Usted está aquí: jueves 13 de abril de 2006 Sociedad y Justicia Germina en España la fiebre republicana

Germina en España la fiebre republicana

A 75 años del hecho histórico se alzan voces para dejar atrás la monarquía parlamentaria

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 12 de abril. En plena ascensión del fascismo en Europa, el 14 de abril de 1931 se constituyó la II República española, un régimen que se adelantó a su tiempo en el reconocimiento de derechos básicos y que despojó a este país de su tradición monárquica. La Guerra Civil (1936-1939) y el posterior encumbramiento de Francisco Franco cambiaron los valores republicanos de libertad, laicidad y democracia por los propios de una dictadura: represión, prohibición y supresión de libertades.

Setenta y cinco años después, en la España de hoy se percibe un resurgimiento de la bandera tricolor de la II República y de los ideales que inspiraron aquel modelo de convivencia.

El golpe militar contra la II República fue la antesala de la oscuridad de la dictadura que, una vez muerto Francisco Franco, derivó en una transición a la democracia que dio como resultado el actual régimen español: una monarquía parlamentaria que reconoce como máximo jefe del Estado al rey Juan Carlos.

El monarca español fue designado por el propio Francisco Franco, si bien fue hasta la firma de la Constitución de 1978, tras un largo periodo de negociaciones entre todas las fuerzas políticas, cuando se consolidó su figura como eje del sistema político y se garantizó el derecho de sucesión.

A pesar de que aún es incipiente, en los años recientes ha germinado un amplio movimiento social y político que pugna por la construcción de la tercera República, hoy "ideal romántico", pero que sus defensores no ven "inalcanzable". En torno a esta causa, y gracias al 75 aniversario de la II República, diversos colectivos y destacadas personalidades de la cultura, la política, el arte y la educación de esta nación han alzado la voz para reclamar la apertura de un proceso constituyente que abra las puertas a un nuevo sistema de gobierno.

Miquel Jordá i Tarragó, presidente de la Unidad Cívica por la República, explicó a La Jornada que "en España hay muchos republicanos, pero difícilmente hay organizaciones o partidos políticos que se planteen la República. Entonces, nosotros creemos que tenemos que desarrollar conciencia de lucha por la República, pero a partir de una base cultural y de recuperación de la memoria histórica, aunque no desde una forma romántica, sino con un planteamiento serio de cara al futuro".

Historiadores, intelectuales, escritores y políticos, incluido el propio presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero -quien se ha declarado "republicano cívico"-, han situado a la II República en un lugar destacado de la historia de este país, al hacer una revisión de sus virtudes y defectos. Esta movilización en torno a los ideales republicanos ha dado algunos frutos de trascendencia, como la masiva adhesión a un manifiesto promovido por estudiosos y defensores de aquel periodo histórico.

En este texto, al que ya se han sumado más de 15 mil personas, se señala, entre otras cosas: "Frente al colosal impulso modernizador y democratizador que acometieron las instituciones republicanas -siempre con la desleal oposición de quienes creían, y siguen creyendo, que este país es de su exclusiva propiedad-, todavía se nos sigue intentando convencer de que la II República fue un bello propósito condenado al fracaso desde antes de nacer, por sus propios errores y carencias. Los firmantes de este manifiesto rechazamos radicalmente esta interpretación, que sólo pretende absolver al general Franco de la responsabilidad del golpe de Estado que interrumpió la legalidad constitucional y democrática de una república sostenida por la voluntad mayoritaria del pueblo español, con las trágicas consecuencias que todos conocemos. Y exigimos que las instituciones de la actual democracia española rompan de manera definitiva los lazos que la siguen uniendo -desde los callejeros de los municipios hasta los contenidos de los libros de texto- con un Estado ilegítimo, que surgió de una agresión feroz contra sus propios ciudadanos y se sostuvo en el poder durante 37 años, mediante el abuso sistemático e indiscriminado de los siniestros recursos que caracterizan la pervivencia de los regímenes totalitarios. Después de 30 años de democracia, resulta vergonzoso tener que recordar aún dónde estaba la ley y dónde estuvo el delito. A estas alturas, es intolerable, y muy peligroso para la salud moral y política de nuestro país, que todavía se pretenda equiparar al gobierno legítimo de una nación democrática con la facción militar que se sublevó contra el Estado al que, por su honor, había jurado defender, y cuya victoria sólo fue posible gracias a la ayuda de los regímenes fascista y nazi que preparaban una invasión de Europa que acabaría provocando una guerra mundial y, aún más decisivamente, gracias a la culpable indiferencia de las democracias occidentales, que, antes de convertirse en víctimas de las mismas potencias, en cuyas manos habían abandonado a España, eligieron parapetarse tras el hipócrita simulacro de neutralidad que representó el comité de No Intervención de Londres".

