Crucifixión en el Reclusorio Oriente

La crucifixión no fue en Iztapalapa sino en la explanada de un auditorio; en esta representación no hubo ocho barrios que recorrer y a las sanciones privativas de la libertad se sumaron actos expiatorios.

Fue una escenificación tras las rejas: 40 internos del Reclusorio Oriente escenificaron por quinto año consecutivo la Pasión de Cristo, y en esta ocasión el papel del nazareno recayó en un preso del fuero federal.

Judas Iscariote se estranguló en el tronco de un pirul del patio de visita general, todos los espectadores vestían de beige y el Cristo, lejos de resucitar, permanecerá en prisión durante 13 meses más.

"El delito algún día lo voy a pagar, pero los pecados siempre cargamos con ellos. El año antepasado fui Judas, luego me tocó ser un sumo sacerdote y ahora representé a Jesús", dijo José Roberto García, acusado de delitos contra la salud.

Asesorados por la Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis de México, los reclusos comenzaron a ensayar desde hace varios meses. Las celebraciones religiosas también contemplaron la misa de resurrección y la Procesión del Silencio.

Barrabás corrió hacia una libertad efímera, los soldados romanos asumieron el papel de custodios y Herodes se convirtió en juez.

Al final del vía crucis, Dimas susurró: "Gestas, no blasfemes que si ahora estamos en la cruz es porque debemos de pagar justamente los pecados que hemos cometido".

Agustín Salgado