Editorial
Inversión extranjera en el DF
El Gobierno del Distrito Federal dio a conocer ayer un análisis del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, de la Cámara de Diputados, en el cual se afirma que en los recientes cinco años, de cada 10 pesos que ingresaron al país en inversión extranjera directa (IED), 6.5 se quedaron en la ciudad de México, y que sólo en 2005, del total que captó el país en este rubro, 59.6 por ciento se concentró en la capital.
Estas cifras demuestran que el gobierno que inició Andrés Manuel López Obrador, encabezado hoy por Alejandro Encinas, ha propiciado que los inversionistas extranjeros tengan confianza en trabajar, al otorgarles garantías para ello, y en modo alguno se ha dedicado a ahuyentar a los empresarios ni a obstruir la inversión privada, como afirman sin fundamento el Partido Acción Nacional (PAN) y su candidato presidencial, Felipe Calderón Hinojosa, en la campaña mediática contra el abanderado de la coalición Por el Bien de Todos.
Aunque la actividad económica de esta ciudad y el tamaño del mercado de consumo son incentivos importantes para atraer capitales del exterior, es un hecho que no serían factores suficientes si no existiese una política que creara condiciones favorables para ello. Después de todo, los empresarios saben muy bien dónde colocan su dinero. Al presentar esta información como parte de su informe trimestral de labores, Alejandro Encinas fue más allá y sostuvo que las acciones del gobierno del Distrito Federal en esta materia la aplicación del llamado "proyecto alternativo" también han contribuido al de-sarrollo de la economía nacional, lo cual no es dato menor si se toma en cuenta que a lo largo de todo su sexenio Vicente Fox fundó su estrategia para atraer capitales en las malogradas reformas económicas y en prometer en el extranjero que abriría la industria energética para la inversión privada.
Si el PAN insiste en utilizar la calumnia en su campaña proselitista para remontar en las encuestas sin importar los costos de introducir estas graves distorsiones en la competencia electoral, más temprano que tarde quedarán en evidencia los infundios y, peor aún, la falta de sustancia y de veracidad de su mensaje.