La escritora madrileña Almudena Grandes considera además que una de las mayores virtudes de la II República fue el reconocimiento de la mujer y el reconocimiento de derechos que posteriormente fueron segregados por la dictadura. El republicano Armando López Arenas añadió que "la única ruptura política seria que se ha producido en España fue el 14 de abril de 1931. De algún modo, al igual que el Partido Popular al día de hoy no admite haber perdido las elecciones, entre otras causas por la respuesta de este país a la guerra de Irak; en 1931, banqueros, terratenientes, curas y las demás fuerzas de la vieja España no aceptaban la legitimidad republicana que se impuso en esos días. Desde el momento en que se proclamó la República empezaron a conspirar para acabar con ella, hasta la guerra civil".

Mientras que Víctor Díaz, estudioso de la República, explicó que "30 años después de la muerte del dictador y de la toma de posesión de Juan Carlos, la monarquía como forma de Estado es una rémora para el desarrollo democrático de este país. Es igualmente escandaloso que hasta ahora no se le haya dado a la población una explicación de la guerra civil y de la dictadura, ya que es inconcebible que España sea el único país de Europa que no haya hecho una autocrítica de su historia. No hay que olvidar que Franco fue el primogénito de los fascistas en Europa".

La tercera República es posible

Pero más allá de reconocer las virtudes de la breve II República española, los republicanos de hoy insisten en que este aniversario no debe servir únicamente para realizar homenajes "nostálgicos" de aquel periodo, sino para trabajar en la creción de una conciencia social y cultural que permita la llegada de la tercera República. El objetivo es lograr, al menos, que se reconozca el derecho a un referéndum que permita al pueblo español decidir si quiere o no continuar con un régimen monárquico basado en el derecho natural de la sucesión.

En este sentido, Jordá i Tarragó señaló que "lo que queremos es una democracia fundamentada en el laicismo, ya que en España, históricamente ha habido abusos de poder de la Iglesia católica. Queremos una España federal, ya que tal y como está configurado históricamente este país se va arrastrando, sobre todo a partir de los Borbones, un unitarismo y un ahogamiento de los distintos países y pueblos. Entonces hay un problema democrático de respeto, que radica en la Constitución de 1978, que impide que se solucionen estos problemas y otros. Hay que recordar que esa Constitución la hizo una mayoría que salió de las Cortes del caudillo Francisco Franco y se pactó con nocturnidad y alevosía bajo la amenaza del Ejército de sacar los tanques a la calle. Por eso exigimos que la tercera República no puede surgir de esa Constitución, sino que tiene abrirse una etapa de ruptura democrática para consolidar un proceso constituyente".

En esta tarea de construir un nuevo modelo republicano en España están implicados numerosos colectivos sociales, la mayoría de izquierda, y partidos políticos, como el Partido Comunista Español, Izquierda Unida o la Asociación Manuel Azaña. Jordá i Tarragó señaló: "Quizás somos muy idealistas, pero nuestros abuelos, en los años 20, durante la dictadura de Primo de Rivera, no podían ni llegar a imaginar que 14 años después la gente saldría a la calle y se conquistaría la República. Nosotros estamos ahora en una etapa con casi todo en contra, pero hemos constatado que en los pasados cuatro años hay un resurgir de los ideales republicanos entre los jóvenes, y esto nos da mucha esperanza de que la tercera República es posible".

 
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