Usted está aquí: jueves 13 de abril de 2006 Política Natalio Vázquez Pallares

Adolfo Sánchez Rebolledo

Natalio Vázquez Pallares

Hace unos cuantos dias se celebró en Morelia una reunión académica para rendir tributo a quien fuera el más joven rector del Colegio de San Nicolás Hidalgo, don Natalio Vázquez Pallares, figura indiscutible del cardenismo michoacano. Allí estuvieron políticos, investigadores, amigos y antiguos alumnos, convocados todos por Xúchitl Vázquez, hija de nuestro ilustre maestro. Para la ocasión, pude escribir, al vuelo, unas notas que por suerte leyó mi entrañable amiga Eloísa Gottdiner, parte de las cuales ofrezco en esta entrega.

1) La insurgencia sindical encabezada por Rafael Galván al frente de los electricistas democráticos fue un parteaguas, tanto para el sindicalismo oficial, corporativista y charro, como para los postulantes oficiales del nacionalismo revolucionario.

En defensa de la empresa pública y en contra de los intentos de someter el desarrollo nacional a los centros de poder imperial, Galván libró a partir de los años setentas una lucha a fondo por rescatar los principios populares de la Revolución Mexicana y, como Juárez en su tiempo, se convirtió en el defensor de la legalidad vencida por los usos y abusos de los privilegiados, especialmente en el mundo laboral.

A esa lucha concurrieron sindicalistas universitarios, obreros e intelectuales democráticos, pero fueron pocos los profesionales de la política que se atrevieron a levantar un dedo por la democracia sindical y la urgencia de cambiar el rumbo de país. Uno fue NatalioVázquez Pallares, quien se sumó a la causa de los electricistas desde el principio, convencido como estaba del papel estratégico que el sindicalismo democrático podría jugar ante los peligros que ya se veían venir: la política de privatización enmascarada bajo el señuelo de la lucha contra el estatismo y la corrupción; la entrega de los recursos nacionales a título de la reconversión de un sistema empantanado, cuando no caduco.

Con matices, entre Galván y Vázquez Pallares había una coincidencia de fondo: la adhesión al nacionalismo revolucionario y la crítica a la claudicaciones de los gobiernos de turno. Dada la historia mexicana, había dos conclusiones posibles: o bien la acción del Estado, enmarcada ideológicamente por el nacionalismo servía, para abrir paso al desarrollo social, autónomo e independiente de la nación, o bien se usaba como simple retórica distractora para cubrir los vicios del poder que ya había renunciado a su herencia reformadora.

Vázquez Pallares, al igual que otros distinguidos cardenistas, acudieron al llamado de los trabajadores encabezados por Galván y le brindaron amplia solidaridad; marcharon con ellos por las calles en protesta por las agresiones, pero además aportaron sus ideas, la convicción profunda de que era preciso volver a la historia de Mexico para reformar el futuro y evitar que la derecha consumara, al fin, la restauración soñada.

2) El político Vázquez Pallares gustaba debatir un tema que la izquierda de la época ya consideraba superado. ¿Debía, podía o necesitaba la izquierda radical de la época comprometerse en una alianza estratégica con las personalidades que formaban el "ala progresista" del PRI, es decir, con el cardenismo o, por el contrario, eso era simple lombardismo, claudicación de la línea de clase que apenas en esos años comenzaba a abrirse paso?

Natalio estaba convencido, mucho antes de la existencia de la Corriente Democrática del PRI, de que el avance general de las posiciones de izquierda implicaba tender puentes entre todos sus componentes, no para promover formas unitarias artificiales, sino, sobre todo, para reivindicar conjuntamente las lecciones de la historia que habían hecho de México una genuina nación. Para Vázquez Pallares, pese a las críticas teóricas que se hacían al cardenismo, lo decisivo era retomar de aquella experiencia original el verdadero espíritu de modernidad que la animaba, la necesidad de promover nuevas y grandes reformas sociales impulsadas y sostenidas por el pueblo, sin abandonar el marco constitucional. Esas ideas se concentraban en la idea de "proyecto nacional", es decir, en la necesidad teórica y práctica de pensar en la nación en forma no restrictiva, no sólo como referente abstracto, ya fuera de orden moral, cultural o ideológico, sino como una realidad en construcción, inacabada, que admite distintas interpretaciones y también diversos modo de concebir sus fines, pues, en definitiva, es diversa y plural y, en ese sentido, favorable a la democracia, ya que ésta permite la mayor convergencia en defensa del interés nacional, que es, en definitiva, hablando de la vida social y política, la medida de todas las cosas. Dicen los posmodernos que la globalización ha abolido de un plumazo estos temas, pero los hechos, tercos al fin, se resisten a abandonar la escena.

Aunque mantuve mis dudas, debo admitir en este punto la tolerancia de Natalio para debatir con entera racionalidad cualquier idea, por exagerada que pudiera parecer, siempre y cuando hubiera en ella buena fe. Buena lección para toda la izquierda.

 
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