mediante actos muy cotidianos y lo que significaban para ella, por ejemplo, encender el fuego. Lo poquito que hay de la Malinche narrado por los cronistas me sirvió de estructura dramática y a partir de ahí hago todo un marco histórico que arrope esos hechos".
-A muchos se les va a antojar hacer la película.
-Mi agente ha empezado a recibir propuestas. Claro, vamos a ver, pues para mí sí es muy importante que se haga en español y aquí en México, punto. Mi ideal sería que fuera en náhuatl y que la producción viniera de España, para que sea un mestizaje cinematográfico, pero ya veremos.