Las mujeres viven más
Días antes de Semana Santa, apareció un artículo en el British Medical Journal (BMJ) en el que se afirma que 2006 puede convertirse en un año muy especial, pues por primera vez en la historia de la humanidad, en todo el mundo, las mujeres viven más que los hombres. No es algo trivial, pues durante siglos ellas morían antes que los varones.
Al iniciarse este siglo, en 2001, todavía existían algunos países, como Nepal, Botswana, Zimbawe, Lesotho, Bangladesh y Swazilandia, en los que la esperanza de vida al nacer favorecía a los hombres. Un año después esto se había revertido en las seis naciones, aunque emergieron otras dos: Qatar y Maldivas, con ligera ventaja para los varones. En 2004 se mantuvo esta imagen. Pero la tendencia ya era muy clara. Esto llevó a Anna Barford y sus colegas a anticipar en el editorial del BMJ, que en 2006 por fin se lograría el cambio a escala mundial.
La humanidad ha ido aumentando su promedio de vida. Aunque los datos históricos son imprecisos, de acuerdo con algunos expertos en el paleolítico era de alrededor de 20 años. Durante el imperio romano se estima en cerca de 30 años. Pegando un brinco, como suele suceder en los casos de los que poco se sabe, entre los siglos XVI al XIX, osciló alrededor de 40 años. Quiere decir que las bases para el desarrollo de nuestra especie y nuestra civilización fueron construidas por adolescentes y adultos jóvenes, aspecto que casi nunca se toma en cuenta. ¿Cuántos años tenía Hipócrates? ¿Cuáles eran las edades de Sócrates y Diótima? ¿Cuántos tenía Platón? Y luego, ¿cuál era la edad de Galileo?
Los datos oficiales sobre la esperanza de vida al nacer, es decir, el número de años que una persona espera vivir a partir de su nacimiento (estimación que se basa en la tasa de mortalidad en un año dado) los da a conocer la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las cifras correspondientes a 2005 se hicieron públicas durante la Semana Mayor. Desafortunadamente la predicción de Barford y sus colaboradores no fue acertada. Si bien algunas naciones, aunque con márgenes reducidos, alcanzan mayor esperanza de vida femenina, como Bangladesh (62 años los hombres y 63 las mujeres), y en otras, como Botswana, las cifras se equilibran (40 y 40), en Zimbawe ellas siguen muriendo antes (37 y 34). Además brotan otros países donde la meta ya se había logrado en años anteriores, como en Nigeria (42 y 41) y Somalia (43 y 37).
Olvidándonos por un momento de las diferencias entre sexos, lo anterior nos da una imagen dramática de regiones del planeta donde los seres humanos tienen promedios de vida semejantes al medievo. Las diferencias son abismales: mientras en Australia, por ejemplo, los hombres tienen una esperanza de vida de 78, las mujeres alcanzan 83; en Sierra Leona es de 37 para hombres y en Liberia o Zambia la expectativa femenina es de 35 años. No puede ser.
Si todavía nos queda el ánimo para echar una mirada a la imagen mundial, es incuestionable que en general la esperanza de vida de hombres y mujeres ha aumentado en la mayor parte de las naciones, lo que constituye un indicador del grado de desarrollo y de la eficiencia de los sistemas de salud. Pero también es claro que en la inmensa mayoría de los países las mujeres viven más que los hombres. En México la esperanza de vida es mayor en las mujeres, 77.9 años (casi 80), mientras en los varones es de 73, según datos del INEGI y Conapo para 2005.
Las diferencias entre hombres y mujeres en este indicador plantean algunas preguntas finales: ¿qué ha disparado el cambio? ¿Por qué ellas viven más? ¿Se trata de una diferencia sustentada biológicamente? ¿Se debe a las condiciones sociales de vida?