Música de camaleones
Ampliar la imagen El grupo Bang on a Can
Ampliar la imagen Portada del original
Ampliar la imagen Brian Eno
La mitología que ambienta el aura del compositor Brian Eno tiende a emparentarlo con los lugares comunes que circundan la cultura rock. Sin embargo, sus capacidades profesionales lo ubican en su justa dimensión. Se trata de un hacedor de bienes culturales comparables con los que producen sus pares, los compositores Terry Riley, Philip Glass, Steve Reich, con quienes ha colaborado Brian Eno, al igual que lo ha hecho con sus pares David Byrne, David Bowie, Frank Zappa, Peter Gabriel y Lou Reed, quienes al igual que él sobrepasan los territorios comunes y corrientes del rock para situarse en el terreno de la creatividad extrema, verdaderamente revolucionaria y que marca pautas.
El estreno en México de la versión instrumental de la maravillosa Música para aeropuertos, de Brian Eno, esta noche en Bellas Artes a cargo del extraordinario agrupamiento neoyorquino Bang on a Can (algo así como Estallido, o Disparo de bala en un contenedor de lata), propicia la recomendación de la versión original, grabada por el propio Brian Eno, en un disco que se puede conseguir en México (Tower Records, por ejemplo, o por encargo en cualquier tienda) producido en 1978 por Virgin Records.
La versión que escucharemos esta noche, como parte del Festival de México en el Centro Histórico, fue elaborada por Bang on a Can con la supervisión y colaboración del propio Brian Eno, cuyo original la concibió de manera incidental, como suelen producirse las grandes gestas culturales muchas veces, pero sobre todo con una intuición muy poderosa que fundó, entre otras cosas, lo que hoy se conoce como ''música ambient", generadora a su vez de nuevas corrientes, hoy muy celebradas, como algunas vertientes de new age, tecno, o bien los lounges de chill out. La diferencia con esta música de Brian Eno es su cualidad de obra de arte, es decir, su virtud de contener significados y significantes por igual que un entramado artístico verdaderamente trascendente, sólido.
Con un muy fructífero sentido del humor, Brian Eno tomó como punto de partida la abominable música Muzak, conocida así porque es la que inventó una compañía comercial de ese nombre para hacer chatarra (igualito que la comida homónima) a partir de melodías reconocibles. Esa música nos agrede por igual en los elevadores que en algunos aviones, restaurantes o aeropuertos. La diferencia es que la Música para aeropuertos de Brian Eno es prodigiosa. Una experiencia zen, alucinógena.
Pablo Espinosa