Necesitamos que nos acaben de descubrir, dice el realizador Julio García Espinosa
"El primer deber del cineasta en AL es hacer visible el continente"
Es importante defender que las películas se exhiban en los países donde se realizan, opina el fundador y director de la escuela cubana de cine
Hoy será homenajeado en Casa Lamm
Ampliar la imagen El cineasta Julio García Espinosa saluda al nobel Gabriel García Márquez ante la mirada del embajador de Cuba en México Jorge Bolaños Foto: Francisco Olvera
Independientemente de la filiación política, los cineastas latinoamericanos "necesitamos hacer visible este continente", que se entienda "que hacer cine no es un problema de adorno, ni siquiera es un problema cultural. Es la posibilidad de hacernos visibles, porque un país sin imagen es un país que no existe", aseguró Julio García Espinosa, de 79 años de edad, una de las figuras centrales del llamado nuevo cine latinoamericano y personaje imprescindible en la cultura cubana.
"En una palabra: necesitamos, más que nunca, que nos acaben de descubrir", resume, en entrevista con La Jornada, el fundador y actual director de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), de Cuba. Los latinoamericanos "conocemos su cultura (la estadunidense)"; en cambio, "ellos no conocen la nuestra".
Una de las banderas que más defiende García Espinosa es: "(Los cineastas) no tenemos una verdadera libertad de creación si no hay libertad para el espectador". Detalla: "Es muy importante defender el derecho de que el cine se exhiba en nuestros países. Es un deber elemental. El segundo punto es que hay que garantizar al espectador el derecho a ver películas de todas partes para que se le dé el derecho a elegir. No se trata de excluir el cine de Hollywood, se trata de que Hollywood no nos excluya a nosotros".
García Espinosa, de visita en nuestro país, recibió hace unos días la estatuilla Mayahuel, que le otorgó el comité organizador del 21 Festival Internacional de Cine en Guadalajara con motivo del 20 aniversario de la escuela.
Ayer, sus amigos en México (entre ellos, uno de sus más queridos, Gabriel García Márquez, presidente de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, de la cual depende la escuela de cine) le organizaron una emotiva comida en casa del embajador cubano Jorge Bolaños, reunión llena de recuerdos, algunos de antes de la revolución, como cuando El Mégano, uno de los documentales de García Espinosa sobre la situación de los campesinos carboneros, fue incautado por el régimen de Fulgencio Batista y los realizadores fueron perseguidos; otros recuerdos posteriores, por ejemplo de cuando trabajó al frente del departamento de cine del Ejército Rebelde.
También celebraron su no cumpleaños 80 (nació el 5 de septiembre), con pastel y mañanitas.
Hoy se realizará un homenaje al artista cubano en Casa Lamm, a las 20:30 horas. Le antecederá la proyección de su película Reyna y rey (1994).
Cine y emancipación
Durante el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en entrevista con La Jornada, Julio García expresó que la EICTV es, sobre todo, un proyecto cultural. "Somos herederos de un movimiento de cine en América Latina (AL) que surgió en los años 60, el cual pretendía dos cosas: una, que el cine fuera identificado con las ansias de emancipación de latinoamericanos y, dos, que el cine no se asumiera como simple entretenimiento, sino como cultura.
"Con esas decisiones esenciales, cineastas de América Latina fueron torturados, hechos prisioneros, asesinados o tuvieron que exiliarse. Es decir, no eran cineastas fragmentados que lo único que les interesara fuera el cine, sino que el cine estaba ligado a una postura ante la vida. Ese movimiento hizo posible que se estableciera un comité de cineastas de AL, integrado por algunos de los mejores de nuestro continente, en esa época. De ahí brotó la idea de hacer una escuela latinoamericana, hace 20 años.
"La idea fue la de hacer no una escuela argentina, cubana o mexicana, sino latinoamericana. Inclusive es jurídicamente latinoamericana. El único país que tuvo la voluntad política para hacer una escuela que tuviera carácter regional fue Cuba. A raíz de ese planteamiento surgió la Fundación de Nuevo Cine Latinoamericano, que fue presidida por Gabriel García Márquez en 1986, en La Habana."
Los principios fueron claros, precisó: asumir el cine como hecho integral, a partir de identificarlo con las necesidades de emancipación de AL, y que formara parte de la cultura del país. "Eso lo hemos mantenido".
En la EICTV han participado más de 40 directores mexicanos y se han graduado 30 alumnos. "A lo largo de 20 años han sucedido muchas cosas. Las raíces están en los años 50, en Brasil, con Nelson Ferreira Dos Santos, haciendo Río 40 grados; en Argentina, Fernando Birri, con Tigre diez; en México, Barbachano Ponce... En Cuba hacíamos lo nuestro, pero no nos conocían.
"En el fondo todos teníamos la misma necesidad. AL empezó este cine a principios de los años 60, cuando el mundo estaba haciéndose joven. Había cambios y el colonialismo estaba desapareciendo, se transformaban las costumbres, el arte y el cine en todas partes. Era una corriente esperanzadora, para hacer realidad una utopía: ¿Cómo ser feliz sin necesidad de ser egoísta."
García Espinosa estudió dirección de cine en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma, es realizador de cine y ensayista. Suma en su haber 10 películas. Es fundador del Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas, entre otros. "En los años 70 se aplastó todo aquel movimiento de la década de los 60 y comenzó a avanzar la derecha, hasta que se impuso a finales de los 80 y principios de los 90. Ya no pudimos desarrollar el cine con el que nos habíamos presentado.
"Europa también empezó a ser parte del mercado del cine estadunidense. Los europeos habían hecho grandes películas. Italia en los años 50 hizo el neorrealismo, del cual venimos todos. Poco a poco, Europa se convirtió en un país latinoamericano más, en la medida que se impuso el cine de Estados Unidos, que para mí tuvo una etapa muy buena en el periodo silente. Pero de repente apareció un cine de clase media. El cine estadunidense no tiene más público porque guste más. Sí gusta, pero impone factores que condicionan el gusto del público.
"Al principio de la revolución discutimos mucho si la libertad era sólo algo para los comerciantes, pero no para los cineastas. Había que compartir esa libertad. Ahora, con el avance de la derecha se ha complicado la situación. Hoy vemos, con cierta esperanza, que se empieza a abrir una posibilidad de pensamiento de izquierda que beneficiará al cine, que no es un problema menor para nuestros países, que no tienen grandes recursos y cuyos gobiernos piensan que invertir en cine es un lujo. ¿Para qué, si pueden comprar las películas de Estados Unidos?
"Lo que no saben es que el cine es un producto cultural, no una mera mercancía. Un país sin imagen es un país que no existe. Hoy, con el poder tan grande de la imagen no se puede dejar de tener una propia, y eso se logra mediante el cine. Para nosotros, el primer deber de un cineasta es hacer visible este continente. Es indispensable", añadió García Espinosa.